Pájaro de Viento -> Crítica constructiva, por favor!

CAPÍTULO 1
El clan Tori

El Kazekage estaba sentado detrás de la mesa del despacho, aburrido de leer tanto papeleo. Aún no había amanecido y él ya estaba trabajando. Amaba a su aldea pero odiaba tener que leer cada día informes sobre problemas absurdos que sólo podían resolverse con el tiempo.

Y aquella mañana iba a ser peor: tenía una reunión con los representantes del clan Tori, uno de los más importantes de su aldea.

El Kazekage se levantó de su asiento y se dirigió a la ventana. Le gustaba mucho ver el amanecer; era como si cada mañana el sol les transmitiera su fuerza y les diera esperanzas.

De pronto llamaron a la puerta. El jefe de la aldea dio permiso, y en el despacho entró un hombre vestido de verde y negro con un pergamino en la mano. El Kazekage suspiró: más trabajo.

–Kazekage-sama, un mensaje de parte de Tori Haichi-san –dijo el hombre entregándole el pergamino.

El jefe lo cogió y lo abrió para leer el contenido.

“Kazekage-sama:

Hemos tenido algunos problemas y no podremos reunirnos con usted hasta dentro de dos horas. Esperamos que este cambio no le produzca ninguna molestia.

Atentamente,

Tori Haichi.”

–¿Algún problema, señor? –preguntó el ninja portador de la misiva.

–Ninguno, puedes retirarte.

–Sí, señor.

Después de que el ninja saliera del despacho, el Kazekage se sentó otra vez detrás de la mesa y se quedó con la mirada perdida en una foto que tenía a su lado: él, pelirrojo, de ojos azul celeste, su hermana, rubia, acompañada siempre con su enorme abanico, y su hermano, de cabello castaño y la cara maquillada con rayas. ¿Qué estarían haciendo en ese momento Temari y Kankuro? Como siempre, Kankuro estaría durmiendo, pues a él siempre tenían que ir a despertarlo. En cuanto a Temari, seguramente estaría leyendo o contestando alguna carta de sus amigos de Konoha. Pese a su actitud algo peleona, a Temari siempre se le había dado bien eso de hacer amigos, no como a él…

Una hora y media más tarde, alguien llamó a la puerta. Eran los representantes del clan Tori. El Kazekage se levantó de su asiento y fue a abrir la puerta. En el despacho entraron ocho personas, cuatro hombres y cuatro mujeres que, después de saludar respetuosamente a su jefe, se sentaron en las sillas que el Kazekage había preparado anteriormente para ellos.

Uno de los cuatro hombres, el más anciano, antes de sentarse le entregó un pergamino al Kazekage. Éste lo abrió y leyó el contenido, expresando cada vez más sorpresa.

–¿Cuánto hace que recibieron esta carta? –preguntó una vez hubo finalizado la lectura.

–La recibimos hace una semana –respondió Tori Haichi–. Decidimos esperar por si se trataba de alguna broma, pero hace dos días recibimos otra carta idéntica. Ahora estamos seguros de que no se trata de ninguna broma.

–Los Akatsuki detrás del secreto de los pájaros… –murmuró el Kazekage–. Pero eso es absurdo. Aún estan buscando a los últimos jinchuuriki, no creo que desviasen su atención con el clan Tori, teniendo además al último de los Uchiha con ellos.

–Por eso pensábamos que sería una farsa, pero ahora ya no estamos seguros. Además, con la segunda carta recibimos esto.

Una mujer se levantó de su silla y se acercó al Kazekage con una bolsa de papel en la mano. De ella extrajo un pájaro azul y blanco, con una media luna blanca sobre sus alas. El pájaro estaba muerto.

De pronto el mismo hombre que dos horas atrás había llevado la carta al Kazekage irrumpió estrepitosamente en el despacho. Aquella interrumpción hizo que los que estaban sentados se levantaran y que todos miraran hacia el hombre sorprendidos.

–Están… Muertos… –dijo con voz entrecortada–. Han… Sido ellos…