Noche de magosto

Era una noche de otoño. Todo estaba oscuro y en silencio. Clara se dirigía al monte de Manolo con unos chorizos que había cogido en la alacena de su casa.

Cuando llegó, ya estaban todos alrededor de la hoguera, calentando las castañas y poniendo junto al fuego la carne para asar.

- Hola - saludó Clara -¿ya salieron?
- Hola - contestaron todos -. No, aún les queda un poco - añadió Toño mientras le cogía los chorizos.

Fueron con el resto de la gente y se sentaron con ellos. Estaban hablando y comiendo cuando, de repente, se escuchó un pequeño estallido dentro del tambor en el que estaban las castañas.

- ¡Ya salen! ¡Ya salen!

Se formó un estruendo tremendo, y mientras corrían todos de aquí para allá, Toño y Manolo sacaron el tambor del fuego y lo colocaron con cuidado en el suelo.

Entonces, empezaron a salir de él niños y niñas muy pequeñitos, del tamaño de castañas, y cada uno de ellos se dirigió a junto de una persona de las que estaban alrededor del fuego para comer pequeños trozos de lo que había por allí, mientras seguían saliendo niños de las castañas.

Continuaron la fiesta y siguieron cantando y riendo todos felices tras el nacimiento de los nuevos hombres del mundo, como pasaba todos los años.

Cuando por fin amaneció, recogieron todo y se dirigieron cada uno a su casa, aunque esta vez, volvían acompañados.