¿Como escribir batallas?

-Bueno comencemos. –Neji tras decir eso se lanzo hacia Pablo, el cual lo esquivo se movió lo suficiente para que no le diera el puñetazo pero no vio la rodilla que se impacto en su estomago.- ¿Eso es todo lo que tienes?, -mientras Pablo estaba de rodillas en la tierra tratando de respirar.

Este se levanto con dificultad, se limpio la sangre del labio con la mano y se volteo a mirar a Neji. Se puso en posición de pelea y trataría de golpearlo esta vez, al menos una vez antes de seguir el consejo de Hanabi.

Ya era la cuarta vez que se levantaba del piso, ahora la sangre le salía de la nariz el labio y tenia un moretón grande bajo el ojo derecho. Pero estaba decidido, por lo menos lo golpearía una vez. No quedaría mal frente a Hanabi.

Neji salto, casi a una velocidad que no lo dejaba seguirlo con la mirada. Apareció sobre Pablo lanzando un talonazo directamente a la cabeza. Apenas pudo esquivarlo, cuando el talón golpeo el suelo dejo un pequeño cráter. Moviéndose rápidamente empujo a Neji y trato de atinarle un golpe en el pecho pero este se movió a mas velocidad se coloco detrás de Pablo y le aplico una llave al cuello dejándolo sin aire. Antes de perder la conciencia por la falta de aire Pablo piso a Neji (que usaba la típica sandalia que todos usaban según lo que el había visto hasta el momento), la diferencia de textura y peso con su bota debía de ser dolorosa.

Neji sintió el pisotón y una mueca de dolor se dibujo en su rostro, pero esa mueca solo anticipaba una peor cuando con el pie libre Pablo le dio un talonazo en… las “joyas” de Neji, el cual cambio la mueca de dolor por una simple lagrima que recorrió su mejilla y libero la presión del cuello de pablo para “sujetarse” donde lo había golpeado. Pablo rapidamente se giro y le dio un golpe con toda su fuerza en la mejilla tirando a Neji al suelo y tratando de recuperar el aliento ahora que podía respirar.

-NOOooo…-fue todo lo que él escucho antes de girarse y ver como una chica estaba lanzándole una patada, apenas le dio el tiempo de cubrirse con el brazo derecho cuando lo golpeo escuchándose un doloroso crujido y siendo lanzado de un lado al otro del patio hasta dar con la pared de la mansión.