Sonrisas en la oscuridad [Original]
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Sonrisas en la oscuridad [Original]
Fic: Sonrisas en la oscuridad.
- Spoiler:
- Las risas, eso es lo último que recuerdo. Eso y el rostro compungido de mi hermana. Pero, ¿Por qué llora? No lo entiendo. No lo entiendo.
Pasan las horas, los minutos o los segundos, ya no lo tengo muy claro. Pasan porque la lógica me dice que el tiempo tiene que pasar, no porque yo sienta de alguna forma que pasa. Está todo tan oscuro…Ni la mínima gota de luz. Nada. Todo oscuridad. Y yo me siento muy sola entre las tinieblas, muy sola…
A veces puedo escuchar voces. Sé que son mi padre, o mi madre. Hablan en voz baja, y ahogan sollozos. Papá, mamá, no lloréis. ¿Por qué lloráis? Y luego las risas, como un eco. Las risas de Sara y de mi hermana. Mi hermana… ¿Por qué lloraba? ¿Por qué lloran todos?
Y entonces intento moverme, pero no puedo, no puedo. Y me doy cuenta. ¿Y mi cuerpo? No lo siento. No hay ni frío ni calor, no encuentro mis manos, no puedo mover mis dedos, porque no están. Es una sensación extraña, tan extraña…
Y el tiempo pasa…los segundos, los minutos, las horas…Y todo sigue igual. Todo oscuridad.
¡Espera! ¿Qué ha sido eso? ¿Un cosquilleo? Mis dedos. ¡Siento mis dedos de la mano derecha! La alegría, y de nuevo las voces, sus voces. Esta vez es mi padre. Me habla. Me pide que esté bien.
Papá, papá, yo estoy bien. ¿No lo ves? Estoy bien, estoy aquí, te estoy escuchando. Papá, dime, ¿Qué esta pasando? Lucho por hablar, por abrir los ojos, por moverme. ¡Algo! Pero otra vez las risas suenan como un eco y todo queda oscuro y en silencio.
Es entonces cuando lo comprendo. Estoy dormida, y ellos están preocupados… Tengo que despertar, tengo que salir de esta oscuridad…
Y lucho. Me concentro en prestar atención a lo que sucede a mí alrededor, en recuperar mi cuerpo. A ratos siento que estoy sobre algo blando, y luego escucho los pasos de la gente. Intento recordar que ha pasado, pero solo veo el rostro compungido de mi hermana. Parece gritar algo, y llora, llora mucho. Y ahí esta de nuevo la oscuridad.
Poco a poco, voy siendo consciente de mi misma. Lentamente, muy lentamente. Pero no me muevo, Tengo miedo de retroceder de nuevo. Tengo miedo de perder las fuerzas que he ido recuperando. Tengo miedo de perder mis avances.
No es hasta que escucho el llanto y la voz de mi amigo Carlos, mi mejor amigo, mi hermano, que me decido a intentarlo. No quiero que llore. Carlos no debe llorar. Nadie debe llorar. Reúno todas mis fuerzas en abrir los ojos, pero no lo consigo, porque todo sigue oscuro.
Y sin embargo oigo con más claridad, aspiro el aire con más fuerza, siento más que nunca mis pesados miembros. Quizás solo es cuestión de intentarlo una vez más.
Pero algo me desconcentra. El sonido de una silla al arrastrarse. Carlos está de pie, y ha cogido mi mano.
— ¡Marta!— Noto la alegría de su voz. Pero, ¿Por qué? Aún no he conseguido despertarme, no aún. Y sin embargo el calor que desprenden sus manos rodeando la mía es tan real, tan confortante, tan familiar…— ¡Marta, has despertado!
Esta frase me descoloca. ¿Cómo? ¿Qué he despertado? Pero si todo sigue estando oscuro. ¿Cómo es posible? Carlos suelta mi mano entonces y yo siento pánico, un gran pánico.
No sé como, pero aún dormida alzo mi mano y agarro el brazo de Carlos. No te vayas, quiero decirle, pero solo una especie de gemido lastimero sale de mi boca.
¿Cómo? ¿Cómo puedo moverme? ¿Cómo puedo articular sonidos si sigo durmiendo? Estoy confusa, y cuanta más constancia tengo de mi cuerpo más me duele el abdomen, la pierna y la cabeza, sobretodo la cabeza.
—No te preocupes—La voz de Carlos, la familiar voz de Carlos—Solo voy a llamar a alguien—Su voz suena aun alegre, tan alegre que no soy capaz de detenerle cuando se suelta de mi agarre y se aleja.
Tantas, tantas preguntas en mi mente. Siento que me mareo y cierro los ojos. Espera. ¿Cómo voy a cerrar los ojos si aún estaban cerrados?
Otro ruido hace que pierda el hilo de mis pensamientos. Son pasos. Muchos pasos de mucha gente. Apresurados. Se acercan.
Giro la cabeza a la derecha y abro los ojos, esperando, esta vez sí, despertar. Pero nada cambia. Sigue estando oscuro.
La puerta se abre, oigo perfectamente como lo hace. Y unos brazos merodean. Sin embargo, yo estoy tan lejos…Estoy despierta, comprendo al sentir el abrazo y al escuchar el llanto de alguien. Estoy despierta…Si, despierta, muy bien, y entonces ¿Por qué no puedo abrir los ojos? ¿Por qué nadie se fija en ese detalle?
De repente reconozco la voz que no para de dar las gracias mientras me mece entre sus brazos.
— ¿Ma…má?—Es apenas un susurro, un susurro ronco y débil, pero es suficiente para que mi madre se aleje de mi. Y siento pánico de nuevo, pánico a estar sola otra vez.
—Si, hija, soy yo. —Se nota por el temblor de su voz que intenta contener la emoción.
La oscuridad no cesa, y no se donde esta mi madre. ¿Por qué? ¿Por qué no puedo abrir los ojos?
—Mamá…—Alzo la mano, la busco moviendo mis brazos en la nada, y ella alcanza mi mano con la suya, y la posa en su rostro, húmedo por las lágrimas. —Mamá, ¿Por qué no puedo abrir los ojos?
Silencio. Un silencio que se alarga demasiado. Mi madre se aleja y suelta mi mano. Oigo sus sollozos.
— ¿Mamá?—Tengo miedo. ¿Qué esta pasando? ¿Por qué se aleja? Quiero que vuelva. Me siento tan sola en esta oscuridad…
—Hija— La voz alterada de mi padre, tan repentinamente cercana me asusta.
—Papá…— A él también lo busco entre las tinieblas que me encierran, pero no lo encuentro.
El acaricia mi rostro, con dulzura y cariño, y una lágrima cae en mi mano.
—Hija— Me dice. Aunque yo ya lo he comprendido, y ruego porque las palabras que vienen a continuación no sean dichas nunca— Ya los tienes abiertos.
¡Pum! La realidad me golpea y me deja sin aliento, y yo me pierdo entre una marea de tinieblas, recuerdos y desesperación…
Bien, lo primero de todo: Hola. Lamento dejar el texto aquí, pero es que no está publicado en ningún otro sitio. Me gustaría (como es obvio) que criticasen este texto. Sólo eso.
Un cordial saludo.
Las risas, eso es lo último que recuerdo. Eso y el rostro compungido de mi hermana. Pero, ¿Por qué llora? No lo entiendo. No lo entiendo.
Pasan las horas, los minutos o los segundos, ya no lo tengo muy claro. Pasan porque la lógica me dice que el tiempo tiene que pasar, no porque yo sienta de alguna forma que pasa. Está todo tan oscuro…Ni la mínima gota de luz. Nada. Todo oscuridad. Y yo me siento muy sola entre las tinieblas, muy sola…
A veces puedo escuchar voces. Sé que son mi padre, o mi madre. Hablan en voz baja, y ahogan sollozos. Papá, mamá, no lloréis. ¿Por qué lloráis? Y luego las risas, como un eco. Las risas de Sara y de mi hermana. Mi hermana… ¿Por qué lloraba? ¿Por qué lloran todos?
Y entonces intento moverme, pero no puedo, no puedo. Y me doy cuenta. ¿Y mi cuerpo? No lo siento. No hay ni frío ni calor, no encuentro mis manos, no puedo mover mis dedos, porque no están. Es una sensación extraña, tan extraña…
Y el tiempo pasa…los segundos, los minutos, las horas…Y todo sigue igual. Todo oscuridad.
¡Espera! ¿Qué ha sido eso? ¿Un cosquilleo? Mis dedos. ¡Siento mis dedos de la mano derecha! La alegría, y de nuevo las voces, sus voces. Esta vez es mi padre. Me habla. Me pide que esté bien.
Papá, papá, yo estoy bien. ¿No lo ves? Estoy bien, estoy aquí, te estoy escuchando. Papá, dime, ¿Qué esta pasando? Lucho por hablar, por abrir los ojos, por moverme. ¡Algo! Pero otra vez las risas suenan como un eco y todo queda oscuro y en silencio.
Es entonces cuando lo comprendo. Estoy dormida, y ellos están preocupados… Tengo que despertar, tengo que salir de esta oscuridad…
Y lucho. Me concentro en prestar atención a lo que sucede a mí alrededor, en recuperar mi cuerpo. A ratos siento que estoy sobre algo blando, y luego escucho los pasos de la gente. Intento recordar que ha pasado, pero solo veo el rostro compungido de mi hermana. Parece gritar algo, y llora, llora mucho. Y ahí esta de nuevo la oscuridad.
Poco a poco, voy siendo consciente de mi misma. Lentamente, muy lentamente. Pero no me muevo, Tengo miedo de retroceder de nuevo. Tengo miedo de perder las fuerzas que he ido recuperando. Tengo miedo de perder mis avances.
No es hasta que escucho el llanto y la voz de mi amigo Carlos, mi mejor amigo, mi hermano, que me decido a intentarlo. No quiero que llore. Carlos no debe llorar. Nadie debe llorar. Reúno todas mis fuerzas en abrir los ojos, pero no lo consigo, porque todo sigue oscuro.
Y sin embargo oigo con más claridad, aspiro el aire con más fuerza, siento más que nunca mis pesados miembros. Quizás solo es cuestión de intentarlo una vez más.
Pero algo me desconcentra. El sonido de una silla al arrastrarse. Carlos está de pie, y ha cogido mi mano.
— ¡Marta!— Noto la alegría de su voz. Pero, ¿Por qué? Aún no he conseguido despertarme, no aún. Y sin embargo el calor que desprenden sus manos rodeando la mía es tan real, tan confortante, tan familiar…— ¡Marta, has despertado!
Esta frase me descoloca. ¿Cómo? ¿Qué he despertado? Pero si todo sigue estando oscuro. ¿Cómo es posible? Carlos suelta mi mano entonces y yo siento pánico, un gran pánico.
No sé como, pero aún dormida alzo mi mano y agarro el brazo de Carlos. No te vayas, quiero decirle, pero solo una especie de gemido lastimero sale de mi boca.
¿Cómo? ¿Cómo puedo moverme? ¿Cómo puedo articular sonidos si sigo durmiendo? Estoy confusa, y cuanta más constancia tengo de mi cuerpo más me duele el abdomen, la pierna y la cabeza, sobretodo la cabeza.
—No te preocupes—La voz de Carlos, la familiar voz de Carlos—Solo voy a llamar a alguien—Su voz suena aun alegre, tan alegre que no soy capaz de detenerle cuando se suelta de mi agarre y se aleja.
Tantas, tantas preguntas en mi mente. Siento que me mareo y cierro los ojos. Espera. ¿Cómo voy a cerrar los ojos si aún estaban cerrados?
Otro ruido hace que pierda el hilo de mis pensamientos. Son pasos. Muchos pasos de mucha gente. Apresurados. Se acercan.
Giro la cabeza a la derecha y abro los ojos, esperando, esta vez sí, despertar. Pero nada cambia. Sigue estando oscuro.
La puerta se abre, oigo perfectamente como lo hace. Y unos brazos merodean. Sin embargo, yo estoy tan lejos…Estoy despierta, comprendo al sentir el abrazo y al escuchar el llanto de alguien. Estoy despierta…Si, despierta, muy bien, y entonces ¿Por qué no puedo abrir los ojos? ¿Por qué nadie se fija en ese detalle?
De repente reconozco la voz que no para de dar las gracias mientras me mece entre sus brazos.
— ¿Ma…má?—Es apenas un susurro, un susurro ronco y débil, pero es suficiente para que mi madre se aleje de mi. Y siento pánico de nuevo, pánico a estar sola otra vez.
—Si, hija, soy yo. —Se nota por el temblor de su voz que intenta contener la emoción.
La oscuridad no cesa, y no se donde esta mi madre. ¿Por qué? ¿Por qué no puedo abrir los ojos?
—Mamá…—Alzo la mano, la busco moviendo mis brazos en la nada, y ella alcanza mi mano con la suya, y la posa en su rostro, húmedo por las lágrimas. —Mamá, ¿Por qué no puedo abrir los ojos?
Silencio. Un silencio que se alarga demasiado. Mi madre se aleja y suelta mi mano. Oigo sus sollozos.
— ¿Mamá?—Tengo miedo. ¿Qué esta pasando? ¿Por qué se aleja? Quiero que vuelva. Me siento tan sola en esta oscuridad…
—Hija— La voz alterada de mi padre, tan repentinamente cercana me asusta.
—Papá…— A él también lo busco entre las tinieblas que me encierran, pero no lo encuentro.
El acaricia mi rostro, con dulzura y cariño, y una lágrima cae en mi mano.
—Hija— Me dice. Aunque yo ya lo he comprendido, y ruego porque las palabras que vienen a continuación no sean dichas nunca— Ya los tienes abiertos.
¡Pum! La realidad me golpea y me deja sin aliento, y yo me pierdo entre una marea de tinieblas, recuerdos y desesperación…
La rutina…Nunca pensé que la echaría tanto de menos… Y sin embargo esto también puede considerarse una rutina más. Una de esas rutinas monótonas, aburridas y repetitivas. Pero las rutinas no deberían ser tan angustiantes, tan dolorosas, tan solitarias.
La oscuridad es penetrante, eterna y fuerte, demasiado fuerte. Aún no me he hecho a la idea de que nunca volveré a ver. Aún no me hago a la idea de que he perdido todos y cada uno de mis sueños. ¿Seré capaz de hacerlo algún día? ¿Seré capaz de renunciar a ellos? No lo sé.
Realmente últimamente se bastante poco. Ni siquiera soy capaz de distinguir cuando estoy despierta o dormida. Bien porque la oscuridad no cesa cuando debería hacerlo o bien porque cuando me despierto la oscuridad tapa esos maravillosos y coloridos sueños pienso que es ahí cuando me he dormido. Y así debería ser.
Últimamente duermo mucho. Supongo que para evadirme de la realidad, que lo hago solo para soñar… Suelo soñar cosas sin sentido. Recuerdo aquel día en que soñé solo con cosas verdes. Sí, solo verde. Me gusta tanto el verde…
El inconfundible sonido de pasos hace que me ponga alerta. Parte de la nueva rutina es estar siempre alerta. No me gusta que me tomen por sorpresa.
Para cuando la puerta de la habitación 309 –información obtenida gracias a la nueva fineza de mi oído- se abre, yo ya estoy sentada, apoyada sobre las mullidas almohadas, me imagino yo, blancas.
— ¡Hora de comer!— Reconozco en seguida la cantarina voz de la enfermera que se ha hecho cargo de mi las últimas tres semanas.
Siento el peso de algo caliente sobre mis piernas y me llega el inconfundible olor al asqueroso caldo del hospital. Puagh. Ya me lo han traído tres veces esta semana.
— ¿Qué tal estas hoy, Marta?— La alegre voz de la enfermera suena a mi derecha. No puedo evitar preguntarme como es, o si esta sonriendo. Una punzada de angustia y dolor me recorre y los ojos se me llenan de lágrimas. Nunca podré saberlo. Nunca veré sonreír a nadie más. Mi vida esta condenada a la eterna oscuridad.
Ella no espera respuesta, por supuesto, y oigo sus rítmicos pasos, que resuenan por la habitación. A un lado, a otro, se para, vuelve, se tropieza y suelta una risilla. Toodos los días lo mismo.
Palpo con resignación y cuidado la bandeja, buscando la cuchara. ¡Mierda! He vuelto a meter la mano en la comida, ¡y quema!
La enfermera se acerca y me limpia con cuidado. Como si fuese un bebe me pide que abra la boca y alcanzo a oír un soplido. ¿Está enfriando el caldo para que no me queme?
Estoy ciega, no tonta, tengo ganas de decirle, pero una vez más no soy capaz. Aún no he podido decirlo en voz alta, y creo que nunca seré capaz de hacerlo.
Y sin embargo no abro la boca, queriendo decir claramente que no pienso hacer esa tontería.
—Vamos Marta, tienes que comer algo. — Es la primera vez que noto una nota de impaciencia en su voz. Ella suspira ante mi silencio, parece resignada. —No podemos estar nutriéndote por intravenosa eternamente.
—Mejor—Contesto, y oigo el sonido estrangulado que se suele emitir cuando te sorprendes mucho. No la culpo, en tres semanas no he abierto la boca, y me siento extraña, –omitiendo la boca pastosa y la voz ronca- como si estuviese rompiendo una promesa conmigo misma— Dejad de hacerlo y así podré morirme de una vez.
Supongo que no son las mejores palabras que uno puede decir después de tres semanas en completo silencio, pero joder, es lo que pienso. ¿Para que seguir si no podré ver una sonrisa mas nunca? ¿Para que luchar si ya no hay motivo? ¡Que le den por culo a todo!
El silencio de la enfermera se prolonga demasiado. Pero me da igual. Lo que he intentado todas estas semanas es que me dejasen sola, si lo he conseguido, ¡mejor!
¿Es que no pueden comprender que lo quiero estar sola y que las horas (y si es posible toda mi vida) pasen lo mas rápido posible? ¿Es que no entienden que me mata tenerles enfrente y no poder verles? No es tan difícil de comprender.
—Sí, te entiendo. Tiene que ser horrible estar sola en la oscuridad.— Las palabras, tan sorprendentes y certeras derraman las lágrimas contenidas hasta ahora.— Pero debe ser aún mas horrible ver a tu hija sufrir perdida en esa oscuridad y no poder dar tus ojos por más que quieras. Debe doler muchísimo mas intentar ayudar a alguien a quien quieres y recibir solo silencio e indiferencia a cambio.
Para cuando he reaccionado la enfermera ya se ha ido con la bandeja y todo esta silencioso de nuevo. Yo, mi oscuridad y mi silencio. Otra vez estoy sola. Pero algo ha cambiado. Los recuerdos que he intentado eludir en todo momento, los recuerdos de estas ultimas tres semanas de existencia. Solo voces, olores, el tacto. Todo se desborda y siento el calor de los brazos de tanta gente que me ha arropado, las lagrimas de otras personas compartiendo mi dolor y convirtiéndolo en suyo, las risas intentando animarme, la alegría de verme despierta. ¿Y que hice yo? Grité, pataleé, lloré, me quejé y los eché. A todos, uno por uno.
¡Dejadme sola! Gritaba, en ese fatídico primer día. Pero, ¿no es acaso la soledad lo que más odio de esta oscuridad?
Algunos volvieron, y yo les respondí con indiferencia y silencio.
Tantos te quiero que he repudiado, tantas lágrimas que he ignorado, tantos hombros donde llorar que he apartado. Centrada en mi soledad, en mi sufrimiento, en mi drama. Pero, ¿y el suyo?
¿Qué no hay nada por lo que luchar? ¿Por qué no? ¿Por qué no luchar por su sonrisa, aunque no pueda verla? Porque ellos luchan por la mía, y sufren por mi sufrimiento. Junto a mí. Porque no estoy sola. Hay un motivo por el que luchar.
Que difícil llegar a una conclusión tan fácil. Aunque supongo que hay momentos en la vida en que necesitas que alguien te muestre la realidad para darte cuenta de que hay un camino para seguir. Y yo me he dado cuenta de que ese camino no es luchar por mí, sino por ellos.
Pero, ¿Cómo voy a hacer algo así? ¿Tengo que fingir una sonrisa o sonreír de verdad? Obviamente la respuesta es la segunda. ¿Pero como? Por mucho que quiera ser positiva sigue siendo todo negro, mis sueños se han perdido y nada ha cambiado. Se que quiero hacer, pero no se como hacerlo.
Así que, cuando suena la puerta abriéndose, me decido rápidamente a improvisar. Sea quien sea. Positiva y optimista. Esa es la clave.
Resulta ser mi hermana. Se sienta a mi lado y me saluda con timidez. Reprimo mis ganas de gritas de frustración. ¿Dónde narices está? Así que la busco con la mano hasta toparme de lleno con una de sus mejillas.
—Lo siento— Digo, mientras retiro la mano. ¿Y si la he hecho daño? Que asco…
Ella no dice nada, pero coge mi mano y la posa en su mejilla. Esta húmeda.
—No pasa nada—Dice, y siento como la piel se pliega bajo mis dedos… ¿Está sonriendo?
No soy capaz de describir los que siento en estos momentos, porque son demasiadas cosas a la vez. Por una parte soy feliz. ¡Es mucho más fácil de lo que creía contentarles!
Por otra, estoy confusa. Se siente todo tan extraño desde esta perspectiva tan oscura….Hasta ahora no me había molestado en prestar atención a como son los intercambios con la gente ahora que no puedo verles. Y no es tan distinto a como había imaginado.
Por otra parte estoy sorprendida. Mi hermana esta sonriendo. No puedo verla sonreír, pero si que puedo sentirlo, e imaginarme como se ve ahora.
—Alba— Su voz me saca de mi ensimismamiento. Ella también parece sorprendida, y no entiendo por que. — ¿Estás sonriendo?
¿Cómo? ¿Sonriendo? ¿Sin fingir? Retiro mi mano de su rostro, despacio, con miedo de lo que me encontrare.
Una sonrisa. Mi sonrisa. Su sonrisa. Sin fingir. Sin darnos cuenta. Porque si yo soy feliz ellos son felices. Porque si ellos son felices yo soy feliz. Porque hay un motivo para sonreír.
Última edición por Evarne el Vie 10 Dic 2010, 17:45, editado 2 veces (Razón : Agregar Spoiler y otros/ editar título)
Alba- Invitado
Re: Sonrisas en la oscuridad [Original]
Primero: Hola, Alba.
Segundo: Tal vez sería más sencillo que lo presentaras ANTES de dejarnos caer de golpe el fic, pero bueh...
Tercero: Lo disecto un poco y lo devuelvo en unas horillas...
Correcciones en el uso de mayúsculas: si pones una coma antes de un signo de interrogación, no debe ir mayúscula al comenzar la pregunta: "Pero, ¿por qué llora?"
Te hacen falta algunos espacios:
Y luego, sobran algunos espacios:
Me pasa lo mismo con Word, me corrige automáticamente con un espacio entre el guión y el signo de admiración o interrgación, pero no es necesario (ni correcto) que exista (Gracias, K(IF)O). Y en algunas otras partes tienes ese mismo espacio pero no voy a quotearlos todos, sólo necesitas saber que no debe ir.
Tienes problemas con algunas tildes perdidas (pero mejor que un soldado las corrija antes de que meta la pata). Las que sí estoy seguro que faltan:
(Y justo aquí falta una coma; los adverbios, como los adjetivos, deben ir siempre separados).
Y no paro de corregir esto (me EN-FER-MA):
Por cortesía, NO se inicia una numeración por la primera persona del singular (ni por la segunda): "Mi oscuridad, mi silencio y yo".
Faltan unas comillas:
"¡Dejadme sola!" gritaba en ese fatídico primer día. (Omití la coma porque me parece que la pausa aquí es excesiva).
Laísmo, puro y duro. Haces daño A ALGUIEN: "¿Y si le he hecho daño?" (la verdad nunca he entendido por qué hay quien usa "la" en algunos verbos intransitivos).
El orden se presta un poco a confusión: "¡Contentarles es mucho más fácil de lo que creía!"
La trama y la narración son perfectas, sabes manejar y transmitir las emociones. Las correcciones mayores son de estilo y una que otra regla de ortografía olvidada; un beta te sería de mucha ayuda.
Muy buena historia.
EDIT: Gracias Kirry XD
Segundo: Tal vez sería más sencillo que lo presentaras ANTES de dejarnos caer de golpe el fic, pero bueh...
Tercero: Lo disecto un poco y lo devuelvo en unas horillas...
Pero, ¿Por qué llora?
Correcciones en el uso de mayúsculas: si pones una coma antes de un signo de interrogación, no debe ir mayúscula al comenzar la pregunta: "Pero, ¿por qué llora?"
Te hacen falta algunos espacios:
Y el tiempo pasa…los segundos, los minutos, las horas…Y todo sigue igual. Todo oscuridad.
[...]
sobretodo la cabeza.
Y luego, sobran algunos espacios:
— ¿Mamá?—Tengo miedo. ¿Qué esta pasando? ¿Por qué se aleja? Quiero que vuelva. Me siento tan sola en esta oscuridad…
Me pasa lo mismo con Word, me corrige automáticamente con un espacio entre el guión y el signo de admiración o interrgación, pero no es necesario (ni correcto) que exista (Gracias, K(IF)O). Y en algunas otras partes tienes ese mismo espacio pero no voy a quotearlos todos, sólo necesitas saber que no debe ir.
- Spoiler:
- ¡Pum!
[...]
Puagh
Aquí diré algo que es un juicio extremadamente subjetivo: Las onomatopeyas me parecen más un material para las historias de humor; en lo personal, no la colocaría
Tienes problemas con algunas tildes perdidas (pero mejor que un soldado las corrija antes de que meta la pata). Las que sí estoy seguro que faltan:
Realmente últimamente se bastante poco.
(Y justo aquí falta una coma; los adverbios, como los adjetivos, deben ir siempre separados).
— ¿Qué tal estas hoy, Marta?—
Y no paro de corregir esto (me EN-FER-MA):
Yo, mi oscuridad y mi silencio.
Por cortesía, NO se inicia una numeración por la primera persona del singular (ni por la segunda): "Mi oscuridad, mi silencio y yo".
Faltan unas comillas:
¡Dejadme sola! Gritaba, en ese fatídico primer día.
"¡Dejadme sola!" gritaba en ese fatídico primer día. (Omití la coma porque me parece que la pausa aquí es excesiva).
¿Y si la he hecho daño?
Laísmo, puro y duro. Haces daño A ALGUIEN: "¿Y si le he hecho daño?" (la verdad nunca he entendido por qué hay quien usa "la" en algunos verbos intransitivos).
¡Es mucho más fácil de lo que creía contentarles!
El orden se presta un poco a confusión: "¡Contentarles es mucho más fácil de lo que creía!"
La trama y la narración son perfectas, sabes manejar y transmitir las emociones. Las correcciones mayores son de estilo y una que otra regla de ortografía olvidada; un beta te sería de mucha ayuda.
Muy buena historia.
EDIT: Gracias Kirry XD
Re: Sonrisas en la oscuridad [Original]
Gracias por la crítica, y lamento que no haya presentación, mi internet va mal en estos momentos y, aunque tenía ya preparada una bonita presentación he tenido que colgarlo a bocajarro por razones de causa mayor. Lamento eso.
Ahora sí: Hola, un placer estar por aquí y recibir alguna que otra crítica por parte de este foro.
Menudos fallos, ya los estoy corrigiendo, y revisando religiosamente todo el texto para buscar las faltas de acentuación. ¿Yo, mi oscuridad y el silencio? No me puedo creer que haya puesto eso, en serio, es horrible.
En fin, muchisímas gracias por molestarte en leerlo y tomarte tu tiempo en hacer esta bonita critica que me baje de la nube. Ahora mismo lo corrijo todo (incluyendo las onomatopeyas, ciertamente llevas razón, agregaré otras expresiones que le den realismo al texto y punto, pues esa era mi intención al utilizarlas).
Si alguien más ve algo, por favor, les suplico que lo escriban.
Gracias de nuevo, un cordial saludo.
Ahora sí: Hola, un placer estar por aquí y recibir alguna que otra crítica por parte de este foro.
Menudos fallos, ya los estoy corrigiendo, y revisando religiosamente todo el texto para buscar las faltas de acentuación. ¿Yo, mi oscuridad y el silencio? No me puedo creer que haya puesto eso, en serio, es horrible.
En fin, muchisímas gracias por molestarte en leerlo y tomarte tu tiempo en hacer esta bonita critica que me baje de la nube. Ahora mismo lo corrijo todo (incluyendo las onomatopeyas, ciertamente llevas razón, agregaré otras expresiones que le den realismo al texto y punto, pues esa era mi intención al utilizarlas).
Si alguien más ve algo, por favor, les suplico que lo escriban.
Gracias de nuevo, un cordial saludo.
Alba- Invitado
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