Correr (Original)
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Correr (Original)
Bueno... este es un original de una serie que tengo, diría que es casi como un fandom que me creé.
Aquí va:
Espero sus opiniones.
Aquí va:
- Spoiler:
- A Andrea le gustaban mucho los deportes. No eran algo que practicara con sus amigas, que los odiaban, prefería ir por su cuenta. Bueno, eso hasta que entró en el equipo de natación de un club. ¿Por qué eligió natación? Un misterio, incluso para ella. Simplemente un día decidió inscribirse por probar suerte y, de entrada, la aceptaron como parte del equipo.
Al principió, estaba medio alucinada de que la hubieran aceptado a la primera. Vamos, ella no tenía pinta de deportista ni por asomo: Bajita, robusta, andar pausado y sus ojos grises parecían reflejar que siempre estaba en su propio mundo. Y además de eso, tan poco desarrollada que aparentaba trece años, a pesar de tener diecisiete.
Los primeros días se le hizo dificilísimo seguirle el ritmo a sus compañeros, que ya llevaban un buen tiempo en esto de la natación. Nadaban muchísimo, más o menos 2000 m. diarios y ella terminaba con la lengua afuera y todos los músculos —incluso algunos de los que ni recordaba el nombre— adoloridos hasta el extremo. Pero poco a poco se fue acostumbrando a nadar, al aire frío que corría y a sus compañeros, que estaban medio locos.
Nadando era feliz. Con sus compañeros lo era aún más, porque le caían bien casi todos y se llevaba muy bien con ellos. Con algunos, como Adrián, Camila y Mina, incluso ya había trabado una fuerte amistad. Pero como todo en esta vida, su felicidad acabo.
“Un lunes como los demás, todos estaban quejándose del frío y preguntando que cuando colocarían el domo. El domo era una especie de plástico gigante y sostenido por un armazón de metal, que cubría por completo la piscina y actuaba a modo de invernadero, conservando el calor. Era esencial para evitar que los chicos se resfriaran.
Volviendo al relato.
Estaban en esas quejas, cuando llegó el entrenador sonriendo como un sádico y les invitó amablemente a sentarse. Todos los presentes, expectantes, obedecieron y se sentaron en el suelo.
—Chicos, en vista del frío de mier… coles que está haciendo, hemos decidido que esta semana será dedicada al acondicionamiento físico —explicó Beto, el entrenador. Al instante, Andrea imaginó planchas y abdominales, nada que no pudiera hacer. Sonrió. —Y por eso, hoy empezaremos corriendo media hora.
La sonrisa de nuestra rubia protagonista se borró de golpe. ¿Correr? ¿Ella? ¡¿MEDIA HORA?! Maldijo para sus adentros. Odiaba con toda su alma correr, era algo que podía más que ella. Además, no estaba acostumbrada a correr, ya muchos médicos habían dictaminado que su capacidad respiratoria no daba para eso.
A su lado, Adrián sonreía de oreja a oreja. Él era un chico de dieciséis años, aunque parecía bastante mayor que Andrea y disfrutaba con placer casi masoquista de correr durante horas.
—Beto, yo no puedo correr —se trató de excusar la chica de ojos grises en vano, —porque acabo de recordar que tengo una lesión en…—¿Qué huesos habían en las piernas?— en la tibia.
—Sí, mira tú, ¿no? —saltó Luigi, otro de los chicos, que se llevaba a matar con la joven. —Pero bien que corrías hace un rato mientras jugabas fútbol con Adrián y Rodrigo.
Andrea murmuró entre dientes algún insulto que Beto no pudiera oír y miró a su compañero con odio.
—Conque lesión, ¿no? —repitió Beto, mirándola con ojos suspicaces. —Señores, agradézcanle a Andrea, porque gracias a ella correremos quince minutos extra.”
De ese episodio habían pasado ya dos semanas y Andrea apenas sí había logrado sobrevivir a esa sádica tortura a la que los sometía el entrenador. ¿Qué hacía él mientras sus pobres alumnos corrían? Tomar café mientras escuchaba música en su I-pod, sentado cómodamente en una silla, ¡qué pregunta! Por suerte, hacía una semana que habían colocado el domo y ahora se dedicaban a nadar.
Bueno, suerte es un decir, porque hoy la rubia, torpe entre las torpes, tuvo un “pequeño” percance y llegó tarde al entrenamiento. Justo cuando sus compañeros estaban a punto de entrar al agua.
— ¡Andrea! —rugió Beto al verla llegar despeinada, jadeante y con la cara encendida por la carrera que había hecho. — ¿Por qué llegaste tarde?
—Es una historia larga… —dijo ella vagamente. —Te la explico después del entrenamiento, ahorita tengo que entrar a la piscina.
—Oh, no. Sabes el castigo de los que llegan tarde, ¿verdad? —Se oyeron leves puyas y risitas por parte de sus compañeros. La joven era nueva, no conocía los castigos de Beto. Pero se iba a enterar…
—Ea, Beto, ella es nueva, ¿recuerdas? —intervino Adrián, viendo si le podía salvar el pellejo a su amiga por esa vez.
— ¡Claro que lo recuerdo! —exclamó él sonriendo. —Este será su primer castigo. Tsk, nunca había tenido que castigar a alguien que lleva menos de dos meses nadando aquí. Ya batió el record de Rodrigo.
Más risitas. El aludido, que era uno de los miembros más antiguos del equipo, se sonrojó un poco y miró con mala cara al entrenador.
—OK, ¿qué tengo que hacer? —Andrea se mentalizaba en que no podía ser tan malo. ¡Ni que la fuera a obligar a darle cien vueltas a la piscina!
—Darle cien vueltas a la piscina. —¡Mierda!, pensó ella. ¿Correr cien vueltas? ¿Beto quería matarla? —Empieza ya, o no terminarás nunca.
—Beto… normalmente sólo nos haces darle cincuenta vueltas cuando nos castigas —alegó Camila. Él se encogió de hombros.
—Ella necesita adquirir físico, cien vueltas no le harán daño.
En ese instante muchos de sus compañeros empezaron con las apuestas. “A que no lo logra”, decían unos. “Que no llega ni a las cincuenta”, se reían otros. “Que sí la hace”, contradecía Adrián. Y quedaron pactadas las apuestas. Claro que, como era de esperarse, el amigo de la rubia llevaba todas las de perder.
Y empezó. Con el MP4 en los oídos, tratando de recordar cómo se respiraba y evitando distraerse mirando a sus compañeros, terminó la primera vuelta.
“Faltan noventa y nueve…”
El trabajo de ese día para los demás era la brazada de mariposa. Mientras ellos hacían el tercer cincuenta, Andrea terminaba la décima vuelta. Increíblemente aún no le dolían las piernas, pero sabía que quedaban casi demasiadas vueltas. No se detuvo, utilizó toda la fuerza de voluntad que tenía para dar un paso más y seguir adelante.
“Faltan setenta y cinco…”
La chica de los ojos grises profería insultos y maldiciones en su cerebro a medida que seguía corriendo. Para la vuelta treinta ya le dolían ambas piernas y el costado derecho. Faltaban setenta putas vueltas, pero no se podía detener ahí, cojones, tenía que seguir.
Dentro de la piscina, algunos la miraban correr. Sabían que ya iba por la vuelta treinta y tantas, pero bastaba con ver el color rojo encendido de su cara para predecir que caería antes de dar diez vueltas más.
Y Andrea seguía.
“Faltan cincuenta y siete…”
Se moría. En cualquier momento estaba segura de que daría un paso en falso, caería al suelo y moriría. Podía apostarle a quien sea aquello. Y, sin embargo, seguía corriendo. Seguía colocando un pie delante del otro, avanzando metro a metro, pasando vuelta tras vuelta.
Llegó a las cincuenta vueltas y los que apostaron a que no llegaría lanzaron quejidos y maldiciones. Los demás sonrieron. Adrián se mordía el labio inferior con nerviosismo y sus ojos verdes seguían el trayecto de su amiga.
“Y faltan cuarenta y nueve…”
Quizá fue porque se dio cuenta de que ya había pasado la mitad, o tal vez fue que le cogió el ritmo. Quién sabe. El punto es que, cuando llegó a la vuelta cincuenta y uno, Andrea notó que aún no tenía la respiración entrecortada, que no le dolía nada. Que podía seguir, que tenía que demostrarse que sí podía. ¡Carajo!, si ya había llegado a la mitad y seguía respirando, pues ya qué chucha, había que seguir.
Una sonrisa surcó su rostro al pasar al lado del entrenador y decirle que sólo le faltaban cuarenta y ocho vueltas.
“Faltan veintisiete…”
A estas alturas la garganta de Andrea estaba más seca que un desierto, su vista estaba levemente nublada por el cansancio y la falta de líquido, pero disfrutaba como nunca. Ya no deseaba parar, quería terminar lo más pronto posible y demostrarse que era tan capaz como sus compañeros. Sonrió orgullosa.
—Mierda, sigue corriendo —se hizo oír la voz asombrada de alguno de sus compañeros. Era casi irreal que esa chica gordita hubiera llegado hasta la vuelta setenta y pico sin necesidad de un balón de oxígeno.
Con esa misma sonrisa de orgullo, la chica llegó a terminar una vuelta más.
“Faltan diecisiete…”
Si ella seguía corriendo, era de puro terca. O masoquista. Prácticamente eran lo mismo en su caso. Esa misma cabezonería que tantas veces le había acarreado problemas, ahora la estaba obligando a dar lo mejor de sí.
La música en sus oídos le ayudaba a mantener un ritmo. Tarareaba en su mente las letras que iban pasando, para amenizar el tiempo y continuar con el castigo.
“Quedan diez vueltas…”
En la piscina, Beto les había concedido cinco minutos de descanso a los chicos, que ahora estaban mirando a Andrea.
—Le quedan nueve vueltas, pero ya apenas puede respirar. Caerá en tres vueltas más —pronosticó Renzo. Bruno, su hermano mayor, asintió como dándole la razón.
—Yo digo que sí la hace —contradijo Camila muy entusiasmada. Algunos rodaron los ojos ante semejante y utópico optimismo. Otros asintieron con la cabeza.
—Nada de eso, la gorda no podrá —espetó Luigi. —Nomás miren el color de su cara. Está más roja que un tomate. Y de seguro sudada…
— ¿Y qué? Ella puede correr muchísimo y sudar, pero nunca olerá tan mal como tú—lo interrumpió bruscamente Adrián, perdiendo su habitual paciencia. La muchacha pasó al costado de ellos. — ¡Vamos Andrea, sólo te quedan ocho vueltas!
La rubia le sonrió y siguió corriendo.
“Cuatro vueltas…”
Las piernas de la chica comenzaron a fallar ligeramente. Dio un paso en falso al resbalar con un charco y por poco se cae. Adrián, Camila y un par más le hacían barra mientras corría. Beto simplemente había dejado correr el entrenamiento y esperaba a que ella terminara para que sus nadadores pudieran volver a concentrarse.
“Tres vueltas…”
Su cara estaba adquiriendo cada vez más una tonalidad que se asemejaba más al morado que al rojo. Si no necesitaba un inhalador de oxígeno, que viniera Dios y se la llevara ahí mismo. Pero aún corría.
“Dos vueltas…”
No necesitaba oxígeno para terminar, lo que necesitaba era un puto milagro. Hacía por lo menos quince vueltas que sus energías se habían agotado y lo único que la mantenía conciente era su terquedad. Y aún podía continuar.
“Una vuelta…”
Ya no eran sólo cuatro los que le echaban porras, ahora era casi todo el equipo. Los únicos que no hacían bulla eran los que habían apostado a que no terminaba (véase: Bruno, Renzo, Luigi y un par más).
Quedaban solamente unos metros para que completara la vuelta número cien. Y entonces, como si el destino lo hubiera planeado como una broma, Andrea resbaló. ¿Se fue al piso? No. Se deslizó contra su voluntad durante unos cinco metros y luego cayó de narices al suelo. Exactamente en el lugar de la meta.
Adrián sonrió satisfecho. Encima que su amiga había sobrevivido, él había ganado un montón de dinero con las apuestas. ¡Ah, qué bella es la vida!
— ¡Terminé! —exclamó la chica con las pocas fuerzas que le quedaban. Apenas sí logró levantarse del suelo y caminar con torpeza hasta donde estaba sentado Beto.
—Bien, sabía que lo harías —le dijo el hombre, antes de que ella siquiera abriera la boca. Miró el reloj y suspiró. Ya había acabado el tiempo. — ¡Pueden irse, ya terminó el entrenamiento por hoy!
Mientras salían, Adrián se dedicaba a cobrarles a sus amigos el dinero de las apuestas. Andrea le echó una mirada al chico, meneó la cabeza y se dirigió donde estaba.
—Vaya, al menos ganaste algo con mi sufrimiento —comentó ella, clavando sus ojos en las orbes verdes del muchacho. Él tuvo la decencia de sonrojarse un poco.
—Vamos, sólo estoy recolectando fondos.
— ¿Para qué?
—Para invitarte un helado —contestó sonriente, a pesar de que se pasaba nervioso una mano por los cabellos castaños. Andrea también le sonrió. —Iré a cambiarme o moriré de hipotermia. ¿Nos vemos en quince minutos aquí mismo?
—Sí, claro. —Bueno, al final correr tenía sus cosas favorables, ¿no? Tendría helado gratis.
Espero sus opiniones.
Última edición por *Runy* el Vie 08 Mayo 2009, 17:50, editado 1 vez
Re: Correr (Original)
Bueno, lo he leído y la verdad es que está muy bien. La narración es fluida, y no cometes faltas de ortografía. Una cosita:
¿No quedaría mejor incluso algunos de los que ni conocía el nombre?
Un saludo.
incluso algunos de los que ni recordaba el nombre
¿No quedaría mejor incluso algunos de los que ni conocía el nombre?
Un saludo.
Skandar- Vengador del Fandom
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Re: Correr (Original)
Algos detalles te dire
Leer:
Wikipedia.
Es principio. Sin tilde.Al principió, estaba medio alucinada de que la hubieran aceptado a la primera
Acabó.Pero como todo en esta vida, su felicidad acabo.
Con que, así... Separado.—Conque lesión, ¿no?
Debes tener cuidado con el espacio o no espacio entre la raya de diálogo y la palabra siguiente.— ¡Andrea! —rugió Beto al verla llegar despeinada
Leer:
Wikipedia.
Kirry- Inquisidor del Fandom
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Fecha de inscripción : 24/04/2008
Re: Correr (Original)
Antes que nada, el comentario fue escrito antes de leer el anterior, así que habrá repeticiones.
--
He encontrado algunos errores técnicos. No son demasiados.
Palabra aguda terminada en vocal siempre lleva tilde.
El uso del "habían" cuando el verbo no está haciendo de auxiliar es incorrecto. Del mismo modo que en presente (hay) no existe la opción de ponerlo en plural, tampoco en ningún otro tiempo debe utilizarse de esta manera. Error común, pero error a fin de cuentas.
Para más información, la DRAE:
—Es una historia larga… —dijo ella vagamente—. Te la explico después del entrenamiento, ahorita tengo que entrar a la piscina.
Ya dejando de lado correcciones puntuales... Sin duda la ortografía es casi impecable, la redacción correcta y el estilo de narración tiene un toque ameno, cosa siempre de agradecer, y más cuando la trama como tal resulta poco menos que soporífera. Tienes conocimientos sobre cómo se escribe correctamente y es muy loable, pero chica, busca una idea interesante que desarrollar. O parte de una idea simple y enriquécela con detalles, pinceladas que rompan la rutina. El relato es plano, sumamente repetitivo (faltaban ochenta vueltas y siguió corriendo, faltaban cincuenta vueltas y seguía corriendo, ya sólo faltaban veinte vueltas, sonrió y siguió corriendo... Piedad al lector, ¿no?).
En fin. Como fragmento de una especie de biografía de diario juvenil, pasa. Pero poco más.
EDIT. Un detalle.
--
He encontrado algunos errores técnicos. No son demasiados.
Excepto en contadas ocasiones, tras dos puntos se prosigue con minúscula. Este es el caso, puesto que la frase continúa y sigue siendo la misma.Vamos, ella no tenía pinta de deportista ni por asomo: Bajita, robusta, andar pausado
Pero como todo en esta vida, su felicidad acabo.
Palabra aguda terminada en vocal siempre lleva tilde.
—Beto, yo no puedo correr —se trató de excusar la chica de ojos grises en vano, —porque acabo de recordar que tengo una lesión en…—¿Qué huesos habían en las piernas?— en la tibia.
El uso del "habían" cuando el verbo no está haciendo de auxiliar es incorrecto. Del mismo modo que en presente (hay) no existe la opción de ponerlo en plural, tampoco en ningún otro tiempo debe utilizarse de esta manera. Error común, pero error a fin de cuentas.
Para más información, la DRAE:
- Spoiler:
- 4. Verbo impersonal. Además de su empleo como auxiliar, el otro uso fundamental de haber es denotar la presencia o existencia de lo designado por el sustantivo que lo acompaña y que va normalmente pospuesto al verbo: Hay alguien esperándote; Había un taxi en la puerta; Mañana no habrá función; Hubo un serio problema. Como se ve en el primer ejemplo, en este uso, la tercera persona del singular del presente de indicativo adopta la forma especial hay. Esta construcción es heredera de la existente en latín tardío «habere (siempre en tercera persona del singular) + nombre singular o plural en acusativo». Así pues, etimológicamente, esta construcción carece de sujeto; es, por tanto, impersonal y, en consecuencia, el sustantivo pospuesto desempeña la función de complemento directo. Prueba de su condición de complemento directo es que puede ser sustituido por los pronombres de acusativo lo(s), la(s): Hubo un problema > Lo hubo; No habrá función > No la habrá. Puesto que el sustantivo que aparece en estas construcciones es el complemento directo, el hecho de que dicho sustantivo sea plural no supone que el verbo haya de ir también en plural, ya que la concordancia con el verbo la determina el sujeto, no el complemento directo. Por consiguiente, en estos casos, lo más apropiado es que el verbo permanezca en singular, y así sucede en el uso culto mayoritario, especialmente en la lengua escrita, tanto en España como en América: «Había muchos libros en aquella casa» (Ocampo Cornelia [Arg. 1988]); «Había unos muchachos correteando» (VLlosa Tía [Perú 1977]); «Hubo varios heridos graves» (Valladares Esperanza [Cuba 1985]); «Habrá muchos muertos» (Chao Altos [Méx. 1991]). La misma inmovilidad en singular del verbo conjugado debe producirse en el caso de que haber forme parte de una perífrasis con poder, soler, deber, ir a, etc.: «En torno de una estrella como el Sol puede haber varios planetas» (Claro Sombra [Chile 1995]); «En esta causa va a haber muchos puntos oscuros» (MtzMediero Bragas [Esp. 1982]). No obstante, la excepcionalidad que supone la existencia de un verbo impersonal transitivo, sumado al influjo de otros verbos que comparten con haber su significado «existencial», como estar, existir, ocurrir, todos ellos verbos personales con sujeto, explica que muchos hablantes interpreten erróneamente el sustantivo que aparece pospuesto al verbo haber como su sujeto y, consecuentemente, pongan el verbo en tercera persona del plural cuando dicho sustantivo es plural: Marca de incorrección.«Hubieron muchos factores que se opusieron a la realización del proyecto» (Expreso [Perú] 22.4.90); Marca de incorrección.«Entre ellos habían dos niñas embarazadas» (Caretas [Perú] 1.8.96); incluso se ha llegado al extremo de generar una forma de plural Marca de incorrección.hayn para el presente de indicativo, con el fin de establecer la oposición singular/plural también en este tiempo: Marca de incorrección.«En el centro también hayn cafés» (Medina Cosas [Méx. 1990]). Paralelamente, se comete también el error de pluralizar el verbo conjugado cuando haber forma parte de una perífrasis: Marca de incorrección.«Dice el ministro que van a haber reuniones con diferentes cancilleres» (Universal [Ven.] 6.11.96). Aunque es uso muy extendido en el habla informal de muchos países de América y se da también en España, especialmente entre hablantes catalanes, se debe seguir utilizando este verbo como impersonal en la lengua culta formal, de acuerdo con el uso mayoritario entre los escritores de prestigio.
En general abusas del "mientras". Aquí es más notorio porque se repite muy seguido. Existen sinónimos como "al tiempo que", además de que puede modificarse la estructura de la oración para prescindir de la redundancia.¿Qué hacía él mientras sus pobres alumnos corrían? Tomar café mientras escuchaba música en su I-pod, sentado cómodamente en una silla, ¡qué pregunta!
Aquí habría que diferenciar los momentos. El percance es anterior a que llegara tarde, amén de ser causante de lo dicho, por lo que yo usaría "había tenido / llegó tarde".Bueno, suerte es un decir, porque hoy la rubia, torpe entre las torpes, tuvo un “pequeño” percance y llegó tarde al entrenamiento. Justo cuando sus compañeros estaban a punto de entrar al agua.
Aunque la narración esté en pretérito, los diálogos no necesariamente deben estarlo también. Entiendiendo que el entrenador se lo pregunta nada más verla y no pasado un tiempo, lo correcto sería decir "¿por qué llegas tarde?".— ¡Andrea! —rugió Beto al verla llegar despeinada, jadeante y con la cara encendida por la carrera que había hecho. — ¿Por qué llegaste tarde?
No tengo muy claro si tu forma de puntuar los diálogos es válida, pero te dejo una que me consta que sí. Es aplicable a todo el texto, tomo la cita como mero ejemplo.—Es una historia larga… —dijo ella vagamente. —Te la explico después del entrenamiento, ahorita tengo que entrar a la piscina.
—Es una historia larga… —dijo ella vagamente—. Te la explico después del entrenamiento, ahorita tengo que entrar a la piscina.
Ya dejando de lado correcciones puntuales... Sin duda la ortografía es casi impecable, la redacción correcta y el estilo de narración tiene un toque ameno, cosa siempre de agradecer, y más cuando la trama como tal resulta poco menos que soporífera. Tienes conocimientos sobre cómo se escribe correctamente y es muy loable, pero chica, busca una idea interesante que desarrollar. O parte de una idea simple y enriquécela con detalles, pinceladas que rompan la rutina. El relato es plano, sumamente repetitivo (faltaban ochenta vueltas y siguió corriendo, faltaban cincuenta vueltas y seguía corriendo, ya sólo faltaban veinte vueltas, sonrió y siguió corriendo... Piedad al lector, ¿no?).
En fin. Como fragmento de una especie de biografía de diario juvenil, pasa. Pero poco más.
EDIT. Un detalle.
De hecho, la forma en que lo utiliza Runa, en una sola palabra, es correcta.Kirry escribió:Con que, así... Separado.
- Spoiler:
- conque. 1. Conjunción ilativa que se utiliza para enunciar una consecuencia natural de lo que acaba de decirse: «Este árabe es peligrosísimo, conque mucho cuidado» (Lezama Oppiano [Cuba 1977]). Puede emplearse también encabezando una frase exclamativa o interrogativa, para expresar sorpresa o censura ante el interlocutor: «Conque eres bordadora y remendadora, pues mira, estoy por decirte que vengas un día a casa, tenemos trabajo para ti» (Vázquez Narboni [Esp. 1976]); «Ah, ¿conque llamáis Cigüeña a Gerardo, eh?» (Delibes Madera [Esp. 1987]).
Darkovsky- Exorcista del Fandom
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Re: Correr (Original)
De hecho, la forma en que lo utiliza Runa, en una sola palabra, es correcta.Kirry escribió:Con que, así... Separado.
- Spoiler:
conque. 1. Conjunción ilativa que se utiliza para enunciar una consecuencia natural de lo que acaba de decirse: «Este árabe es peligrosísimo, conque mucho cuidado» (Lezama Oppiano [Cuba 1977]). Puede emplearse también encabezando una frase exclamativa o interrogativa, para expresar sorpresa o censura ante el interlocutor: «Conque eres bordadora y remendadora, pues mira, estoy por decirte que vengas un día a casa, tenemos trabajo para ti» (Vázquez Narboni [Esp. 1976]); «Ah, ¿conque llamáis Cigüeña a Gerardo, eh?» (Delibes Madera [Esp. 1987]).
Gracias por el detalle, es que mi profesora a pulso me hizo saber que "conque" no era correcto (eso fue en primaria, así que me traje la idea hasta ahora ).
Error de mi parte no revisar por otro lado, aunque el word se las arregló para separarme el "conque" xD.
Algo nuevo que aprendo en el día .
Kirry- Inquisidor del Fandom
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Re: Correr (Original)
Antes que nada, a agradecerles a los tres por tomarse el tiempo de analizarlo. Sé que mis correccines son en su mayoría técnicas, más que nada porque soy muy distraída y las cosas se me pasan así revise cincuenta veces.
...
Ya, en serio. Pues mi principal defecto —que espero corregir con mucha práctica— es que mis relatos suelen ser planos. No eres el primero que me lo dice, y aunque trato, no logro profundizar como desearía. No sé si sea algo que se aprende con la experiencia o no, por lo que agradecería muchísimo que me ayudaras. ¿Crees que podrías encontrar un tiempito para echarme una mano?
De nueva cuenta, gracias a los tres. Ya mismo corrijo los detalles técnicos. Y Darko, si puedes ayudarme, avísame por PM.
Darko, me has roto el corazón.El relato es plano, sumamente repetitivo (faltaban ochenta vueltas y siguió corriendo, faltaban cincuenta vueltas y seguía corriendo, ya sólo faltaban veinte vueltas, sonrió y siguió corriendo... Piedad al lector, ¿no?).
...
Ya, en serio. Pues mi principal defecto —que espero corregir con mucha práctica— es que mis relatos suelen ser planos. No eres el primero que me lo dice, y aunque trato, no logro profundizar como desearía. No sé si sea algo que se aprende con la experiencia o no, por lo que agradecería muchísimo que me ayudaras. ¿Crees que podrías encontrar un tiempito para echarme una mano?
De nueva cuenta, gracias a los tres. Ya mismo corrijo los detalles técnicos. Y Darko, si puedes ayudarme, avísame por PM.
Re: Correr (Original)
Discrepo con Skandar y, me encuentro todavía falto de palabras para con lo expresado por Darkovsky, quién en breve ha dicho cuánto yo ya he apreciado.
Como alguna vez te hube prometido, haría una crítica feroz a tu estilo y bien, ya ahora que deberes no me quedan, me abrazo a esa promesa lejana. Y retomando lo dicho por Darko, sobre la trivialidad de tus escritos, procedo.
Siempre he sido de la clase de aprendices quasi-humanista que confía en que —al menos para el género humano—, no existe mayor limitación que la mera necedad de persistir en sus fatalidades. No así, en mi experiencia he sido capaz de observar patrones únicos que abundan en las personas cuyo índice maldito, les dice cual ha de ser su camino en las letras.
Siéndote todavía más honesto, considero que para ser la clase de jovencita que ya procura la escritura, me sorprende la cantidad de dimensiones primeras en tus palabras; la pobreza de las mismas. Es común que, claro, los escritores principiantes de tu rango de edad batallen o para hacer redacciones exquisitas o para encender con sus voces, pero insisto en que tu caso es todavía más especial.
Los escritores jóvenes generalmente plantean el mundo como creen que es, como sueñan que es, o como lo sienten que es através de lo que miran por sus ojos prismáticos. De allí que, en frecuencia, sus escritos —de muchos, empero no de todos— estén llenos de hipérboles emocionales, lenguajes poco trabajados y simples, e inclusive pretenciones de madurez y rasgos de fantasía realística, demostrados en un grado de la verdad muy personal.
Emocionalmente tus escritos, sólo poseen un carácter invariable que agobia por su paradoja y que los convierte en trazos duros; el grado de verdad personal. Si bien tus escritos no están ceñidos a las hipérboles emocionales y lenguaje simplísimo, poseen mucha hipérbole situacional y madurez pretendida, mediante un egocentrismo poco tolerable. No hay momento en que tus personajes —femeninos, la mayoría— no se conviertan en víctimas de las circunstancias y que, sin importar sus ideales, sean tan necios como para seguir la corriente y demostrar en incontables ocasiones que son los mejores en cualquier ramo, inclusive, el pateticismo.
A mí tus personajes, entonces, no me conmueven las fibrillas carmesíes en el pecho. No me siento siquiera capaz de apreciar dónde está, con pesar de la extensión, el crecimiento personal que aparentemente quieres demostrar obtienen tras ir con la marea y sobrepasarla.
En cuanto a escritura como estética física, todavía te observo inmadura y poco preparada. Por ello es que me formo un juicio no muy prometedor sobre tu redacción que, a mi parecer, todavía requiere nutrirse de conocimientos y práctica. No has devorado aún lo básico que debe comprender un escritor que añora serlo, y mientras tu redacción es fácilmente devastada.
Mi humilde sugerencia es la práctica constante de la lectura y la redacción, antes que tomar fervorosos la pluma. Leer será tu licencia, a primeras instancias, de redactar generosamente.
Como alguna vez te hube prometido, haría una crítica feroz a tu estilo y bien, ya ahora que deberes no me quedan, me abrazo a esa promesa lejana. Y retomando lo dicho por Darko, sobre la trivialidad de tus escritos, procedo.
Siempre he sido de la clase de aprendices quasi-humanista que confía en que —al menos para el género humano—, no existe mayor limitación que la mera necedad de persistir en sus fatalidades. No así, en mi experiencia he sido capaz de observar patrones únicos que abundan en las personas cuyo índice maldito, les dice cual ha de ser su camino en las letras.
Siéndote todavía más honesto, considero que para ser la clase de jovencita que ya procura la escritura, me sorprende la cantidad de dimensiones primeras en tus palabras; la pobreza de las mismas. Es común que, claro, los escritores principiantes de tu rango de edad batallen o para hacer redacciones exquisitas o para encender con sus voces, pero insisto en que tu caso es todavía más especial.
Los escritores jóvenes generalmente plantean el mundo como creen que es, como sueñan que es, o como lo sienten que es através de lo que miran por sus ojos prismáticos. De allí que, en frecuencia, sus escritos —de muchos, empero no de todos— estén llenos de hipérboles emocionales, lenguajes poco trabajados y simples, e inclusive pretenciones de madurez y rasgos de fantasía realística, demostrados en un grado de la verdad muy personal.
Emocionalmente tus escritos, sólo poseen un carácter invariable que agobia por su paradoja y que los convierte en trazos duros; el grado de verdad personal. Si bien tus escritos no están ceñidos a las hipérboles emocionales y lenguaje simplísimo, poseen mucha hipérbole situacional y madurez pretendida, mediante un egocentrismo poco tolerable. No hay momento en que tus personajes —femeninos, la mayoría— no se conviertan en víctimas de las circunstancias y que, sin importar sus ideales, sean tan necios como para seguir la corriente y demostrar en incontables ocasiones que son los mejores en cualquier ramo, inclusive, el pateticismo.
A mí tus personajes, entonces, no me conmueven las fibrillas carmesíes en el pecho. No me siento siquiera capaz de apreciar dónde está, con pesar de la extensión, el crecimiento personal que aparentemente quieres demostrar obtienen tras ir con la marea y sobrepasarla.
En cuanto a escritura como estética física, todavía te observo inmadura y poco preparada. Por ello es que me formo un juicio no muy prometedor sobre tu redacción que, a mi parecer, todavía requiere nutrirse de conocimientos y práctica. No has devorado aún lo básico que debe comprender un escritor que añora serlo, y mientras tu redacción es fácilmente devastada.
Mi humilde sugerencia es la práctica constante de la lectura y la redacción, antes que tomar fervorosos la pluma. Leer será tu licencia, a primeras instancias, de redactar generosamente.
Re: Correr (Original)
Pierrot, esa crítica me la debías de hace siglos. Ya era hora, hombre.
Entendido a la perfección. Aún me queda mucho por practicar...Mi humilde sugerencia es la práctica constante de la lectura y la redacción, antes que tomar fervorosos la pluma. Leer será tu licencia, a primeras instancias, de redactar generosamente.
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