Color Celeste Cielo [Naruto]

Tomó la valija que se encontraba a sus pies con decisión y abordó el avión dejándolo todo atrás.
Comenzaría una nueva vida, lejos de todo el calvario de esa ciudad que lo agobiaba.
Su destino, Alemania. Su objetivo, ser el mejor maestro de arte.
El avión había despegado, su boca se curvó en una semi-sonrisa y sus ojos color miel adquirieron un suave brillo haciendo resaltar el hermoso color miel de ellos.
Más sin remordimiento alguno, se acomodó en el asiento y se dispuso a esperar que la azafata diera la noticia de la llegada.

Alrededor de 12 horas habían pasado ya, cuando la azafata dio la noticia y con un leve salto se levantó del asiento para agarra su valija y salir de allí.
Al bajar terminó de recoger sus pertenencias, para luego, ir a buscar un taxi.
Gracias a Dios que sabía hablar alemán con fluidez, le dio las indicaciones al taxista y en menos de veinte minutos ya estaba en su departamento.
No era lujoso, pero tampoco eran unas chozas. El edificio se defendía, contaba con cinco departamentos, todos compartidos por dos personas, menos el último; era de un solo inquilino.
En la puerta se encontraba lo que seguramente era su compañero.
Era un muchacho de no más de dieciocho años, pelo corto, negro y llevaba unas ropas de entre casa, se veía cómodo.
Se acercó al muchacho y lo saludó con la mano.
— ¡Oh!, vos debes ser Sasori ¿No?, mi nombre es Tobi, mucho gusto —Le tomó con efusividad la mano y se la estrechó, Sasori algo sorprendido correspondió el gesto agregando una sonrisa torcida.
— El gusto es mío Tobi — Le dijo cordialmente.
— Vení que te muestro donde es nuestro departamento, de paso, podés conocer a los demás, pero bueno Hidan es un tanto .... —
Tobi había comenzado a hablar valla a saber uno de quien cuando un muchacho de cabellos dorados, atravesó el pasillo por donde estaban transitando, captando la atención de Sasori por completo. Aquél ser adónico, según Sasori, llevaba puestos unos vaqueros color gris desgastados, una remera negra ceñida a su torso trabajado y una campera de cuero al hombro.
Pero lo que llamó la atención del maestro, fueron sus ojos. Aquellos ojos celeste cielo carentes de brillo. Había desolación, angustia y necesidad allí; Sasori pudo verlo tan claro como el agua.
Dejó de cavilar en el estado de ánimo de aquél rubio cuando chocó con la espalda de Tobi de repente.
— Perdón. Estaba distraído— Se apresuró a decir Sasori, tratando de ocultar su sonrojo, sin éxito. Tobi miró detrás de Sasori y sonrió con picardía.
— Si lo quieres, perdés tu tiempo. Él tiene “dueño”— Lo último lo resaltó juguetonamente mientras seguían su camino, pero plantado en Sasori una de las inquietudes mas alarmantes que jamás tubo.
¿Realmente quería a un muchacho?

...sus ojos color miel adquirieron un suave brillo haciendo resaltar el hermoso color miel de ellos.

...contaba con cinco departamentos, todos compartidos por dos personas, menos el último; era de un solo inquilino.

— ¡Oh!, vos debes ser Sasori ¿No?, mi nombre es Tobi, mucho gusto —Le tomó con efusividad la mano y se la estrechó, Sasori algo sorprendido correspondió el gesto agregando una sonrisa torcida.

— Vení que te muestro donde es nuestro departamento, de paso, podés conocer a los demás, pero bueno Hidan es un tanto .... —

Tobi había comenzado a hablar valla a saber uno de quien cuando...

— Perdón. Estaba distraído— Se apresuró a decir Sasori, tratando de ocultar su sonrojo, sin éxito. Tobi miró detrás de Sasori y sonrió con picardía.

...inquietudes mas alarmantes que jamás tubo.

El avión había despegado, su boca se curvó en una semi-sonrisa y sus ojos color miel adquirieron un suave brillo haciendo resaltar el hermoso color miel de ellos.

En la puerta se encontraba lo que seguramente era su compañero.
Era un muchacho de no más de dieciocho años, pelo corto, negro y llevaba unas ropas de entre casa, se veía cómodo.
Se acercó al muchacho y lo saludó con la mano.
— ¡Oh!, vos debes ser Sasori ¿No?, mi nombre es Tobi, mucho gusto —Le tomó con efusividad la mano y se la estrechó, Sasori algo sorprendido correspondió el gesto agregando una sonrisa torcida.

Aquél ser adónico, según Sasori...
Dejó de cavilar en el estado de ánimo de aquél rubio
Más sin remordimiento alguno, se acomodó

Tobi había comenzado a hablar vaya a saber uno de quien
Vení que te muestro donde es nuestro departamento...

Tobi había comenzado a hablar vaya a saber uno de quién cuando un muchacho de cabellos dorados, atravesó el pasillo por donde estaban transitando, captando la atención de Sasori por completo.

No era lujoso, pero tampoco eran unas chozas

En la puerta se encontraba lo que seguramente era su compañero.

Se acercó al muchacho y lo saludó con la mano.

Aquellos ojos celeste cielo carentes de brillo.