Original. (Advertencia: Autolesión)
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Vitani Gren
Luneta Lupin
Lady_Ivannov
*Runy*
8 participantes
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Original. (Advertencia: Autolesión)
Bueno, aquí está otro de mis originales, pero como ya tengo a mi beta liado con otros asuntos, se los dejo a ustedes para que critiquen.
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Título: --
Autora: *Runa*
Género: Drama
Rating: T
Advertencias: Automutilación o Self-injury.
Y otro corte más. Deslizas la cuchilla con fuerza por la superficie de la piel desnuda y recorres parte del antebrazo. Sientes como corre la sangre hacia fuera, libre al fin. Observas el corte y sonríes, es simplemente precioso.
Decides hacerte otro más, con este serían treinta. Con mucho cuidado, elijes la zona de piel que cortarás, que se ubica cerca de las venas en tu muñeca derecha. Rocías la cuchilla con perfume, para que la herida te arda, y empiezas a deslizar nuevamente. Duele mucho, y gimes por ello, pero sigues con los cortes, ahora más superficiales y pequeños.
Ya no aguantas más. Arrojas la cuchilla hacia el otro extremo de la habitación y rompes a llorar. Llorar y maldecir en silencio, como siempre. La trayectoria de la cuchilla quedó marcada con gruesas gotas de sangre en el suelo, roja y brillante, líquida y asquerosamente relajante. Un jodido calmante para tu alma, eso es la sangre en el piso.
Tus brazos parecen sacados de una película de terror, cortados como un fiambre, con cicatrices hondas, que no hacen más que dejar patente que eres una maldita loca, una persona que sufre, pero que es completamente incapaz de decir un simple “ayúdenme”. No eres capaz de pedir ayuda; tu orgullo, el miedo a los psiquiatras, tu falta de equilibrio, todo te impide hacer un llamado auxilio.
Dices ser normal, te repites hasta el cansancio que no estás loca, que eres una persona más del mundo. Pero tú, yo y la cuchilla sabemos que esa es una mentira gigante. Lo único normal aquí es la regularidad con la que te lesionas los brazos, piernas, estómago y hombros.
-Carajo… -mascullas bajito, en un susurro. Oyes como se abre la puerta de entrada. Tu madre ha llegado, y si no limpias este desastre pronto, se dará cuenta de todo. Y estarás acabada. La conoces, sabes que ella sería capaz de internarte en un manicomio si se entera.
-¡Clara, ya llegué! –le oyes gritar desde la entrada. Tú sonríes levemente. Ella no tiene la culpa… nadie la tiene, de verdad. Quizá tú, por dejarte llevar por la ira, pero ni siquiera estás segura de ser completamente culpable de lo que sientes.
-¿Hija, dónde te has metido? –pregunta ella. ¡Mierda! ¿Ahora qué vas a hacer? Miras alrededor de la habitación y encuentras lo que necesitas: Una camiseta de mangas largas, negra. Te la pones justo a tiempo, a la vez que tiras ropa por el suelo para tapar el camino de sangre-. Aquí estás… ¿por qué no saludas, nena?
-Es que, yo… -piensa, piensa- estaba con la música a mucho volumen.
Ella te sonríe con ternura. Salvaste la situación por poco, por demasiado poco.
-Limpia este desastre al que llamas habitación, señorita –te pide tu mamá. Vuelves a esbozar una sonrisa débil, cansada. No tienes fuerzas ni para vivir, no digamos limpiar toda una habitación. Y, sin embargo, harás el esfuerzo por ella. Te preguntas, ¿qué hizo una persona tan dulce como ella para merecer una hija como tú?
-Claro, mami –respondes dócilmente.
-¿Hiciste tus tareas?-. No las has hecho, te valen tres pitos, pero ella no tiene que enterarse, ¿o sí?
-Sí, mamá. Hace rato que las terminé –contestas con calma sincera. No mientes del todo, cortarte los brazos es una tarea que te manda tu propia mente. Y la cumpliste con maestría.
Ella decidió irse, has ganado nuevamente la batalla. Pero, ¿por qué te sientes tan mareada? ¿El mundo está dando vueltas más rápido de lo normal? ¿Por qué todo se está poniendo negro…?
Despiertas por el ruido de las máquinas, que indican la regularidad de los latidos de tu corazón. ¿Dónde estás? Miras a tu alrededor, intentando levantarte. Una clínica. ¿Qué haces allí? Una excelente pregunta.
-Veo que ya despertaste –dice una persona a tu derecha. Volteas la cabeza, reuniendo tus pocas fuerzas y le ves. Es un hombre vestido con bata blanca y cara de ser muy amable. ¿Un doctor, tal vez?
-Sí –contestas débilmente. El hombre te sonríe.
-Sabes por qué estás aquí, ¿no? –pregunta él. Tú niegas con la cabeza.
-Te desangraste –comentó, como quien dice la hora en voz alta-. Y créeme, Clara, que de este lugar no saldrás en un buen tiempo.
Abres los ojos del todo, sorprendida. Mandas a la mierda la fragilidad, te levantas con suma rapidez.
-¡¿Por qué?! –consigues rugir con voz ronca. No, tú no quieres quedarte allí. Eres una persona completamente normal, no una maldita loca que necesita ser encerrada en un psiquiátrico.
-Porque tu madre y yo opinamos que es lo mejor para ti–. Vuelves a abrir la boca para gritar, pero él continúa hablando-. No, yo tampoco creo que estés loca, pero sí estás enferma y necesitas un tratamiento.
Te quedas muda. ¿Enferma? No, sólo deseas liberar tu dolor. Ellos no te entienden, nadie lo hace. Y por ser diferente al resto te quedarás en ese lugar durante mucho tiempo. Ya no vale la pena gritar, tienes que ser fuerte y aguantar. Hay que aprender a madurar, Clarita, y dejar de cortarte es un buen inicio para ello.
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¿Opiniones?
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Título: --
Autora: *Runa*
Género: Drama
Rating: T
Advertencias: Automutilación o Self-injury.
Y otro corte más. Deslizas la cuchilla con fuerza por la superficie de la piel desnuda y recorres parte del antebrazo. Sientes como corre la sangre hacia fuera, libre al fin. Observas el corte y sonríes, es simplemente precioso.
Decides hacerte otro más, con este serían treinta. Con mucho cuidado, elijes la zona de piel que cortarás, que se ubica cerca de las venas en tu muñeca derecha. Rocías la cuchilla con perfume, para que la herida te arda, y empiezas a deslizar nuevamente. Duele mucho, y gimes por ello, pero sigues con los cortes, ahora más superficiales y pequeños.
Ya no aguantas más. Arrojas la cuchilla hacia el otro extremo de la habitación y rompes a llorar. Llorar y maldecir en silencio, como siempre. La trayectoria de la cuchilla quedó marcada con gruesas gotas de sangre en el suelo, roja y brillante, líquida y asquerosamente relajante. Un jodido calmante para tu alma, eso es la sangre en el piso.
Tus brazos parecen sacados de una película de terror, cortados como un fiambre, con cicatrices hondas, que no hacen más que dejar patente que eres una maldita loca, una persona que sufre, pero que es completamente incapaz de decir un simple “ayúdenme”. No eres capaz de pedir ayuda; tu orgullo, el miedo a los psiquiatras, tu falta de equilibrio, todo te impide hacer un llamado auxilio.
Dices ser normal, te repites hasta el cansancio que no estás loca, que eres una persona más del mundo. Pero tú, yo y la cuchilla sabemos que esa es una mentira gigante. Lo único normal aquí es la regularidad con la que te lesionas los brazos, piernas, estómago y hombros.
-Carajo… -mascullas bajito, en un susurro. Oyes como se abre la puerta de entrada. Tu madre ha llegado, y si no limpias este desastre pronto, se dará cuenta de todo. Y estarás acabada. La conoces, sabes que ella sería capaz de internarte en un manicomio si se entera.
-¡Clara, ya llegué! –le oyes gritar desde la entrada. Tú sonríes levemente. Ella no tiene la culpa… nadie la tiene, de verdad. Quizá tú, por dejarte llevar por la ira, pero ni siquiera estás segura de ser completamente culpable de lo que sientes.
-¿Hija, dónde te has metido? –pregunta ella. ¡Mierda! ¿Ahora qué vas a hacer? Miras alrededor de la habitación y encuentras lo que necesitas: Una camiseta de mangas largas, negra. Te la pones justo a tiempo, a la vez que tiras ropa por el suelo para tapar el camino de sangre-. Aquí estás… ¿por qué no saludas, nena?
-Es que, yo… -piensa, piensa- estaba con la música a mucho volumen.
Ella te sonríe con ternura. Salvaste la situación por poco, por demasiado poco.
-Limpia este desastre al que llamas habitación, señorita –te pide tu mamá. Vuelves a esbozar una sonrisa débil, cansada. No tienes fuerzas ni para vivir, no digamos limpiar toda una habitación. Y, sin embargo, harás el esfuerzo por ella. Te preguntas, ¿qué hizo una persona tan dulce como ella para merecer una hija como tú?
-Claro, mami –respondes dócilmente.
-¿Hiciste tus tareas?-. No las has hecho, te valen tres pitos, pero ella no tiene que enterarse, ¿o sí?
-Sí, mamá. Hace rato que las terminé –contestas con calma sincera. No mientes del todo, cortarte los brazos es una tarea que te manda tu propia mente. Y la cumpliste con maestría.
Ella decidió irse, has ganado nuevamente la batalla. Pero, ¿por qué te sientes tan mareada? ¿El mundo está dando vueltas más rápido de lo normal? ¿Por qué todo se está poniendo negro…?
Despiertas por el ruido de las máquinas, que indican la regularidad de los latidos de tu corazón. ¿Dónde estás? Miras a tu alrededor, intentando levantarte. Una clínica. ¿Qué haces allí? Una excelente pregunta.
-Veo que ya despertaste –dice una persona a tu derecha. Volteas la cabeza, reuniendo tus pocas fuerzas y le ves. Es un hombre vestido con bata blanca y cara de ser muy amable. ¿Un doctor, tal vez?
-Sí –contestas débilmente. El hombre te sonríe.
-Sabes por qué estás aquí, ¿no? –pregunta él. Tú niegas con la cabeza.
-Te desangraste –comentó, como quien dice la hora en voz alta-. Y créeme, Clara, que de este lugar no saldrás en un buen tiempo.
Abres los ojos del todo, sorprendida. Mandas a la mierda la fragilidad, te levantas con suma rapidez.
-¡¿Por qué?! –consigues rugir con voz ronca. No, tú no quieres quedarte allí. Eres una persona completamente normal, no una maldita loca que necesita ser encerrada en un psiquiátrico.
-Porque tu madre y yo opinamos que es lo mejor para ti–. Vuelves a abrir la boca para gritar, pero él continúa hablando-. No, yo tampoco creo que estés loca, pero sí estás enferma y necesitas un tratamiento.
Te quedas muda. ¿Enferma? No, sólo deseas liberar tu dolor. Ellos no te entienden, nadie lo hace. Y por ser diferente al resto te quedarás en ese lugar durante mucho tiempo. Ya no vale la pena gritar, tienes que ser fuerte y aguantar. Hay que aprender a madurar, Clarita, y dejar de cortarte es un buen inicio para ello.
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¿Opiniones?
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
Wao Runa. Me parece bastante bueno, creo que supiste tocar bien el tema.
Ahora, yo hubiese tocado más a profundidad aquel instante en el que se tira el cuchillo, quizás podrías ampliar un poco la distorsión que se vive en su cabeza.
Me parecen muy acertadas ciertas frases que colocas por ahí, puedo decirte que al menos conmigo, has pegado bastante la situación. Ha habido catarsis entre Clara y yo, más que nada porque sé lo que es pasar por esas locuras desenfrenadas.
Es tan creepy, por un segundo pensé que esta era mi historia xD.
En fin, excelente historia Runa. Te felicito.
Saludos~
Ahora, yo hubiese tocado más a profundidad aquel instante en el que se tira el cuchillo, quizás podrías ampliar un poco la distorsión que se vive en su cabeza.
Me parecen muy acertadas ciertas frases que colocas por ahí, puedo decirte que al menos conmigo, has pegado bastante la situación. Ha habido catarsis entre Clara y yo, más que nada porque sé lo que es pasar por esas locuras desenfrenadas.
Y, sin embargo, harás el esfuerzo por ella. Te preguntas, ¿qué hizo una persona tan dulce como ella para merecer una hija como tú?
Es tan creepy, por un segundo pensé que esta era mi historia xD.
En fin, excelente historia Runa. Te felicito.
Saludos~
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
Muchas gracias, pero... ¿no hay más errores? ¿Ni uno?En fin, excelente historia Runa. Te felicito.
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
Sientes como corre la sangre hacia fuera, libre al fin.
Me parece que ese "como" lleva tilde, pero no estoy muy segura.
tu orgullo, el miedo a los psiquiatras, tu falta de equilibrio, todo te impide hacer un llamado auxilio.
Te comiste un "de", justo antes de auxilio.
-Es que, yo… -piensa, piensa- estaba con la música a mucho volumen.
Preguntita: Ese "piensa", ¿lo está narrando la protagonista o tú? De ser la protagonista, creo que quedaría mejor en cursivas.
El último párrafo pudo haber tenido algo más de contendio opino, pero esta bien.
Te repito que sería genial si le agregas otro pedacito en la parte donde se arroja el cuchillo, para que se pueda analizar mejor cómo se siente mentalmente la niña.
Pero en general, esta muy bien. Espero que sirva de mucho en tu clase Runa n.n
Saludos~
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
... Oh. Siento lo mismo que Lady_Ivannov. Oh. Oh.
Encontré algunos detalles:
"Y otro corte más." ¿Qué hace? El verbo es indispensable en las oraciones, si no no ocurre nada nada.
"Sientes como corre..." El cómo sí lleva acento. Como es el presente en primera persona de comer.
"Observas el corte y sonríes, es simplemente precioso." Su sentir es consecuencia de observar el corte. En vez de esa coma es más indicado poner dos puntos.
"con este serían treinta". Éste acentuado: hablas directamente de la cortada.
elijes - con g. Sólo lleva j cuando no son ni la e ni la i.
"rompes a llorar" Y te rompes a llorar.
"todo te impide hacer un llamado auxilio" Como lo dijo Lady_I.
"Pero tú, yo y la cuchilla" Error de orden: Tú, la cuchilla y yo.
"Oyes como se abre" cómo con acento.
"-¡Clara, ya llegué! –le oyes gritar desde la entrada." Es común el uso del leísmo, aunque hay quienes dicen que es incorrecto. Igualmente puedes usar laísmo y loísmo (es mejor).
"-Es que, yo… -piensa, piensa-" También como lo dijo Lady_I.
"Te preguntas, ¿qué hizo una persona tan dulce como ella para merecer una hija como tú?" ~ Lo tengo que decir: esta línea me llegó. <3
"-¿Hiciste tus tareas?-. No las has hecho..." El punto adelante del guión no va.
"Ella decidió irse" Decide: has estado usando el presente.
"Miras a tu alrededor, intentando levantarte. Una clínica." El error de los verbos. ¿Qué descubrió al mirar a su alrededor?
"-¡¿Por qué?!" Por usar juntas la exclamación y la interrogación, han surgido muchas confusiones respecto al correcto uso. En lo personal, primero uso el ¿ y al final el ! Lo leí en mi libro de texto de primer semestre pero no sé si esté correcto.
"-Porque tu madre y yo opinamos que es lo mejor para ti–." Ese punto tampoco va ahí: solamente se usa cuando vas a retomar un diálogo.
Y creo que me extendí.
Pero wow. También a mí me gustó. Wow.
Encontré algunos detalles:
"Y otro corte más." ¿Qué hace? El verbo es indispensable en las oraciones, si no no ocurre nada nada.
"Sientes como corre..." El cómo sí lleva acento. Como es el presente en primera persona de comer.
"Observas el corte y sonríes, es simplemente precioso." Su sentir es consecuencia de observar el corte. En vez de esa coma es más indicado poner dos puntos.
"con este serían treinta". Éste acentuado: hablas directamente de la cortada.
elijes - con g. Sólo lleva j cuando no son ni la e ni la i.
"rompes a llorar" Y te rompes a llorar.
"todo te impide hacer un llamado auxilio" Como lo dijo Lady_I.
"Pero tú, yo y la cuchilla" Error de orden: Tú, la cuchilla y yo.
"Oyes como se abre" cómo con acento.
"-¡Clara, ya llegué! –le oyes gritar desde la entrada." Es común el uso del leísmo, aunque hay quienes dicen que es incorrecto. Igualmente puedes usar laísmo y loísmo (es mejor).
"-Es que, yo… -piensa, piensa-" También como lo dijo Lady_I.
"Te preguntas, ¿qué hizo una persona tan dulce como ella para merecer una hija como tú?" ~ Lo tengo que decir: esta línea me llegó. <3
"-¿Hiciste tus tareas?-. No las has hecho..." El punto adelante del guión no va.
"Ella decidió irse" Decide: has estado usando el presente.
"Miras a tu alrededor, intentando levantarte. Una clínica." El error de los verbos. ¿Qué descubrió al mirar a su alrededor?
"-¡¿Por qué?!" Por usar juntas la exclamación y la interrogación, han surgido muchas confusiones respecto al correcto uso. En lo personal, primero uso el ¿ y al final el ! Lo leí en mi libro de texto de primer semestre pero no sé si esté correcto.
"-Porque tu madre y yo opinamos que es lo mejor para ti–." Ese punto tampoco va ahí: solamente se usa cuando vas a retomar un diálogo.
Y creo que me extendí.
Pero wow. También a mí me gustó. Wow.
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
"rompes a llorar" Y te rompes a llorar
En realidad, creo que es más válido el original. "Te rompes a llorar" es una expresión que jamás había visto u oído.
"Y otro corte más." ¿Qué hace? El verbo es indispensable en las oraciones, si no no ocurre nada nada.
No entiendo el quid de la cuestión. Sí se puede prescindir del verbo.
Por ejemplo:
A palabras necias, oídos sordos.
Por ello, creo que la frase es aceptable. Pero aún así, Runa, tal vez yo escribiría:
Un corte. Y otro más.
Bueno, el tema base no es de los que me gustan, pero el fic es bueno. Un buen trabajo.
Vitani Gren- Vengador del Fandom
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Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
No tengo gran cosa que añadir, aparte de que me ha sorprendido lo bien escrito que está. No se Runa, el enfoque que le das a tus fics me gusta mucho.
Pero tengo una duda:
P.E.:"¿Cómo estas?"
Ahora me habeis hecho dudar, pero creo que era así. Si estoy equibocada, por favor que alguien me corrija.
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Pero tengo una duda:
Que yo sepa, como, se acentua solo cuando es una pergunta."Sientes como corre..." El cómo sí lleva acento. Como es el presente en primera persona de comer.
P.E.:"¿Cómo estas?"
Ahora me habeis hecho dudar, pero creo que era así. Si estoy equibocada, por favor que alguien me corrija.
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Aline Treat- Rastreador de Badfickers
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Localización : En el país feliz, en la casa de gominola de la calle de la piruleta.
Fecha de inscripción : 04/04/2008
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
Sí, hasta donde yo sé, "como" se acentúa cuando es una pregunta.
Sí... ¿cuesta creer que caí aquí en calidad de badficker enojada, ne?No tengo gran cosa que añadir, aparte de que me ha sorprendido lo bien escrito que está.
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
"Cómo" no sólo se acentúa en las preguntas. Cuando significa "de qué manera", por ejemplo, también lleva tilde.
Esto dice en el diccionario de la Real Academia:
La interjección, para expresar sorpresa o enfado, también lleva tilde.
Esto dice en el diccionario de la Real Academia:
7. adv. m. interrog. De qué modo, de qué manera.
ORTOGR. Escr. con acento. ¿Cómo está el enfermo? No sé cómo agradecerle tantos favores. U. t. c. adv. excl. ¡Cómo llueve!
8. adv. m. interrog. Por qué motivo, causa o razón; en fuerza o en virtud de qué.
ORTOGR. Escr. con acento. ¿Cómo no fuiste ayer a paseo? No sé cómo no lo mato.
La interjección, para expresar sorpresa o enfado, también lleva tilde.
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
OT: Muchas gracias por la aclaración, Princesa.
Aline Treat- Rastreador de Badfickers
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Fecha de inscripción : 04/04/2008
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
Sería mejor, runita, que editaras acá también porque me confundo con los errores que ya te han corregido y los que no están.
Última edición por Morrigan el Lun 29 Dic 2008, 20:28, editado 1 vez
Morrigan- Vengador del Fandom
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Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
Ok. Versión corregida:
Y otro corte más. Deslizas la cuchilla con fuerza por la superficie de la piel desnuda y recorres parte del antebrazo. Sientes cómo corre la sangre hacia fuera, libre al fin. Observas el corte y sonríes: es simplemente precioso.
Decides hacerte otro más, con éste serían treinta. Con mucho cuidado, eliges la zona de piel que cortarás, que se ubica cerca de las venas en tu muñeca derecha. Rocías la cuchilla con perfume, para que la herida te arda, y empiezas a deslizar nuevamente. Duele mucho, y gimes por ello, pero sigues con los cortes, ahora más superficiales y pequeños.
Ya no aguantas más. Arrojas la cuchilla hacia el otro extremo de la habitación y rompes a llorar. Llorar y maldecir en silencio, como siempre. La trayectoria de la cuchilla quedó marcada con gruesas gotas de sangre en el suelo, roja y brillante, líquida y asquerosamente relajante. Un jodido calmante para tu alma, eso es la sangre en el piso.
Tus brazos parecen sacados de una película de terror, cortados como un fiambre, con cicatrices hondas, que no hacen más que dejar patente que eres una maldita loca, una persona que sufre, pero que es completamente incapaz de decir un simple “ayúdenme”. No eres capaz de pedir ayuda; tu orgullo, el miedo a los psiquiatras, tu falta de equilibrio, todo te impide hacer un llamado de auxilio.
Dices ser normal, te repites hasta el cansancio que no estás loca, que eres una persona más del mundo. Pero la cuchilla, tú y yo sabemos que esa es una mentira gigante. Lo único normal aquí es la regularidad con la que te lesionas los brazos, piernas, estómago y hombros.
-Carajo… -mascullas bajito, en un susurro. Oyes cómo se abre la puerta de entrada. Tu madre ha llegado, y si no limpias este desastre pronto, se dará cuenta de todo. Y estarás acabada. La conoces, sabes que ella sería capaz de internarte en un manicomio si se entera.
-¡Clara, ya llegué! –la oyes gritar desde la entrada. Tú sonríes levemente. Ella no tiene la culpa… nadie la tiene, de verdad. Quizá tú, por dejarte llevar por la ira, pero ni siquiera estás segura de ser completamente culpable de lo que sientes.
-¿Hija, dónde te has metido? –pregunta ella. ¡Mierda! ¿Ahora qué vas a hacer? Miras alrededor de la habitación y encuentras lo que necesitas: Una camiseta de mangas largas, negra. Te la pones justo a tiempo, a la vez que tiras ropa por el suelo para tapar el camino de sangre-. Aquí estás… ¿por qué no saludas, nena?
-Es que, yo… -piensa, piensa- estaba con la música a mucho volumen.
Ella te sonríe con ternura. Salvaste la situación por poco, por demasiado poco.
-Limpia este desastre al que llamas habitación, señorita –te pide tu mamá. Vuelves a esbozar una sonrisa débil, cansada. No tienes fuerzas ni para vivir, no digamos limpiar toda una habitación. Y, sin embargo, harás el esfuerzo por ella. Te preguntas, ¿qué hizo una persona tan dulce como ella para merecer una hija como tú?
-Claro, mami –respondes dócilmente.
-¿Hiciste tus tareas? –No las has hecho, te valen tres pitos, pero ella no tiene que enterarse, ¿o sí?
-Sí, mamá. Hace rato que las terminé –contestas con calma sincera. No mientes del todo, cortarte los brazos es una tarea que te manda tu propia mente. Y la cumpliste con maestría.
Ella decide irse, has ganado nuevamente la batalla. Pero, ¿por qué te sientes tan mareada? ¿El mundo está dando vueltas más rápido de lo normal? ¿Por qué todo se está poniendo negro…?
Despiertas por el ruido de las máquinas, que indican la regularidad de los latidos de tu corazón. ¿Dónde estás? Miras a tu alrededor, intentando levantarte. Estás en una clínica. ¿Qué haces allí? Una excelente pregunta.
-Veo que ya despertaste –dice una persona a tu derecha. Volteas la cabeza, reuniendo tus pocas fuerzas y le ves. Es un hombre vestido con bata blanca y cara de ser muy amable. ¿Un doctor, tal vez?
-Sí –contestas débilmente. El hombre te sonríe.
-Sabes por qué estás aquí, ¿no? –pregunta él. Tú niegas con la cabeza.
-Te desangraste –comentó, como quien dice la hora en voz alta-. Y créeme, Clara, que de este lugar no saldrás en un buen tiempo.
Abres los ojos del todo, sorprendida. Mandas a la mierda la fragilidad, te levantas con suma rapidez.
-¡¿Por qué?! –consigues rugir con voz ronca. No, tú no quieres quedarte allí. Eres una persona completamente normal, no una maldita loca que necesita ser encerrada en un psiquiátrico.
-Porque tu madre y yo opinamos que es lo mejor para ti– Vuelves a abrir la boca para gritar, pero él continúa hablando-. No, yo tampoco creo que estés loca, pero sí estás enferma y necesitas un tratamiento.
Te quedas muda. ¿Enferma? No, sólo deseas liberar tu dolor. Ellos no te entienden, nadie lo hace. Y por ser diferente al resto te quedarás en ese lugar durante mucho tiempo. Ya no vale la pena gritar, tienes que ser fuerte y aguantar. Hay que aprender a madurar, Clarita, y dejar de cortarte es un buen inicio para ello.
Y otro corte más. Deslizas la cuchilla con fuerza por la superficie de la piel desnuda y recorres parte del antebrazo. Sientes cómo corre la sangre hacia fuera, libre al fin. Observas el corte y sonríes: es simplemente precioso.
Decides hacerte otro más, con éste serían treinta. Con mucho cuidado, eliges la zona de piel que cortarás, que se ubica cerca de las venas en tu muñeca derecha. Rocías la cuchilla con perfume, para que la herida te arda, y empiezas a deslizar nuevamente. Duele mucho, y gimes por ello, pero sigues con los cortes, ahora más superficiales y pequeños.
Ya no aguantas más. Arrojas la cuchilla hacia el otro extremo de la habitación y rompes a llorar. Llorar y maldecir en silencio, como siempre. La trayectoria de la cuchilla quedó marcada con gruesas gotas de sangre en el suelo, roja y brillante, líquida y asquerosamente relajante. Un jodido calmante para tu alma, eso es la sangre en el piso.
Tus brazos parecen sacados de una película de terror, cortados como un fiambre, con cicatrices hondas, que no hacen más que dejar patente que eres una maldita loca, una persona que sufre, pero que es completamente incapaz de decir un simple “ayúdenme”. No eres capaz de pedir ayuda; tu orgullo, el miedo a los psiquiatras, tu falta de equilibrio, todo te impide hacer un llamado de auxilio.
Dices ser normal, te repites hasta el cansancio que no estás loca, que eres una persona más del mundo. Pero la cuchilla, tú y yo sabemos que esa es una mentira gigante. Lo único normal aquí es la regularidad con la que te lesionas los brazos, piernas, estómago y hombros.
-Carajo… -mascullas bajito, en un susurro. Oyes cómo se abre la puerta de entrada. Tu madre ha llegado, y si no limpias este desastre pronto, se dará cuenta de todo. Y estarás acabada. La conoces, sabes que ella sería capaz de internarte en un manicomio si se entera.
-¡Clara, ya llegué! –la oyes gritar desde la entrada. Tú sonríes levemente. Ella no tiene la culpa… nadie la tiene, de verdad. Quizá tú, por dejarte llevar por la ira, pero ni siquiera estás segura de ser completamente culpable de lo que sientes.
-¿Hija, dónde te has metido? –pregunta ella. ¡Mierda! ¿Ahora qué vas a hacer? Miras alrededor de la habitación y encuentras lo que necesitas: Una camiseta de mangas largas, negra. Te la pones justo a tiempo, a la vez que tiras ropa por el suelo para tapar el camino de sangre-. Aquí estás… ¿por qué no saludas, nena?
-Es que, yo… -piensa, piensa- estaba con la música a mucho volumen.
Ella te sonríe con ternura. Salvaste la situación por poco, por demasiado poco.
-Limpia este desastre al que llamas habitación, señorita –te pide tu mamá. Vuelves a esbozar una sonrisa débil, cansada. No tienes fuerzas ni para vivir, no digamos limpiar toda una habitación. Y, sin embargo, harás el esfuerzo por ella. Te preguntas, ¿qué hizo una persona tan dulce como ella para merecer una hija como tú?
-Claro, mami –respondes dócilmente.
-¿Hiciste tus tareas? –No las has hecho, te valen tres pitos, pero ella no tiene que enterarse, ¿o sí?
-Sí, mamá. Hace rato que las terminé –contestas con calma sincera. No mientes del todo, cortarte los brazos es una tarea que te manda tu propia mente. Y la cumpliste con maestría.
Ella decide irse, has ganado nuevamente la batalla. Pero, ¿por qué te sientes tan mareada? ¿El mundo está dando vueltas más rápido de lo normal? ¿Por qué todo se está poniendo negro…?
Despiertas por el ruido de las máquinas, que indican la regularidad de los latidos de tu corazón. ¿Dónde estás? Miras a tu alrededor, intentando levantarte. Estás en una clínica. ¿Qué haces allí? Una excelente pregunta.
-Veo que ya despertaste –dice una persona a tu derecha. Volteas la cabeza, reuniendo tus pocas fuerzas y le ves. Es un hombre vestido con bata blanca y cara de ser muy amable. ¿Un doctor, tal vez?
-Sí –contestas débilmente. El hombre te sonríe.
-Sabes por qué estás aquí, ¿no? –pregunta él. Tú niegas con la cabeza.
-Te desangraste –comentó, como quien dice la hora en voz alta-. Y créeme, Clara, que de este lugar no saldrás en un buen tiempo.
Abres los ojos del todo, sorprendida. Mandas a la mierda la fragilidad, te levantas con suma rapidez.
-¡¿Por qué?! –consigues rugir con voz ronca. No, tú no quieres quedarte allí. Eres una persona completamente normal, no una maldita loca que necesita ser encerrada en un psiquiátrico.
-Porque tu madre y yo opinamos que es lo mejor para ti– Vuelves a abrir la boca para gritar, pero él continúa hablando-. No, yo tampoco creo que estés loca, pero sí estás enferma y necesitas un tratamiento.
Te quedas muda. ¿Enferma? No, sólo deseas liberar tu dolor. Ellos no te entienden, nadie lo hace. Y por ser diferente al resto te quedarás en ese lugar durante mucho tiempo. Ya no vale la pena gritar, tienes que ser fuerte y aguantar. Hay que aprender a madurar, Clarita, y dejar de cortarte es un buen inicio para ello.
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
Tengo que pasar más tiempo en esta sección. En fin, llego tarde pero te dejo mi opinión.
Las correcciones técnicas más básicas ya te las han señalado. Yo quería meterme con el contenido. Me parece que deberías enfocar un poco más el interior del personaje. Si lo limitas a las descripciones de los hechos y los cortes y lo visible, incrementas el "morbo" del relato, pero éste pierde mucho en profundidad. Mi opinión es que en historias de este tipo lo vital son los procesos mentales y no el número de tajos, no sé si me explico.
Por otro lado, le veo algo falto de realismo. Treinta cortes como los que describes son una barbaridad. Nadie se corta treinta veces de una sentada, quizá si explicas que serán treinta contando cicatrices viejas... También te recomiendo pasar del perfume. Las heridas hechas por una cuchilla arden lo suficiente por sí solas sin agregar alcohol. Lo considero excesivo y digno de masoquismo para un relato más allá de lo que quieres trasmitir.
En resumen: sugiero que te extiendas un poco en lo mental para que el relato no se quede en una narración superflua -y ya muy comercializada- de autolesión porque sí. Cada caso es distinto y veo esto demasiado cliché y generalizado. Dale profundidad, Runy.
Las correcciones técnicas más básicas ya te las han señalado. Yo quería meterme con el contenido. Me parece que deberías enfocar un poco más el interior del personaje. Si lo limitas a las descripciones de los hechos y los cortes y lo visible, incrementas el "morbo" del relato, pero éste pierde mucho en profundidad. Mi opinión es que en historias de este tipo lo vital son los procesos mentales y no el número de tajos, no sé si me explico.
Por otro lado, le veo algo falto de realismo. Treinta cortes como los que describes son una barbaridad. Nadie se corta treinta veces de una sentada, quizá si explicas que serán treinta contando cicatrices viejas... También te recomiendo pasar del perfume. Las heridas hechas por una cuchilla arden lo suficiente por sí solas sin agregar alcohol. Lo considero excesivo y digno de masoquismo para un relato más allá de lo que quieres trasmitir.
En resumen: sugiero que te extiendas un poco en lo mental para que el relato no se quede en una narración superflua -y ya muy comercializada- de autolesión porque sí. Cada caso es distinto y veo esto demasiado cliché y generalizado. Dale profundidad, Runy.
Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
Mmm, runita, creo que Esfinge tiene razón en la mayor parte de lo que dice. Si bien, cortarse es un tanto cliché por culpa de los escritores, creo que es algo que se debe de tratar de manera seria.
Treinta cortes, Esfinge, realmente no es un número excesivo y lo digo porque sé. También creo que lo del alcohol es morboso, al igual que el personaje vaya describiendo sus acciones. Te recomendaría que lo describieses en segunda persona, o en focalización interna de pensamientos internos.
Espero, realmente, que te quede más profundo, pero para aquello requieres de que tú misma profundices aquello, reflexiones realmente. el por qué el personaje se sentía así, qué sucedió para estar en aquel estado, cuándo sucedió...etcétera.
Debes de agregar más poesía al asunto Runita, más delicadeza y elegancia.
Muchas gracias por dejar el escrito editado, realmente no le encuentro ninguna falla técnica, es algo de narrativa y trama, tal y cual lo estudian en tu horda.
Besos ^^
Treinta cortes, Esfinge, realmente no es un número excesivo y lo digo porque sé. También creo que lo del alcohol es morboso, al igual que el personaje vaya describiendo sus acciones. Te recomendaría que lo describieses en segunda persona, o en focalización interna de pensamientos internos.
Espero, realmente, que te quede más profundo, pero para aquello requieres de que tú misma profundices aquello, reflexiones realmente. el por qué el personaje se sentía así, qué sucedió para estar en aquel estado, cuándo sucedió...etcétera.
Debes de agregar más poesía al asunto Runita, más delicadeza y elegancia.
Muchas gracias por dejar el escrito editado, realmente no le encuentro ninguna falla técnica, es algo de narrativa y trama, tal y cual lo estudian en tu horda.
Besos ^^
Morrigan- Vengador del Fandom
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Re: Original. (Advertencia: Autolesión)
Nya, y de nuevo, a corregir mis fallos. Pero antes...
A decir verdad, son menos de lo que suenan. Al igual que Morri, lo sé.Treinta cortes como los que describes son una barbaridad.
Es decir, reescribiré la historia para mejorarla. La posteo cuando la termine.Debes de agregar más poesía al asunto Runita, más delicadeza y elegancia.
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