(Sin título) [Original]

La verdad aun no tengo titulo para esta historia y recién es el primer capítulo, pero quiero ir corrigiendo n_n

Capítulo I
—¿Aceptas el desafío, muchacho? — El hombre lo miro directo a los ojos, estaba muy seguro de sí mismo de derrotarlo, se veía muy joven y por consecuencia inexperto. Era la manera de reparar su orgullo lastimado cuando aquel chico declaro ser capaz de vencerlo, cuando alardeaba con sus amigos el haber vencido 50 hombres sin ayuda alguna.

El joven, por su parte, ya lo analizaba. Ese sería su tercer desafío en la semana, era así como se ganaba la vida: peleaba contra hombres adinerados apostando que podía vencerlos. A lo lejos los distinguía, siempre los hallaba en algún bar bebiendo con sus amigos, vistiendo ropas nuevas con ricos colores, algunos se daban el lujo de pagar por alguna mujer. Comúnmente eran los hombres maduros en edad los que hablaban de glorias engrandecidas por su egocentrismo y presumían hazañas jamás realizadas. Entre más alardeaban, más fáciles eran de vencer, pues presumían de lo que carecían.

—Si ganas te dare algo de oro. Pero te aviso que puedo batir a cualquiera aquí. — Le advirtio con malicia en la voz. El chico miro con mas detalle al hombre que lo retaba, incluyendo a los caballeros que lo acompañaban, todos ellos ya un poco pasados de copas, y decidio que estaba frente a unos debiluchos; Esto a pesar de ser delgado y sin musculatura evidente, muy alcontrario del corpulento hombre frente a el.
—De acuerdo. Pero, ¿No eres un veterano de guerra?
—Y uno muy curtido en ella, muchacho. —Su orgullo al decirlo era evidente.
—Entonces, como yo todavía soy novato, creo que debería recibir un bonus. Esto es —corrigió deprisa, fingiendo modestia— si yo gano, claro esta.

El hombre estudió al muchacho con ojo crítico. Para tener tal descaro y retarlo, debia tener un as bajo la manga. Un poco inseguro, simulando bromear grito a sus amigos. —¿Que creen ustedes, el chico merece un premio especial si me derrota?.— Sus risotadas llenaron el aire, dandole la confianza que le faltaba.
—Si este niño me vence, ¡le dare mi caballo!
—¿Y si el pierde?.— Lo interrogo uno de sus acompañantes. Hubo silencio un segundo.
—Entonces tendre un nuevo sirviente en casa.— Lo miro esperando quejas de injusticia, pero la respuesta le borro la sonrisa que tenia en el rostro.
—Acepto el desafio.—Contesto sin titubear.

La noticia del novato desconocido desafiando a un experimentado guerrero, se esparcio rapidamente. Para cuando terminaron de preparar la improvisada arena, ya habia una pequeña multitud de espectadores; las apuestas no se hicieron esperar tampoco. Cuando ambos entraron a la pequeña area, el publico ovaciono a los contrincantes. Algunos gritos de apoyo eran para el joven desconocido, rogando por su triunfo que les otorgaria una pequeña ganancia, y otros gritaban al veterano confiados en su experiencia en la batalla.

Como era la costumbre se saludaron educadamente y esperaron a que el juez les recordara las reglas. En seguida retrocedieron uno paso sin darse la espalda, para tomar sus posiciones. El pobre hombre apenas se había acomodado cuando el chico le lanzo un golpe que lo desconcertó. Aprovechando la ventaja inicial, embistió repetidamente con una serie de golpes veloces, que le hicieron perder el equilibrio al caballero, haciéndolo caer de espaldas. El joven arremetió con fuerza una vez más, pero el hombre tuvo el tiempo suficiente de situar su espada delante de su rostro, parando el golpe; sin embargo, no fue suficiente para ayudarlo a tener recuperación alguna en la pelea, con un ágil movimiento el mozo le obligo a girar la espada torciéndole la muñeca provocando que soltara la suya. Los asistentes quedaron en silencio y atónitos, aquel chico de baja estatura tenía al robusto hombre contra el suelo, indefenso, amenazándolo con la punta de la espada sobre su cuello. El muchacho sonrió burlándose de él y extendió el brazo libre en señal de victoria, buscando la aclamación del público, que respondió a su señal. ¿Cómo se atrevía a mofarse de él?, eso le dolió más que cualquier herida que hubiera tenido alguna vez.

—¿Te Rindes? — preguntó el juez algo incrédulo y temeroso a acercarse. El caballero miró los ojos del joven, que brillaban amenazadores. Desesperado, busco la posibilidad de una salida que le ayudara a salvarse de la humillación. Pero como si leyera su pensamiento, el chico presiono su arma contra él. La amenaza no convenció al hombre de someterse, con prisa tomo un puñado de tierra y lo lanzo hacia el chico, que por instinto se cubrió el rostro con un brazo perdiendo de vista a su oponente.

Como recurso desesperado, el hombre lanzo una patada con fuerza, que para su fortuna, dio en el abdomen del chico haciéndolo retroceder unos pasos. Aprovechando el espacio que dejó, tanteó el suelo en busca de su espada, y la tomó de prisa. Se puso de pie haciendo frente a su enemigo. El golpe había dejado sin aliento al joven, que aun trataba de recuperarse con una rodilla apoyada en el suelo; no pensaba dejar pasar la oportunidad y corrió con furia lanzando una estocada firme. Justo a tiempo levanto su arma, resonando con violencia las espadas al chocar; por unos segundos mantuvieron el forcejeo, empujando con vigor tratando de doblegar al otro. El joven al fin logro ponerse de pie cuando impulso hacia un lado la espada enemiga para desviar la fuerza con la que lo empujaba.

Los espectadores gritaban cada vez con más intensidad buscando dar coraje a su favorito, mientras las apuestas aumentaban. Ambos se vieron envueltos en una sucesión de ataques y bloqueos, sin embargo, con cada choque de las espadas el caballero se desesperaba aun más y la risa burlona no ayudaba de aquel chico no le ayudaba a concentrarse. Blandió su espada en medio círculo, alargando el brazo en un intento por hacer algún daño al chico, pero este brinco hacia atrás, ileso. El joven levanto las manos y rio para provocando mas su coraje y el aplauso del público. Cegado por su furia levanto su arma y proyecto con potencia un corte descendente, pero su rival se movió hacia un lado dejando que su misma fuerza lo hiciera irse de bruces. Intento amortiguar la caída con sus manos soltó la espada y callo varios metro lejos de él, quedando con el rostro en la tierra; trato ponerse nuevamente de pie, pero sintió como la punta de una espada punzaba en su nuca.

—Me rindo, muchacho. — Finalmente decidió ceder, apretando los puños con impotencia. La gente gritaba euforia, mientras las apuestas eran pagadas. Algunos hombres entraron en la arena para felicitar al ganador, mientras los amigos del caballero lo ayudaban a levantarse.

Muy pronto, los gritos se cambiaron por cuchicheos mientras los asistentes abrían paso a un hombre que venía a caballo. Era un mensajero del rey que, al llegar frente a ellos, bajo de su montura y se dirigió al campeón.

—Su majestad le manda felicitaciones al vencedor. — El chico miro tras él, más allá del público, podía ver a caballo a una imponente figura que reconoció como el rey. Nunca le había visto de frente, pero ansiaba trabajar directamente bajo su mando si es que los rumores sobre el eran ciertos; hubiera seguido ignorando al mensajero que le hablaba, de no ser por unas palabras que llamaron su atención. —…le pareció ver potencial en ti, joven, y le gustaría que comenzando mañana te unas a los caballeros de la corona.

— ¡¿A los caballero de la corona?! — Grito el hombre que había perdido hacia unos momentos —. Pero si es apenas un niño, solo sería un estorbo en las filas de los caballeros de la corona. — El hombre estaba completamente indignado, ¡como se atrevían a darle ese rango! — Jamás aceptare que se una a nosotros.
— Es una orden directa del rey. — El caballero no pudo replicar mas, al fin noto al rey que miraba desde lejos; era una decisión a la que no podía oponerse.

—Caballero de la corona— Sonrió cuando satisfecho cuando murmuro para sí mismo su nuevo título. De entre todo el ejército, el cual era formado por todo hombre en condiciones de luchar, según las leyes del reino, los caballeros de la corona eran considerados los mejores. No se había imaginado que aquel hombre era uno de ellos y que al vencerlo obtendría algo mejor que el caballo y el oro que acababa de ganarle.

Lo primero que he notado ha sido que colocas mal los guiones del diálogo. Aquí tienes todas las opciones posibles para emplear este signo de puntuación. Créditos al Ejército Ortográfico.

—Diálogo.
—Diálogo —narración.
—Diálogo —narración—. Diálogo.
—Diálogo —narración—, diálogo.
—Diálogo —narración—: Diálogo.

Como puedes observar, después de colocar el segundo guión, no se sigue con mayúscula. Hablando de mayúsculas: "?" puede cerrar una oración, pero "¿" no tiene el punto abajo, por lo que no irá en mayúscula la letra si no es al principio de oración.

Después, señalarte que empleas mal algunos signos de puntuación. Muchas veces empleas una coma cuando debería ir un punto. El punto se emplea para cerrar una oración (por ejemplo: El comió espaguetis. Luego, llenó el vaso de agua.). La coma se emplea para enumerar generalmente y mostrar continuidad.

También debes vigilar un poco con las faltas ortográficas. Supongo que has usado un corrector, ¿no? El problema es que hay muchas faltas que no las marcan, tales como "miro", que realmente es el presente de la primera persona. Tú te refieres al pasado perfecto, por lo que es "miró", con tilde. Para evitarte estos fallos, recuerda las nociones básicas para colocar tilde, ya que, en pasado, la sílaba tónica recae sobre la última sílaba, convirtiéndola en aguda acabada en vocal (motivo para poner tilde).

Ah, las cifras cortas (cien, mil, cuarenta, veintidós...) se ponen en letras. Los largos (1993, 18'84 m...) son los que deben escribirse en dígitos.

Ejemplo de lo mencionado:

—¿Aceptas el desafío, muchacho? — El hombre lo miro directo a los ojos, estaba muy seguro de sí mismo Aquí falta una pausa de derrotarlo, se veía muy joven y por consecuencia inexperto. Era la manera de reparar su orgullo lastimado cuando aquel chico declaro ser capaz de vencerlo, cuando alardeaba con sus amigos el haber vencido 50 hombres sin ayuda alguna.

—¿Aceptas el desafío, muchacho? —el hombre lo miró directo a los ojos. Estaba muy seguro de sí mismo; de derrotarlo. Se veía joven y por consecuencia inexperto. Era la manera de reparar su orgullo lastimado cuando aquel chico declaró ser capaz de vencerlo. Cuando alardeaba de haber vencido a cincuenta hombres sin ayuda alguna.

Un pequeño detalle que se me ha escapado:

—Acepto el desafio.—Contesto sin titubear.

El punto NO debe ir después de la oración que es el diálogo. Siempre va al final, final, final de todo. Es que no le queremos.

Muchas gracias por las correcciones! tenía varias dudas con los signos de puntuación en el dialogo. También pondré mas atención a las tildes, a pesar de que corregí varias, parece que se me escaparon algunas.

Muchas gracias! n_n