"Negro" (Original)

Negro.
Todo era negro, se levanto del suelo donde estaba viendo la oscuridad que le rodeaba… se abrazo a sí mismo por el frio que le daba por esa oscuridad.
Tengo frio…-susurro en voz baja la figura que era de aspecto infantil, era delgado y tenia ojos ámbar, con un mechón de pelo negro cayéndole sobre su cara.- ¿Dónde estoy?
Camino en aquella oscuridad, escuchando como el propio sonido de sus pasos resonaba a la vez. Susurros y voces aterradoras se escucharon a cada paso que daba acercándose más y más a algo que no podía ver.
Se estremeció de miedo al saberlo, se cubrió mas para evitar el frio que sentía y calmar su miedo infantil ante las voces que oía.
Matar.
Destruir.
Cortar.
Corrió con más fuerza ante los susurros que oía que hacían que se alejara rápidamente de las voces, porque eso que decían era lo que le iban a hacer.
El no quería morir.
Al correr con fuerza escapando de las voces, se tropezó y cayó con rapidez al suelo se levanto con una mueca de dolor en su rostro infantil, mientras se sobaba el tobillo que se había lastimado en la caída.
- Miren que tenemos aquí… un niño, jamás había venido un pequeño aquí.-dijo un monstruo viendo al infante. Este era grande, con una sonrisa malévola en su rostro deforme y con cuatro brazos.
- Esto será divertido…-dijo otra de esas criaturas bizarras que rodeaban al infante, que los veía asustado, mientras se abrazaba a sí mismo por el terror.
Las risas crueles resonaron en la oscuridad con fuerza, el niño levanto su mirada ámbar al sentir un jalón, y se dio cuenta de que era a él a quien le habían levantado del suelo. Grito de dolor al darse cuenta de los rasguños y golpes que le daban esos monstruos.
Fue tirado al suelo varias veces, su pequeño cuerpo estaba lleno de rasguños y moretones que le era difícil moverse sin sacar un pequeño gemido de dolor.
Pero seguía vivo y respirando a pesar de todo.
-¿Aun sigue vivo? Pues vamos a darle su regalo para que nos recuerde.-dijo uno de los tantos monstruos que ahí se encontraba con una sonrisa cruel en su rostro, mientras levantaba al pequeño y rasguñaba su rostro, más concretamente donde estaba su ojo derecho, el niño grito de dolor mientras se cubría su ojo el cual sangraba con fuerza que le costaba abrir el ojo.
La criatura que había rasguñado el rostro del niño, se lamio su garra ensangrentada con deleite, viendo con regocijo él como el pequeño daba gemidos de dolor mientras tenía su mano en su ojo herido.
Las lágrimas caían de los ojos del niño, junto con la sangre de su herida, le dolía mucho… ¿Qué había hecho para que le lastimaran? ¿Era solo por estar ahí?
Los monstruos seguían rodeándole para demostrar que no tenia escapatoria ante sus torturas, que el pequeño se resigno a su destino, pero un gruñido le distrajo y un dragón con forma de serpiente se puso frente al infante protegiéndole.
Era majestuoso, su piel rosada con escamas que brillaban y su mirada de furia, volvió a gruñir con ira y humo negro salió de sus fosas nasales, demostrando que si quisiera podría arrojar fuego.
Mostro también sus afilados colmillos para dar énfasis en su amenaza, los monstruos gruñeron y los dejaron en paz. El niño con su mano en su ojo herido, miro con el sano al dragón que le había protegido.
Alzo su mano tocando su cuerpo, el dragón le miro dejando que le tocara y mas se sorprendió cuando el dragón lamio su mejilla limpiando el vestigio de lagrimas de su rostro.
Las lagrimas salieron nuevamente, mientras ponía sus manos alrededor de la cabeza del dragón para abrazarlo, el dragón le dejo llorar, mientras envolvía su cola en su pecho.
Cuando el niño dejo de llorar, miro con sus ojos marrones al animal que estaba junto a él. Y aun seguía acariciando su rostro y este daba soniditos de felicidad por ello.
- ¿Por qué me protegiste?-dijo el niño mientras veía a la dragona con su ojo sano, ya que el otro aun lo tenía cubierto por su mano, pero ya no dolía tanto como antes.
El dragón le miro, mientras hacía gestos con su cola para que le entendiera, y de alguna forma el niño pudo entender los gestos del dragón.
-¿Me protegiste porque estaba llorando?-susurro el niño con suavidad mirando a la dragona, cuando este hizo un movimiento afirmativo con su cabeza.- Gracias… me salvaste… ¿Cómo te llamas?
El dragón volvió a hacer más movimientos raros en el aire, bajo la atenta mirada del infante que de alguna manera podía entender lo que quería decirle.
-¿Te llamas Syth? ¿Eres una dragona?-dijo el niño mirando con curiosidad a la dragona que volvió a hacer el mismo movimiento afirmativo.- Entonces gracias por ayudarme, Syth…
Syth miro al pequeño con cariño mientras ponía su cabeza en su pecho, para que este le acariciara con su mano, cosa que este hizo con una pequeña sonrisa.
-No entiendo nada… ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué me atacaron?-susurro el infante en voz baja, mientras Syth levantaba su cabeza y lamia con su lengua viperina la mejilla del niño, este le sonrío ampliamente.- Syth…
Syth se levanto del regazo del niño, mientras lo recogía y lo montaba sobre ella, para llevarlo a pasear en aquel oscuro lugar, el niño olvido su tristeza, mientras Syth lo llevaba sobre su lomo.
Encontró una pequeña ciudad, y el y Syth bajaron a ella… el niño la miro curioso y entro en una casa vacía, encontró cosas para curar su herida del ojo, así que las uso, aunque gimió de dolor al limpiarse la sangre con alcohol, pero eso no era nada.
Salió de su nueva casa y tenía una gasa sobre su ojo herido, así que solo usaba su ojo sano para ver, y tenía a Syth para apoyarse por si se caía. Todos las personas que estaban ahí les ignoraban con indiferencia, al niño no le importaba, el solo caminaba apoyándose en Syth.
Salieron de aquella ciudad, Syth volvió a hacer movimientos raros con su cuerpo, que el niño asentía ante ellos.
¿Mi nombre?-dijo el niño al entender la pregunta de Syth, que le miraba expectante por saber su nombre.- No tengo un nombre… ni siquiera sé si lo tuve...-dijo tristemente mientras bajaba su mirada.
Syth le miro con tristeza, mientras restregaba su cabeza contra el pecho del niño.- Pero sabes ‘Yth… no me importa, yo mismo me hare un nombre… y esos monstruos pagaran por todo…
Syth miro a su amigo con seriedad, pero se dejo acariciar por él, entendiendo su dolor y su odio.
El tiempo pasó, el niño crecía poco a poco, la herida de su ojo había sanado quedándole solo una cicatriz en ella, que cuando estaba triste o pensativo se la tocaba ausentemente, mientras acariciaba el lomo de Syth, su fiel amiga.
Tuvo su venganza contra esos monstruos que le marcaron, de nombre se puso Nik, de Nikael… ya que lo había leído en un libro que había conseguido en su “casa” y le había gustado.
Aprendió a ocultar sus sentimientos, no los necesitaba. No quería que nadie más que solo Syth, llegara a verlo siendo débil.
Un brillo distrajo sus pensamientos y miro hacia el frente con indiferencia, mientras acariciaba a su fiel amiga dragona. Una imagen se veía frente a él.
Un niño.
Uno igual a él, pero ese tenía el cabello hacia atrás y su sonrisa…
Era feliz.
La mirada de Nik fue de ira hacia ese niño, estaba celoso, ese niño podía sonreír, ese niño no sufría y no tenía una cicatriz recordándole su dolor. La mano de Nik toco su cicatriz en su rostro ausentemente.
La imagen se desvaneció, pero Nik aun seguía mirando el lugar donde esta había estado. Syth levanto su cabeza, mientras lamia su mejilla para calma su ira, lo cual funciono ya que Nik sonrío suavemente mientras seguía acariciando el lomo de su amiga.
Sonrió con maldad, mientras pensaba en como vengarse de aquel niño, hacerle sentir igual de miserable… hacerle llorar las mismas lágrimas que él había llorado.
Era una promesa.
Miro hacia arriba, viendo como la fría y solitaria oscuridad le rodeaba, viviría con ella siempre, solo tenía a Syth y a sí mismo.
Cerró sus ojos suavemente cansado, mientras tenía a Syth en sus piernas y dejo que lo recibiera la misma oscuridad en sus sueños.
Viendo todo de color negro, como su mismo corazón.