Las Alas del Deseo de Grindelwalds [Harry Potter]

Y por último estaba Remus. Remus no había cambiado mucho desde aquel día en que entró a Hogwarts. Tenía un rostro aniñado, con ojos grandes y brillantes color miel, muy dulces e inocentes. Su cabello, de un hermoso rubio miel, le caía delicadamente sobre la frente. Su voz era suave y femenina y su piel era muy blanca y delicada. Era muy delgado y frágil. Era muy estudioso y responsable y era prefecto.

En la clase de Transformación McGonagall felicitó a Remus:

Muy bien Lupin! Se nota que has estudiado!

Es que mi Moony es un niño muy aplicado – Dijo Sirius súbitamente haciendo sonrojar al licántropo.

“Ay Paddy cómo me gusta digas que soy tu Moony, ¿será que sientes algo por mí?... no Remus eres un idiota ¿cómo va a sentir algo por un horrible licántropo como tú? Ay Paddy soy toda tuya, me sonríes y me derrito…”

(“Oh Paddy no sabes cuánto daño me hace ver como te andas con esas chicas, nunca te fijarás en mí y mi tristeza perdurará como una cicatriz…”)

Oye Potter… estaba pensando, te importaría ir mañana conmigo a Hogsmeade?

Mmm pues claro!!

Vale! – Dijo Lily y se fue sonriente a juntarse con sus amigas.

¡Parece que hoy estoy de suerte! – Dijo James

-Moony? Adónde vas tan temprano?

Era Sirius. Moony se sonrojó y le contestó:

-Nada… voy a charlar un rato con Lily. Sabes que somos buenas amigas.

-Sí… te acabas de duchar? Hueles muy bien. – Dijo Sirius al sentir el agradable perfume de alelí.

-Gracias… - Dijo Moony rojo como un tomate y salió.

No llores, lobillo, sabes que no dejaré que te hagan daño

Remus se lanzó hacia él y se abrazó a su pecho.

Oh Paddy me sentí tan humillada… y tú fuiste tan bueno y valiente… lamento haber reñido contigo antes…

Yo también Monny… no volvamos a pelear… pero antes quiero saber una cosa, ¿es cierto que eras la novia de Regulus?

No, solo lo dije porque estaba enojado… pero nada más salimos una vez…

Sirius sonrió y dijo:

Ok, y por la vieja bruja esta ni te preocupes, yo lo limpiaré, no quiero que se te arruinen tus hermosas manitos

Oh, gracias, yo ya temía que se me corriera el esmalte! eres tan bueno… te quiero mucho Paddy

Y yo a ti Moony…

-… y cuando se fueron todos me dijo que limpiaría por mí para que no me manche mis manitas

-Ay qué tierniis!! – Dijo Lily – ya ves lo que te había dicho antes, Sirius está muerto contigo!

-Ay tú crees?

-Sí!! Viste cómo te defendió al idiota de Malfoy?

-Ay ojalá tengas razón Lily… ojalá pudiera ser suya y de nadie más… Sirius es mi príncipe azul

-Ojalá James fuera tan amable conmigo – Refunfuño Lily!

-No digas eso Lily, yo sé que Prongs es medio guarro a veces pero él es un buen chico! Y yo se que le gustas! Estoy seguro de que te invitará para el baile de Navidad

-Ay cierto! Casi me olvidaba del baile! Y tú con quién irás??

Remus subió las escaleras hasta el cuarto de las niñas meneando su cadera. Sirius quizo seguirlo pero apenas comenzó a subir los escalones se plegaron haciéndolo caer.

-Maldición, por qué no me deja subir?!

Peter que estaba sentado en un sillón le contestó:

- Los chicos no pueden subir al cuarto de las chicas.

- Pero a Moony no le hizo nada!!

-Pero Moony es muy femenino, quizás el hechizo no funciona con él...

Sirius lo envolvió en sus brazos y lo alzó, tal como lo había hecho Regulus tan solo un rato antes. Moony se sentía cada vez más débil y se dejó llevar por los fuertes brazos de Sirius. Como era la hora de cenar, todos los estudiantes estaban en el comedor y nadie los vio.

Salieron del castillo hasta llegar al Sauce Boxeador. Sirius apoyó al licántorpo suavemente en el suelo y luego se transformó en un enorme perro negro. El perro se escabulló y apretó el nudo de las ramas del sauce. Luego volvió adonde se encontraba tendido el debilitado licántropo y le dio una tierna lamida en la cara. “Oh, qué rico, sabe a Sirius” pensó Moony y con la poca fuerza que le quedaba comenzó a gatear junto al perro hasta llegar a la puerta de la casa. Una vez que entró sintió que un fuego lo recorría en su interior y notó cómo su piel blanca y delicada se volvía más oscura y animal. Moony comenzó a dar agudos y femeninos chillidos que rápidamente se convirtieron en aullidos de lobo.

El enorme perro observaba en silencio cómo el feroz lobo se movía de un lado para otro, golpeando las paredes y el suelo. Luego de un rato, el lobo perdió sus energías y se posó agotado en un rincón de la habitación. El perro fue rápidamente, se apoyó encima de él en señal de protección y comenzó a darle tiernas lamidas en el hocico. El lobo, que se encontraba exhausto, se sintió muy a gusto junto a ese enorme perro que lo protegía y lo hacía sentir seguro. Disfrutó mucho sus lamidas y sus caricias y emitió un débil gemido de agradecimiento. Permanecieron así por un largo rato: el enorme perro sobre el débil lobito hasta que, finalmente, ambos cayeron dormidos.

Remus se sentó con él y Sirius le puso su brazo en el hombro en señal de posesión.

-Te ves muy tenso Moony, quieres que te dé un masajito? – Preguntó Sirius con una sonrisa pícara

-Oh, sí, Paddy, masajéame la espalda – Dijo el licántropo acostándose a lo largo del asiento.

Sirius le guiñó un ojo a James y comenzó a masajear su pequeño cuerpecito, acariciando toda la espalda y glúteos del licántropo quien profería gemidos de placer: “oh, Paddy, esto es tan relajante, lo haces muy bien…”.

James se descostillaba de risa y decía:

-Por los gemidos de Moony parece que te lo estás foll…

-Ay, no seas cochino! – contestó el licántropo y todos rieron.

Los tres merodeadores charlaron hasta que el licántropo dio un bostecillo y dijo con voz soñolienta:

-Tengo sueñito… Paddy, puedo dormir en tus brazos?

-Claro que sí… -Dijo Sirius con una sonrisa.

Moony se aferró a su pecho y se durmió rápidamente, mientras Sirius le acariciaba el cabello.

-Mira cómo se quedó todo dormidito… parece un ángel… - Dijo Sirius mirando a al niño de ojos miel que dormía en su regazo.

-Caray Padfoot… sí que estás enamorado… cuándo piensas decirle que lo amas?

-No lo sé aún… primero es necesario sacar al idiota de mi hermano del medio… - Dijo Sirius frunciendo el entrecejo.

Prongs recordó cómo había visto a Moony tan a gusto en los brazos de Regulus y cómo este lo había besado en los labios y se estremeció. ¿Debía decírselo a Padfoot?

El tren estaba estacionando y Moony despertó lentamente.

-Oh… ya llegamos?

-Sí, mi bella durmiente – Dijo Sirius revolviéndole el cabello.

El licántropo enrojeció y sonrió a la vez. “Oh, Paddy, me encanta ser tu bella durmiente, y tú mi príncipe azul que me despierta con un beso y me posee con sus caricias…”

El tren se detuvo finalmente y los merodeadores sacaron los equipajes de sus compartimentos. La maleta de Remus era demasiado pesada para sus manitas, y Sirius la cargó por él una vez más.

-En qué puedo ayudaros? – preguntó la vendedora

-Queremos probarnos las falditas esas que se ven en la vidriera.

-Está bien pero… dónde está la otra chica? – preguntó la vendedora mirando si había alguien más

-Soy yo! – Gritó Moony indignado

-Tú te vas a probar falditas? – preguntó la vendedora con incredulidad

-Pues sí! Quiero la rosa con florcitas! – replicó el licántropo con impaciencia

La vendedora lo miró de arriba abajo y lanzó una sonora carcajada.

-Jajajaja tú? Acaso eres travesti?

Moony se sintió sumamente humillado y notó cómo las lágrimas caían por su rostro. Lily contestó con ira:

-Si él quiere probárselas cuál es el problema? Yo lo he visto con faldas y le quedan genial!

-Oh, vámonos Lily, no puedo soportar esta humillación! – Chilló el licántropo en llantos.

De repente se escucharon pasos y se oyó la voz de Sirius:

-Por qué lloras Moony? Qué está sucediendo aquí?

-Oh, no es nada Paddy, vámonos de aquí…

-Dile la verdad Rem! La arpía esta no le quiere mostrar las faldas! Lo humilló y lo llamó travesti! – Gritó Lily con indignación

Snape ahogó una risa, mientras Sirius se adelantó dando zancadas y rugió:

-LE VA A DAR SU FALDA O VA A TENER UN GRAN PROBLEMA!

La mujer lo miró temerosa y dijo con la voz temblorosa:

-Em… bueno, está bien, vengan por aquí…

Lily y Moony la siguieron y Sirius fue rápidamente detrás, tomando a Moony de la cadera en señal de protección. El licántropo y la pelirroja se probaron sus faldas, él la rosa con florcitas que quería, y ella una hermosa falda verde que iba a tono con sus ojos.

Spoiler:

Spoiler:

¿dices que defiende y llama homofóbico intolerante a quien tiene la natural reacción de decir algo contra esto, y0?

Lo más divertido de todo es que trató de homóficO intolerante a una
escritorA de slash que tiene como avatar y firma a Sirius y James
besándose.

“Oh, Paddy, eres tan bueno conmigo, me tratas y me mimas como una princesa, me meces en tus brazos y me proteges por las noches, quizás algún día me ames, quizás algún día este sueño se hará realidad…” pensó el licántropo para sus adentros. Sirius lo sacó de su ensimismamiento:

-Quieres bajar a desayunar?

-Ay, no lo sé… siempre hay panceta y cosas con muchas grasas!! Y yo debo mantenerme esbelto para la fiesta! – Dijo el licántropo con preocupación.

El enorme perro observaba en silencio cómo el feroz lobo se movía de un lado para otro, golpeando las paredes y el suelo. Luego de un rato, el lobo perdió sus energías y se posó agotado en un rincón de la habitación. El perro fue rápidamente, se apoyó encima de él en señal de protección y comenzó a darle tiernas lamidas en el hocico. El lobo, que se encontraba exhausto, se sintió muy a gusto junto a ese enorme perro que lo protegía y lo hacía sentir seguro. Disfrutó mucho sus lamidas y sus caricias y emitió un débil gemido de agradecimiento. Permanecieron así por un largo rato: el enorme perro sobre el débil lobito hasta que, finalmente, ambos cayeron dormidos.

Tu fic es simplemente desastroso. No reconozco a los personajes. ¿Segura que leiste HP?

Esto es un insulto al slash y perdona que sea tan brusca.

Pero descuida, nada que con mucha mucha dedicacion se intente arreglar, se queda horrendo.

Saludos y suerte.

Spoiler:

Spoiler:

Miyazawa escribió:

El enorme perro observaba en silencio cómo el feroz lobo se movía de un lado para otro, golpeando las paredes y el suelo. Luego de un rato, el lobo perdió sus energías y se posó agotado en un rincón de la habitación. El perro fue rápidamente, se apoyó encima de él en señal de protección y comenzó a darle tiernas lamidas en el hocico. El lobo, que se encontraba exhausto, se sintió muy a gusto junto a ese enorme perro que lo protegía y lo hacía sentir seguro. Disfrutó mucho sus lamidas y sus caricias y emitió un débil gemido de agradecimiento. Permanecieron así por un largo rato: el enorme perro sobre el débil lobito hasta que, finalmente, ambos cayeron dormidos.

¿Ya perdimos la noción de las proporciones? ¿Dios, por qué no puedo dejar de imaginar a su hombre lobo como un cachorrito recién nacido?

No sé de qué pozo salió, sólo quiero que vuelva a él y se quedé ahí para siempre.