Black Soul (Original)

Prólogo: Soul and Resistebat.

— Mi-mierda... ¿Qué me golpeó? — Me pregunté sin esperar respuesta, miles de preguntas que sería realmente estúpido preguntar al aire se formulan en mi cabeza sin encontrar respuesta a ninguna de ellas. Genial, primera vez que me despierto y ya estoy deprimida ¡Qué triste!

No sé porque sobreviví. No recuerdo nada más que gritos agónicos. Es más. No recuerdo nada, ni siquiera tengo conocimiento de mi nombre y apellido. Qué bien estoy...

Nota mi sarcasmo.

— ¡Queda una sobreviviente! — Escuché que exclamó alguien, por su voz deduzco que es una mujer. Demasiados pasos o la chica es mutante o alguien la acompaña.

Los escucho cada vez más cerca, ahora sólo me queda esperar a saber cuáles son sus intenciones, no sé muy bien hasta donde llega mi fuerza pero no tengo problemas en descubrirlo.

No me equivoqué con mi teoría. Una chica de alrededor de quince años, no sobra decir que casi de mi edad, ella se arrodilla junto a mí (Porque me encontraba en el suelo.) No parece mostrar intenciones de hacerme algún tipo de daño pero no debo fiarme del todo.

— ¿Estás bien? ¿Estás herida? ¿Cómo te llamas? ¿Quién eres? — Me bombardeaba con preguntas la chica. ¿Cómo puede alguien no respirar por tanto tiempo? Luego la expresión que tiene al hacerme tantas preguntas me está empezando a incomodar.

— Oye, creo que la vas a marear con tantas preguntas. – Antes de que me diera un ataque de nervios un chico un poco mayor que yo le hizo saber algo importante (Para mí) a la chica. —ahora sólo dinos ¿Quién eres?

— Yo... no sé... — Respondí algo nerviosa.

El chico me examinó con la mirada provocando un (Apenas notable) tenso silencio, la chica que lo acompaña no parecía comprender que estaba sucediendo, pero...

No puedo evitar sentir que también me es un poco familiar pero por más que lo intento no puedo recordar de quién se trata.

— ¿Sabes de la guerra? — Me preguntó la chica rompiendo el silencio y captando la atención de ambos.

— Mi mente está completamente en blanco. – Respondí, las pocas cosas que tengo en mente están demasiado borrosas como para tan siquiera considerarlas recuerdos.

— Bueno yo soy una Resistebat. — Dijo la chica después de haber comprobado la ausencia de personas aparte de nosotros; infló ligeramente el pecho en señal de orgullo de ser lo que era. Un momento, ¿Qué demonios significa esa palabra?

— ¿Resistebat? – Pregunté, ¿Resistebat será un insulto? Lo dudo pero siempre es bueno hacer uno que otro chiste mental. Me reiría pero no quiero arruinar la imagen que estoy dando ahora y sinceramente... el chiste no fue bueno.

— Es uno de los bandos de la guerra que te mencionamos, cómo el nombre parece indicarlo nosotros nos resistimos al ejército Soul. El cual hizo esto. – Me indicó con la mirada a que dirigiera mí vista alrededor.

Volteé atrás de mí.

Parece ser una ciudad, bueno era una ciudad, ahora no son más que escombros y ceniza aparentemente producto del fuego que alguna vez hubo; el olor de aquí es simplemente repugnante: una mezcla repulsiva entre sangre, cadáveres y el humo del incendio.

¿¡Cómo demonios es posible que alguien pueda hacer esto?!

— ¿Cuánto tiempo les llevó hacer esto? — Pregunté, no sé por qué me interesa pero tengo la necesidad de saberlo.

— Alrededor de tres horas. — Respondió el tipo, por su aspecto creo que no sólo soy yo quien sobrevivió a esto y también para que pudiera decirme qué tanto tardaron en destruir la ciudad entera es bastante evidente que él estuvo aquí.

— ¿Qué se necesita para entrar? — Dije sin voltear pero no necesito hacerlo para adivinar la expresión en sus rostros. No sé mucho sobre los Soul y ni me interesa saber a cuantas personas jodieron pero...

Sé perfectamente que no es bueno que estén libres por ahí jodiendo la maldita existencia a todo el mundo.

— ¿Qué? — Preguntó inmediatamente la chica y el tipo sólo me miró; creo que intenta decirme con la mirada “¿Sabes en qué demonios te acabas de meter?”

Ahora yo digo... ¿Qué demonios importa? ¡Sólo quiero hacerlo y ya!

— No me hagas repetirlo que odio hacerlo... quiero entrar. — Le dije autoritaria finalmente volteando a verlos.

Ella y él se intercambiaron miradas, aunque sí es cierto que el tipo y yo estuvimos durante el desastre de esos idiotas es posible que sepa lo mismo que yo respecto al tema; pero igual... no se necesita de un cerebro prodigioso para darte cuenta de que ese no es un trabajo para el primer niño de mami que quiera hacerlo.

— Pero... ser Resistebat es muy arriesgado. — Me dijo con preocupación, ¿Y? ¡Lo arriesgado se oye bien para mí! ¡Lo siento querida pero ya me entró en la cabeza y no creo que salga de ahí! ¡Ja!

— ¿Crees que no soy consciente de eso? — Le pregunté.

— Bueno... si quieres serlo debes saber más detalles de la guerra... — Me explicó la chica un poco nerviosa ante la mirada que le dedico.

— ¿Y? No veo por qué no me lo explican. — Apoyé mi peso en una de mis piernas y crucé los brazos dispuesta a oír lo que sea necesario que me tengan que decir.

— Primero lo primero. — Se le adelantó el chico antes de que ella pudiera hacer algo. — Nigunam es la líder del ejército Soul. — ¿Nigunam? Lindo nombre ¿De dónde es? ¿Rarolandia? — Ella se autoproclamó reina hace apenas unos días; no sabemos sus intenciones pero es obvio que no serán buenas para CentralTerra. — Wow, wow, wow...

Detente un poco... ¿CentralTerra? ¿Es otro insulto?

— ¿Qué es CentralTerra? — Pregunté, eso se oye demasiado importante, ¿Una simple amnesia me hizo olvidar eso? ¡Mi depresión aumenta!

— CentralTerra es el mundo donde vivimos y lo que la diferencia de otros mundos son sus habitantes. — Dijo tan seguro de su respuesta que estoy sintiéndome estúpida. Mal por mí.

— ¿Qué tie...?- ¿Qué tenemos de especial? — Corregí, iba a decir qué tienen de especial pero creo que sería raro que hable de mí misma cómo si fuera de otro planeta. Mi confusión y estupidez aumenta. Maldigo mi situación.

— Bueno, las personas que aquí habitan pueden controlar cualquiera de los trece poderes: Tierra, agua, fuego, electricidad, viento, psíquico, luz, plantas, metal, hielo, espacio tiempo, tecnología y oscuridad. — Contestó casi sin pausas y al terminar dio un suspiro para recuperar aliento. Un momento. Si es verdad lo que dice, yo debería tener alguno; necesitaría un ego enorme para creer que soy especial de esa manera.

— ¿Yo tengo alguno? — Si de casualidad alguno me conociera (Aunque de verdad lo dudo mucho) aún existe la posibilidad de que sepan cuál es mi elemento.

— Aquí en... lo que era Ciudad Tenebris habitaban personas con elemento de oscuridad, es muy probable que ese sea tu elemento. — Me explicó el chico con un poco de molestia al pronunciar “era”, si es verdad que antes vivía aquí debió ser horrible perder a su familia y a sus cercanos.

Aunque... no sé cómo se siente perder a alguien, cualquiera con sentimientos lloraría.

— ¡Bueno! ¡Basta de hablar de poderes! Será mejor que te contemos la situación actual. — Dijo la chica (Debo preguntar su nombre) — Bueno ahora CentralTerra está dividida en dos bandos: El ejército Soul y la Resistencia. — ¡No me jodan! ¿¡No era Resistebat?! ¡¿INTENTAN JUGAR CONMIGO?!

— ¿Resistencia? — Pregunté para verificar que realmente no me estaban jugando una broma, realmente las odio.

— ¡Oh! ¡En la Resistencia son todos los que se oponen al ejército Soul! Pero los Resistebat somos los que pelean contra él; normalmente quien no quiere o no puede estar con los Resistebat termina en la resistencia la cual al mismo tiempo nos apoya con suministros, dinero, etcétera. Seguramente no pasamos de quinientos y los Resistebat no debemos ser más de cincuenta. — Oh mierda... y yo creía que era quien peor la pasaba. — ¡Oh y lo olvidaba! En los Resistebat tenemos tres categorías: Lecta, el rango más bajo que se dedica a buscar sobrevivientes de los ataques de los Soul; los Modis, el rango medio que se dedica a recaudar toda la información que les sea posible sobre el enemigo y al final los Altum, el rango más alto que se dedica a exterminar a los generales.

— ¿Generales? — Oh bien... jugaremos al detective, yo hago las preguntas y ella responde.

— Si mal no recuerdo eran cómo doce... o trece. En fin, estos tipos son cómo ¿Los matones personales de Nigunam? Pongámoslo así, bueno estos tipos son excepcionalmente fuertes y destruyen ciudades en apenas horas, aunque sólo son enviados a ciudades difíciles de conquistar. — Tengo la ligera sospecha de que esta ciudad fue destruida por los idiotas Soul. — Casualmente tienen uno de cada elemento, excepto de oscuridad... — Dijo pensativa ante el detalle.

— Posiblemente nadie respondió ante el anuncio en clasificados Se busca general de oscuridad para conquistar el mundo. — Bromeé, sacando una risita en la chica pero el otro sólo permaneció serio.

— Aproximadamente... ¿Cuándo terminará la guerra? Digo, no una fecha exacta, sino hasta que alguien... — Pregunté dando a entender que quería saber el objetivo de esta guerra.

— Hasta que uno de los bandos desaparezca... — Habló al fin el chico, ya temía que se hubiera enojado y no quisiera hablarme.

Oh bien... los Soul están tras nuestra cabeza...

Esto de ser Resistebat será de verdad... interesante...

.-.-.-.-.-.

— Llegamos. — Anunció la chica.

— Oye, me di cuenta de algo, nunca me dijeron sus nombres. — Hice el millón de preguntas allá y ni siquiera pregunté sus nombres, me sentí algo tonta.

— Yo soy Alice Skyfire. — Se presentó la chica, me puse a examinarla mejor, tenía el pelo rubio y naranja imitando al fuego, con un fleco recto y dividido en dos y lo llevaba suelto, blusa azul, pantalones negros cómo sus botas, ojos cafés, facciones tan delicadas que siento que si las toco se romperían y llevaba un arco azul. Y lo más intimidante en ella... es sin duda esa eterna sonrisa que no ha quitado desde que me conoció.

— Yo soy Gray Black. — ¿Black? ¡Ese apellido me sonó conocido! ¿De dónde lo conozco? Mejor será verlo mejor para ver si lo reconozco. Cabello negro medianamente largo (Juraría ver algunos mechones rojos), ojos negros, facciones algo toscas, chamarra de cuero negra, pantalones vaqueros, un crucifijo de plata y estoy comenzando a pensar que este tipo es gótico. Aunque tal vez sólo le guste vestirse así, realmente... no tiene importancia.

¿Por qué me importa lo que no tiene relevancia?

Llegamos a una especie de cueva. Bastante pequeña en mi opinión.

— ¿Segura que es aquí? Yo sólo veo una cueva. — Pregunté incrédula de que ahí estuvieran los Resistebat.

— La cueva es sólo para no llamar la atención. — Contestó casi de una manera alegre, realmente Alice es una chica bastante espontánea.

— Entremos. — Dijo Alice sacándome de mi hilo de pensamientos. Algo raro tiene ese chico, Gray Black.

Alice se arrodilló para levantar una roca que estaba por el lado derecho de la cueva. Ahí abajo había un botón rojo.

— ¿No la misma roca presionaría el botón? — Pregunté ante el detallito.

— Por eso la roca está hueca. — Aclaró enseñando que efectivamente, estaba hueca.

— ¡Ahora entremos! — Exclamó parándose.

Con su pie presionó el botón, provocando que se abriera una especie de puerta que se deslizó de izquierda a derecha, Alice nos hizo una seña con la cabeza a Gray y a mí de que entráramos.

Primero entró Alice y Gray la siguió, entramos a lo que parecía ser un pasillo bastante oscuro.

Estaba segura de que esto que voy a hacer es lo mejor, digo, los del ejército Soul destruyeron una ciudad entera para sus propósitos sin importarles las muertes que provocaron para ello.

Gente que no le importa la vida de los demás... alguien que juega a ser reina para su enfermiza diversión y no le interesa cuántas vidas se sacrifican para ese propósito.

Sólo dos bandos... Soul y Resistebat... si debo elegir.

No quiero ser Soul.

¡Quiero detenerlos! ¡No permitiré que esto se repita! ¡Juro que los detendré, Soul! Aunque para ello perezca. Mi alma descasaría en paz de saber que lo intenté. Alma... que irónico.

Veo una luz blanca al final de este pasillo.

Llegamos a una especie de vestíbulo, el piso estaba recubierto de metal al igual que las paredes, había mucha gente circulando por ahí.

— Oye Marianne. — Llamó Alice a una mujer de pelo azul oscuro recogido en una coleta, con vestido gris, corsé rojo, guantes sin dedos también rojos y botas grises. Calculo que tiene alrededor de dieciocho.

— ¿Ah? ¿Qué se le ofrece, señorita Skyfire? — Le preguntó mirándola con sus ojos negros.

— Quiero que llames a papá. — Le ordenó con autoridad.

— ¡En seguida! — Acto seguido la mujer salió disparada a cumplir lo que Alice le ordeno.

— Parece que tienes influencia aquí. — Comentó Gray.

— Oh, no es que quiera alardear pero... soy la hija del director de los Resistebat ¿No es genial? — Nos dijo agrandando (Sí, fue posible) su eterna y escalofriante sonrisa intentando (inútilmente) de no alardear.

— ¿Qué categoría eres? — Le preguntó Gray. Oh ahora que recuerdo, mencionó tres categorías, Lecta, Modis y Altum.

— Lecta, apenas voy empezando. — Respondió algo orgullosa.

— Bueno, ¿Qué debemos hacer primero? — Pregunté. —, realmente dudo mucho que nos dejen entrar así cómo así.

— Bueno primero deben pasar un examen físico y... — No la deje terminar.

— ¡Perfecto! — Exclamé interrumpiéndola, no sabía por qué pero quería destruir algo. Cualquier cosa. Creo que soy un poco hiperactiva pero igual, para el oficio hasta me sería útil.

— Parece que estás ansiosa. — Comentó Black. —, no sabía que alguien podía tener tanta energía después de perder la memoria.

— ¿Y por qué no? — Le pregunté divertida,

— Normalmente en los casos de amnesia por golpe, suelen dejar al paciente agotado. Tú pareces que puedes hacer cualquier cosa con sólo proponértelo. — Me explico, realmente sólo me sentí confundida pero realmente más que ganas de moverme siento ganas de destruir algo. Cortar, romper... empiezo a creer que estas ansias son algo más que simple energía acumulada que debe salir.

¿Qué demonios es esto que siento? Empiezo a preguntarme ¿Fui alguien mala en el pasado? ¿Era psicópata? Posiblemente sí.

Igual mientras no mate a nadie todo está bien ¿O no? Digo, no todos los psicópatas son criminales... ¿O sí?

Creo que lo mejor será no pensar en eso, alguien viene.

— ¡Alice! ¡Volviste! — Llego un hombre mayor, aproximadamente cuarenta, a pesar de que su cabello estaba canoso se notaba que alguna vez fue pelirrojo, complexión algo robusta, iba de traje negro y sus ojos eran cafés cómo los de Alice. Oh mierda parece que la sonrisita es genética.

— ¡Papá! ¡Encontré a dos sobrevivientes de la ciudad Tenebris! ¡Gray Black y...! — Se calló al no saber el nombre que de todos modos no recuerdo.

Vamos piensa... ¿Un nombre? ¿Cuál sería bueno y que quedé con mi no tan definida personalidad?

— ¡Janne Sinname! — Contestó Gray casi gritando ante la presión, ¿Janne? Un nombre extraño pero suena bien, ¿Sinname? Sin nombre... vaya, Gray tiene sentido del humor.

— ¡Janne Sinname! — Terminó su frase bastante segura con su eterna sonrisa cálida. — Y me dijeron que deseaban ser Resistebat.

— Bueno veamos, tienen que pasar el examen físico. — Todo por el momento va bien pero sólo espero no quedar cómo estúpida.

— Bien, síganme. — Nos indicó el hombre y Gray y yo obedecimos.

— Gray... — Susurré esperando que el padre de Alice no me escuchara.

— ¿Qué pasó? — Preguntó casi en el mismo volumen de voz que yo.

— ¿Cómo se te ocurrió el nombre? — Pregunté. Realmente necesitaba saber, si me conocía en el pasado ¿Ese solía ser mi nombre? ¿Quién es Janne Sinname?

— Mi madre se llamaba así... eres idéntica a ella. — Dijo con algo de nostalgia. Realmente creo que es un tema que sólo le concierne a su familia, evitare hacer preguntas.

Y yo que creía que era una broma...

— ¿Quién quiere pasar primero al examen físico? — Nos preguntó, iba a responder que yo pero Gray se me adelantó.

— Yo lo haré. — Respondió Gray antes de que pudiera hacer algo.

— Bien antes de entrar a la sala de prueba debes de elegir qué armas deseas utilizar para ello. — El director mostro una puerta. Gray entró.

Yo por curiosidad me asomé a ver que había adentro.

Y sí, miles de armas blancas y de fuego de todo tipo en vitrinas. Wow. Me sorprenden las dimensiones que puede tener una habitación.

¿Nos dejaran usar armas con sólo quince años? Esto de la guerra debe estar feo. Pero quiero hacerlo.

Gray miraba detenidamente cada una de ellas por un momento...

Hasta que la encontró...

— Caliax... — Le susurró al hacha que encontró.

El hacha empezó a cubrirse de una nube negra que al desvanecerse el hacha común y corriente de mango de madera y hoja de metal que no superaba los cincuenta centímetros había cambiado; ahora medía casi lo que Gray, su hoja había cambiado de ser metálica a negra y el mango de esta se volvió plateado.

— ¿Qué demonios pasó? — Pregunté abriendo un poco la puerta esperando respuesta por parte de Gray o el director.

— Simple, las armas elementales necesitan un nombre. Si les das uno que les guste será tuya. — Explicó Gray. Un momento, ¿Por qué empiezo a creer que las “armas elementales” tienen que ver con el elemento? Ah claro.
Elemento. Ahí está lo común, si tengo alguno podré descubrirlo dependiendo de cómo cambie el arma que escoja.

Gray salió de la habitación, me sorprende que pueda cargar esa hacha que parece bastante pesada. O este tipo es bastante fuerte o el hacha realmente es ligera.

Hablando de escoger... aquí voy...

Veamos... alabardas, espadas, dagas, más hachas, arcos y flechas... no recuerdo un momento en el que haya visto tantas armas cómo ahora.

De hecho.... no recuerdo nada de nada y ese es mi problema.

Bien, parece que no hay nada que me sirva... ¿O sí?

¡Oh! hable demasiado rápido...

Era casi tan alta como yo (Creo que serían un metro setenta) y con una punta metálica que seguramente de tocarla provocaría una herida leve, sí, damas y caballeros... estoy hablando de una lanza.

Dirán ¿Qué tiene de emocionante? Pues la verdad...

No tengo idea.

Ciertamente, no sé porque pero el filo que tiene es lo que me atrae a esa arma. No sé por qué pero... las armas que tienen mayor filo siempre son las mejores.

Ahora, necesito saber mi elemento. Veamos, ¿Un nombre? Por lo que acabo de ver Gray es bueno con los nombres pero que yo lo sea es otra cosa...

Ehmm, ¿Será obligatorio el nombre? Digo, el arma sin cambio se ve bastante peligrosa.

— No es necesario que tenga nombre. — Me hizo saber el hombre casi como si hubiese leído mis pensamientos, ¿Psíquico era uno de los elementos? Oh mierda; que bien viene a mi trabajo que tu jefe sepa que sospechas de que fuiste psicópata.

Maldigo mi jodida suerte.

Bien salí de la habitación con la lanza, Gray me miró algo extrañado. Da igual, sólo quiero darle en toda la madre a alguien.

— Ahora por aquí. — El señor Skyfire nos condujo por otro pasillo (Malditos pasillos, ¿Por qué hay tantos?)

Bien... más puertas.

— Janne, primero le haremos el examen físico a Gray, tú espera aquí. — Me dijo con esa sonrisa que aparentemente no piensa quitar. Sinceramente es un poco aterrador.

Apoyo mi peso en mi pierna derecha mientras recargo mi lanza en la pared.

Mínimo este tiempo puedo aprovecharlo para algo.

Gray Black parece conocerme, casualmente los dos fuimos encontrados el mismo dia en la misma ciudad.

¿Qué es eso que ocultas, Gray Black?

Sé que sabes algo sobre mí pero lo ocultas... las probabilidades de que haya sido criminal aumentan cada vez más...

Quieres evitar que vuelva a ser lo que era, ves mi ausencia de memoria como la oportunidad de que tenga una segunda oportunidad...

¿Estas serán tus intenciones? Puede que también hagas esto con un mal propósito.

Si mal no recuerdo... existen dos tipos de psicopatía... la psicopatía genética y la provocada.

La provocada es cuando alguien provoca demasiado a una persona la cual casi siempre termina con síntomas psicopáticos. ¿Será que...?

No, es imposible.

¿Lo es?

Eso quiero pensar.

Digo, no estoy del todo segura que sea psicópata... ¡Un psicópata realmente no es consciente de su estado!

Qué extraño, hace unas horas no tenía gran parte de mi intelecto normal y muy poco de mi personalidad. Bien podría ser que éstos surgieran con el tiempo.

Realmente... las enfermedades mentales y psicológicas son bastante extrañas.

Me desvié del tema; Gray, descubriré lo que escondes, descubriré tus intenciones ¡Descubriré quién eres y quién soy! ¡Te descubriré, Gray Black!

Hablando de cierta persona parece que alguien acaba de salir de un examen.

— ¿Cómo te fue? — Gray venía mucho más desaliñado de cuando entró, ¿Qué demonios hay ahí adentro?

— Aprobé. — Dijo algo jadeante. Tengo un mal presentimiento...

— Janne, es tu turno. — Me anunció el padre de Alice abriendo la puerta. Tomé la lanza y lo seguí.

Adentro... ¡¿Qué mierda?! ¡¿Está vacío?! Parece una “habitación” completamente negra que no distingo ni su principio ni fin.

— Eh... — No pude articular palabra de la decepción, él empezó a irse a el otro extremo de la habitación y abrió una puerta que gracias a la oscuridad de aquí no había visto.

— ¡Espere! ¿Qué se supone que debo hacer ahora? — Pregunté confundida.

—Sobrevivir. — ¡¿Qué?!

El señor Skyfire salió de la habitación y yo quedé sola...

O eso creía.

La habitación comenzó a cambiar...

¡Un momento! ¡Este lugar...! ¡¿No es idéntico a “Ciudad Tenebris” o no sé qué demonios?! Hasta está igual de destruida y todo está incendiándose.

¡Algo atravesó mi estómago!

Vuelo por los aires a unos metros de donde me encontraba, gritando de dolor y de sorpresa.

Apenas aterrizo pongo mi mano para detener la hemorragia, mierda. Maldigo esto.

— Patética... — ¿¡Eh!? ¡¿Quién demonios osó a llamarme así?!

Levante mi rostro para ver al hijo de puta que me hizo esto.

Ok me equivoque. ¡Es una hija de puta!

Pelo blanco hasta los hombros, ojos azul oscuro, vestida con un traje azul claro pegado al cuerpo, botas con un color azul más fuerte, cinturón negro, cetro plateado con una esfera azul oscuro; no sé cómo demonios le hizo para atravesarme pero la putita no saldrá ilesa.

— Patética será tu muerte, idiota. — Le contestó evitando hacerle saber lo que es a través de mis cultas palabras.

— Tienes demasiado ego a comparación de tu poder. — ¡¿Qué?! ¡¿Qué demonios se cree esa puta barata?!

Me apoye en la lanza para levantarme y le apunté con la parte superior de ella.

Sonrió torcidamente.

Corro hacía ella para herirla olvidándome por completo de la herida anterior.

Creo que acabo de descubrir cómo diablos me pudo atravesar.

La maldita esfera del cetro de mierda que lleva se transformó en una cuchilla.

Debí ver esto venir...

Ahora vuelvo a volar.

— Mi-mierda... — Susurro.

— ¿Ya te cansaste, niñita? ¿O quieres ir a llorar con mami?

— Nunca más... — Un recuerdo empieza a dibujarse en mi mente a la hora de decir estas palabras que no sé muy bien de dónde salieron.


“— Mamá... tengo miedo... — Una pequeña niña que iba corriendo hacia una mujer. La mujer la recibe en sus brazos.

— Todo estará bien, cielo. — Dijo intentando tranquilizarla, sabía que era una egoísta por condenar así a su pequeña pero si no lo hacía ella las mataría a ambas.

— ¿Mamá? — Preguntó la pequeña siendo separada de su madre por dos brazos que salieron de la nada.

— ¡MAMÁ! ¡No lo permitas! ¡No quiero!

— Cariño... todo estará bien... lo prometo...”

— Eres una mentirosa... — Susurré... ¡Ella prometió que todo estaría bien!

¿Eh? ¿De dónde salió ese pensamiento? Debo ignorarlo y concentrarme.

— Sigo esperando a que me respondas, intento de- ¡Ugh! — ¿Ahora quién acaba de ser atravesada por la enemiga? Idiota, esto te pasa por subestimarme.

Desentierro la punta de la lanza que había encajado en su vientre.

La sangre me salpica, ella grita y en mis labios se dibuja una sonrisa torcida ante esta enfermiza diversión.

Sigo clavando lo más que puedo mi arma en su cuerpo, si para sobrevivir debo asesinar a alguien...

No tengo intención de perder la vida que acabo de obtener.

La ilusa intenta volverme a herir, esquivo su ataque y creo que tengo más o menos el control de la pelea.

¿¡Esta sonriendo!?

— Ice Ponea... — Agita su cetro del cual salen ventiscas heladas... entiendo... elemento hielo.

Las ventiscas me envuelven en una prisión de hielo esférica.

¡¿Qué demonios?!

— El “Ice Ponea” encierra al enemigo en una esfera de hielo, provocando heridas menores al principio pero a los minutos se vuelven mortales... no tardarás en morir... — Dijo para luego dar paso a unas risas realmente dignas de alguien loco.

Maldición... debo salir de aquí.

Varias estalactitas de hielo me dan en mis extremidades causando heridas menores.

¿A esto se refería?

Si esto sigue así la maldita se saldrá con la suya.

Pasan los segundos y ella me mira con soberbia, la odio.

Si no salgo pronto de aquí...

¡Tengo una idea!

Sujeto la lanza y golpeo desesperadamente la pared de esta esfera, es lo único que se me ocurre.

No hay salida...

¿¡Y eso importa!?

Grité antes de dar un último golpe, este rompe mi lanza pero abre una grieta.

— ¡¿Ah?! — El hecho de que la esfera se abriera atrajo la atención de la zorra.

Utilizó mis puños para romper esto, no me importa el daño que estoy recibiendo, tanto de las estalactitas como el dolor de intentar atravesar esta gruesa capa de hielo.

¡Quiero derrotar a los Soul! ¡Quiero saber quién soy! ¡Quiero descubrir a Gray Black!

¡Quiero...!

Quiero vivir...

Mi prisión se abre por completo.

Salgo inmediatamente.

— Que te quede claro... yo no soy una niñita... soy Janne Sinname. — Le dije sonriéndole.

— ¡Oh! ¿Dónde quedaron mis modales? Mi nombre es Lucy Oculonulla. — Me dijo con una extraña sonrisa.

— Me importa poco si llevaras un número por nombre. — Le contesté.

— Parece que la niñita ha crecido... — Me dijo cabizbaja. —, ¡Lástima que por poco tiempo!

Se me abalanzó con un extraño resplandor azul en la mano. Va a dispararme en cualquier momento y quiere estar cerca para asegurarse de no fallar. Ahora que me tiene aquí en el suelo mis posibilidades de huir no son muchas. Mierda... maldigo su fuerza.

¿Apuntar a mi corazón? Debo reconocer que es buena estrategia apuntar a un órgano vital.

Por el tiempo que está demorando yo creo que esto será algo de lo cual no saldré viva.

Cerré los ojos.

Por instinto meto mi mano en mi bota...

Y sentí sangre caer en mi rostro.

Los abrí para ver que me había salvado.

Estaba sosteniendo un cuchillo con mi mano.

El arma blanca se encontraba encajada en la garganta de Lucy.

Ella se desvaneció en el aire.

— ¿Eh? — Fue lo único que salió de mis labios.

— Felicidades... ¡Entraste en el rango Lecta! — Anunció feliz el señor Skyfire entrando a la habitación la cual volvió a ser negra.

— ¿Qué demonios fue todo eso? — Pregunté, casi me mato con esa zorra, si no fuera por...

— Fue el examen, sobreviviste a una copia de una los generales.

— ¡¿Eh?! — ¡¿Esperaban que yo estuviera lista para hacerle frente a uno de los generales Soul sólo para entrar en el rango más bajo?!

— Bueno esa copia tenía apenas un cuarto del poder original. — No sé cómo sentirme, si triste por casi no salir viva de lo que ni siquiera era la mitad de un general o sentirme bien por entrar.

— ¡Bien! ¡Sabía que lo lograrías, Janne! — Oh miren, llego Alice.

— ¿Alice? — Llego corriendo a mí y me abrazó.

— ¡Estaba segura de que lo harías! ¡Y Gray creía que no lo harías! — Me grito pegada a mí, no sé cómo diablos voy a quitármela de encima ¡Llamen a seguridad por favor!

— ¡Oye yo no dije eso! — Exclamó Gray apenas llegó. — ¡Sólo dije que la prueba era difícil!

— ¡Insinuaste que Janne no la superaría! — Señaló acusadoramente en tono melodramático mientras se separaba violentamente de mí mandándome al suelo.

— Por Dios, Alice. — Se dijo Gray ante lo infantil que era Alice.

— Me alegra que se lleven tan bien Alice, Gray y Janne; porque ustedes estarán en el mismo grupo. — Nos anunció con su eterna sonrisa (La cual aún me parece aterradora)

— ¡¿Qué?! — Exclamamos al mismo tiempo, me levanté apenas lo escuché.

— ¡Bien! ¡Seamos todos amigos! — Exclamó Alice levantando los brazos. Mierda, ¿Cómo alguien puede ser tan idiota?

— Alice, por favor deja de gritar. — Le pedí por la salud de mis oídos.

— ¡OK! — Gritó con más fuerza. ¿Lo hace a propósito, verdad?

Ahora que lo pienso, ¡Esta es mi oportunidad perfecta de sacarle información a Black!

Bueno no veo porque no pueda vivir esta segunda oportunidad.

¡Pero si Alice sigue así entonces no!

Continuara...

— Mi-mierda... ¿Qué me golpeó? — Me pregunté sin esperar respuesta, miles de preguntas que sería realmente estúpido preguntar al aire se formulan en mi cabeza sin encontrar respuesta a ninguna de ellas. Genial, primera vez que me despierto y ya estoy deprimida ¡Qué triste!

No sé porque sobreviví. No recuerdo nada más que gritos agónicos. Es más. No recuerdo nada, ni siquiera tengo conocimiento de mi nombre y apellido. Qué bien estoy...

Nota mi sarcasmo.

— ¡Queda una sobreviviente! — Escuché que exclamó alguien, por su voz deduzco que es una mujer. Demasiados pasos o la chica es mutante o alguien la acompaña.