Me va el sado, dadme duro.
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Me va el sado, dadme duro.
Estimados ofidios, vuelvo a vosotros para mendigar latigazos.
Esta vez os traigo un breve original que escribí hace unos cuatro años con el que me estoy peleando ahora. Soy una maniática, qué se le va a hacer. El caso es que tengo muchas dudas con él, me gusta la idea, pero estoy convencida de que está mal plasmada. Aún no lo he publicado y querría saber qué opináis y cómo podría hacer que fluya más. Mi problema (el que veo yo) es el principio: se me antoja tedioso. Por un lado tiene que ser monótono y aburrido para causar un mayor impacto, pero por otro quizá sea demasiado.
Por otro lado, no sé si debería regodearme en el final. Quizá no transmite nada más allá de mi soberana manía por escribir cosas extrañas.
Aquí os lo dejo:
Esta vez os traigo un breve original que escribí hace unos cuatro años con el que me estoy peleando ahora. Soy una maniática, qué se le va a hacer. El caso es que tengo muchas dudas con él, me gusta la idea, pero estoy convencida de que está mal plasmada. Aún no lo he publicado y querría saber qué opináis y cómo podría hacer que fluya más. Mi problema (el que veo yo) es el principio: se me antoja tedioso. Por un lado tiene que ser monótono y aburrido para causar un mayor impacto, pero por otro quizá sea demasiado.
Por otro lado, no sé si debería regodearme en el final. Quizá no transmite nada más allá de mi soberana manía por escribir cosas extrañas.
Aquí os lo dejo:
Todos decían que Jack era un chico normal.
Jack, cada mañana, se despertaba con el cargante sonido metálico del viejo reloj que, no hacía muchos años, le había regalado su abuela. Siempre dejaba pasar cinco minutos, cinco minutos en los que se removía un poco entre las frías y arrugadas sábanas, cinco minutos en los que cerraba los ojos con fuerza, tratando de continuar con esos insustanciales pero felices sueños de los que la cotidianeidad del día a día le había apartado. Al cabo de ese tiempo se levantaba sin demasiadas ganas, caminaba pesadamente hacia el cuarto de baño y se daba una ducha rápida que le dejaba en un estado de despereza aceptable para ir a clase. A veces, cuando no le daba tiempo a desayunar, su madre le dejaba algo de dinero para que en la cafetería colindante al instituto se comprara algún bollo con el que poder soportar la mañana hasta las dos y media, hora en la que llegaba de nuevo a su casa. Dejaba la mochila en su dormitorio y comentaba el día escolar con sus padres mientras, de fondo, se escuchaba el murmullo de los informativos. Tras esto subía a la salita que para su disfrute habían habilitado en la buhardilla y se entretenía durante una hora o dos con el ordenador. Después de terminar los deberes que le hubieran mandado sus profesores, su madre le daba permiso para que saliera a jugar con sus vecinos al parque cercano, desde el que le podía controlar gracias al gran ventanal de la sala de estar. Día tras día, regresaba a más tardar en cuanto comenzaba a anochecer, sabiendo que ella le aguardaba inquieta al doblar la esquina para acompañarlo los veinte metros restantes de camino a su casa, en la cual su padre ya le estaría esperando dispuesto a pasar la media hora anterior a la cena, hablando de esto y de aquello, mirando y comentando algún programa deportivo.
Todos decían que Jack era un chico normal. Un chico de trece años, de pelo castaño claro y de grandes ojos color miel. Agradable y educado, rara vez hacía esfuerzos por llamar la atención. Sus padres gustaban decir que se contentaba con cualquier cosa, que acataba las normas que le imponían sin mayor problema, que era buen estudiante.
La madrugada del treinta de mayo, Jack se despertó a causa de una pesadilla. Era una pesadilla horrible, en la que todo eran oscuridad y gritos aterradores, desesperados. Su madre siempre le decía que, cuando eso pasara, se tomara un vaso de leche caliente, que le sentaría bien. Jack sonrió. Su madre siempre decía muchas cosas.
Salió de su cama y caminó descalzo hasta la cocina, procurando no hacer ruido al bajar por las escaleras de madera. A veces crujían y, cuando esto pasaba, su padre solía salir de la cama e ir a su habitación. Jack suspiró. Su padre siempre se preocupaba en exceso por tonterías.
Un paso, dos pasos, tres pasos. Las baldosas de la cocina estaban frías. Abrió uno de los cajones y encontró lo que buscaba. No quería leche, siempre la había odiado.
Volvió por dónde había venido y se vio reflejado en el gran espejo del pasillo. Estaba magnífico. Destilaba superioridad, como su madre cuando se enfadaba. Emanaba elegancia, como su padre enfundado en sus caros trajes de ejecutivo.
Empujó con cuidado la puerta del dormitorio de sus padres -el más grande de la casa, el mejor decorado- para que no chirriaran los goznes.
Ellos, los que le habían dado todo lo que él había pedido, dormían plácidamente.
Se acercó primero al lado derecho de la gran cama de matrimonio y observó a su padre. Era alto, serio aunque cordial. Le había llevado a varios partidos de fútbol y acudía, siempre que el trabajo se lo permitía, a verle jugar a él en los campeonatos del instituto. Era buena persona.
Jack alzó el brazo derecho y acercó lentamente el cuchillo al cuello de aquél hombre.
El grito duró un instante hasta que se convirtió en un débil gorgoteo incomprensible. Eso fue lo que la despertó. Su madre se volvió inmediatamente hacia su marido, chillando, tapándole la herida. No serviría de nada.
Mientras ella lloraba y observaba impotente como las sábanas blancas se cubrían de sangre, Jack dio la vuelta a la cama, lentamente, situándose a su lado.
Suspiró. Se sentía querido, le prestaban atención, se preocupaban por él. Eran buenos padres.
—Jack, ¡Jack! —La mujer, aún agarrada al cuerpo de su marido, se desgarraba la garganta mediante gritos agónicos. Gritos que se convertían en los coros del compás que marcaba el cuchillo de su hijo al clavarse una y otra vez en su espalda—. ¿Por qué...?
—La leche nunca hizo que se fueran las pesadillas.
Esas fueron las últimas palabras que le susurró al cadáver de su madre.
Porque todos decían que Jack era un chico normal.
Re: Me va el sado, dadme duro.
Aquí en confianza, Gato: yo no lo veo. Y no es que haya problemas técnicos, pero... no me llega. El conjunto final no me causa ningún impacto porque no entiendo la motivación del personaje.
Luego, sí, el primer párrafo es aburrido a morir. Entiendo que deba serlo para que brille el final, pero lo podrías sintetizar un poquito porque -para mi gusto al menos- es excesivo. Se come demasiado porcentaje de texto (y el párrafo en sí es demasiado extenso en comparación con lo demás, hay problema de simetría). Para ser sólo un "truco", la extensión que le das no es proporcional.
Sin embargo, como te digo, yo el problema más serio lo veo en el desenlace. Incluso, y puede ser totalmente cosa mía, la historia se me hace previsible. Es como... en cuanto algo empieza con un "todo es muy normal" ya sabes que no va a haber nada normal ahí (a menos que estemos ante un badficker de esos que ni saben para qué escriben).
Así que mi duda es: ¿qué quieres trasmitir con esto?
Luego, sí, el primer párrafo es aburrido a morir. Entiendo que deba serlo para que brille el final, pero lo podrías sintetizar un poquito porque -para mi gusto al menos- es excesivo. Se come demasiado porcentaje de texto (y el párrafo en sí es demasiado extenso en comparación con lo demás, hay problema de simetría). Para ser sólo un "truco", la extensión que le das no es proporcional.
Sin embargo, como te digo, yo el problema más serio lo veo en el desenlace. Incluso, y puede ser totalmente cosa mía, la historia se me hace previsible. Es como... en cuanto algo empieza con un "todo es muy normal" ya sabes que no va a haber nada normal ahí (a menos que estemos ante un badficker de esos que ni saben para qué escriben).
Así que mi duda es: ¿qué quieres trasmitir con esto?
Re: Me va el sado, dadme duro.
Hum... Es que supongo que el problema principal, ahora que leo lo que me dices, es que no quiero que haya alguna motivación. El niño es así gracias al libre albedrío, no ha sido empujado a actuar de ese modo mediante malos tratos o enfermedades mentales. Es símplemente un suceso que pasa.
Aaaag, supongo que lo dejaré reposar más años en el disco duro, a ver si pasa algo con él coherente.
Gracias, Sanguinaria, por dedicarme tu tiempecillo. Es un honor
Aaaag, supongo que lo dejaré reposar más años en el disco duro, a ver si pasa algo con él coherente.
Gracias, Sanguinaria, por dedicarme tu tiempecillo. Es un honor
Re: Me va el sado, dadme duro.
Eres un mal Gato que no me había avisado de esto… creo que entiendo el por qué.
Sabes que no voy a entrar en detalles técnicos, lo mío es más bien los personajes y la trama, ya lo sabes, así que aquí voy:
Para ser una psicótica, no has terminado de fraguar bien la mente de un psicópata, porque eso es lo que es el crío: un chico normal, tranquilo, respetuoso, obediente… y que no siente remordimiento alguno, no hay emotividad para con sus victimas, detalles generales y comunes en los perfiles de esta clase de criminales, el problema, Gato, es que necesitan un detonante.
Te has basado en el libre albedrío como excusa para “su maldad”, pero esta no es suficiente. Si deseas otorgarle credibilidad, hace falta que profundices más en la mente trastocada de Jack, que dejes entrever que aunque por fuera todo sea normal y correcto, por dentro es un desequilibrado, alguien con su propia ética, por ejemplo.
Atajando (que voy a llegar tarde a la Academia), falta la credibilidad y profundidad en la mente de Jack, tener algún tipo de antecedentes o detonantes que expliquen su comportamiento, el libre albedrío no es suficiente para crear a un psicópata, a menos que también le otorgues una idiosincrasia propia, algo que haga patente que lo que ha hecho, sea lo correcto para él.
No basta que un día se levante de una pesadilla y se cargue a sus padres, porque como ha dicho la Sanguinaria, no se entiende el por qué, no hay ningún tipo de conexión con el lector, nada que indiqué qué ha pasado, el por qué, el qué siente, sus motivos… simplemente se los carga, no hay más, y no es suficiente.
¿Consejo? Esquematiza mejor la mentalidad de Jack, aunque luego quieras dejar al lector con esa intriga, lo importante es que tú entiendas quién y cómo es Jack de una manera más profunda, eso te ayudará a plasmarlo mejor.
Si necesitas ayuda con la mente de los chalados, aquí estoy, después de todo soy una de ellos y ya sabes que me encanta estudiar las mentes de los demás, cuanto más trastornadas, mejor.
Y ahora me voy zumbando.
Sabes que no voy a entrar en detalles técnicos, lo mío es más bien los personajes y la trama, ya lo sabes, así que aquí voy:
Para ser una psicótica, no has terminado de fraguar bien la mente de un psicópata, porque eso es lo que es el crío: un chico normal, tranquilo, respetuoso, obediente… y que no siente remordimiento alguno, no hay emotividad para con sus victimas, detalles generales y comunes en los perfiles de esta clase de criminales, el problema, Gato, es que necesitan un detonante.
Te has basado en el libre albedrío como excusa para “su maldad”, pero esta no es suficiente. Si deseas otorgarle credibilidad, hace falta que profundices más en la mente trastocada de Jack, que dejes entrever que aunque por fuera todo sea normal y correcto, por dentro es un desequilibrado, alguien con su propia ética, por ejemplo.
Atajando (que voy a llegar tarde a la Academia), falta la credibilidad y profundidad en la mente de Jack, tener algún tipo de antecedentes o detonantes que expliquen su comportamiento, el libre albedrío no es suficiente para crear a un psicópata, a menos que también le otorgues una idiosincrasia propia, algo que haga patente que lo que ha hecho, sea lo correcto para él.
No basta que un día se levante de una pesadilla y se cargue a sus padres, porque como ha dicho la Sanguinaria, no se entiende el por qué, no hay ningún tipo de conexión con el lector, nada que indiqué qué ha pasado, el por qué, el qué siente, sus motivos… simplemente se los carga, no hay más, y no es suficiente.
¿Consejo? Esquematiza mejor la mentalidad de Jack, aunque luego quieras dejar al lector con esa intriga, lo importante es que tú entiendas quién y cómo es Jack de una manera más profunda, eso te ayudará a plasmarlo mejor.
Si necesitas ayuda con la mente de los chalados, aquí estoy, después de todo soy una de ellos y ya sabes que me encanta estudiar las mentes de los demás, cuanto más trastornadas, mejor.
Y ahora me voy zumbando.
Re: Me va el sado, dadme duro.
Yo aquí dudo tener mucho que hacer, pero la verdad es que las historias así siempre llaman mi atención...
Pero honestamente, concuerdo con los comentarios de Bloody Blacky y de Källa, pero no por las mismas razones...
No digo que sea malo... pero me ha dejado con esa sensación de "Ah... La mató... Yah..." y nada más.
Normalmente, cuando leo historias así, espero mas emoción. Sino por parte del protagonista, es por parte del resto en sus momentos de agonía...
También sería bueno un poco mas de descripción algo detallada con respecto a la última escena. Luce, sin ofender, muy vacía.
Ya dije. Historias así me gustan, tanto por la inquietud del suspense, como por la complejidad de la mente humana. Esta última es la que más llama mi atención, pues yo misma soy analítica con las personas que me rodean.
Pero... de verdad no me ha llegado a impresionar. Me dejo la sensación de vacío de cuando esperas una buena historia, y luego no sales complacida...
Además, te recomendaría dividir un poco el principio, pues queda muy pesado comparándolo con el resto del texto.
Lo segundo seria el describir un poco más el final.
Bien podrías alterar esto:
En algo mas detallista...
Claro está, yo no soy ninguna experta, pero detalles así son a los que me refería. Ojalá no te ofendas por haber alterado tu escrito.
Con respecto a la última parte, quisiste acabar con la misma frase inicial. En lo personal, estoy de acuerdo con esa idea. Yo misma lo utilizo en ocasiones. Pero por algún motivo, no acaba de convencerme...
Bueno. Creo que eso era todo lo que tenía que decir.
Me gustan esta clase de historias...
PD: No soy buena con los guiones largos. Apenas y me pasee por esta página y me entero que es uno de mis errores. Espero se entienda lo que escribí ^^U
Pero honestamente, concuerdo con los comentarios de Bloody Blacky y de Källa, pero no por las mismas razones...
No digo que sea malo... pero me ha dejado con esa sensación de "Ah... La mató... Yah..." y nada más.
Normalmente, cuando leo historias así, espero mas emoción. Sino por parte del protagonista, es por parte del resto en sus momentos de agonía...
También sería bueno un poco mas de descripción algo detallada con respecto a la última escena. Luce, sin ofender, muy vacía.
Ya dije. Historias así me gustan, tanto por la inquietud del suspense, como por la complejidad de la mente humana. Esta última es la que más llama mi atención, pues yo misma soy analítica con las personas que me rodean.
Pero... de verdad no me ha llegado a impresionar. Me dejo la sensación de vacío de cuando esperas una buena historia, y luego no sales complacida...
Además, te recomendaría dividir un poco el principio, pues queda muy pesado comparándolo con el resto del texto.
Lo segundo seria el describir un poco más el final.
Bien podrías alterar esto:
(Lo destaco pues es lo que más siento vacío)
Mientras ella lloraba y observaba impotente como las sábanas blancas se cubrían de sangre, Jack dio la vuelta a la cama, lentamente, situándose a su lado.
Suspiró. Se sentía querido, le prestaban atención, se preocupaban por él. Eran buenos padres.
—Jack, ¡Jack! —La mujer, aún agarrada al cuerpo de su marido, se desgarraba la garganta mediante gritos agónicos. Gritos que se convertían en los coros del compás que marcaba el cuchillo de su hijo al clavarse una y otra vez en su espalda—. ¿Por qué...?
—La leche nunca hizo que se fueran las pesadillas.
Esas fueron las últimas palabras que le susurró al cadáver de su madre.
En algo mas detallista...
Mientras ella lloraba y observaba impotente como las sábanas blancas se cubrían de sangre, Jack dio la vuelta a la cama, acercándose lentamente a su madre, y situándose a su lado, mientras gota a gota el suelo se cubría de aquel rastro carmesí, vívido y silencioso ante el paso del joven.
Suspiró. Se sentía querido, le prestaban atención, se preocupaban por él. Eran buenos padres.
—Jack, ¡Jack! —La mujer, aún agarrada al cuerpo de su marido, se desgarraba la garganta mediante gritos agónicos. Gritos que se convertían en los coros del compás que marcaba el cuchillo de su hijo al clavarse una y otra vez en su espalda, azotando sin remordimiento aquel filo contra su cuerpo, desgarrando y destrozando con júbilo, apenas dándole fuerzas de un último aliento—. ¿Por qué...?
Él la observó con mirada vacía, y un rostro salpicado en sangre —La leche nunca hizo que se fueran las pesadillas.
Esas fueron las últimas palabras que le susurró al cadáver de su madre...
Claro está, yo no soy ninguna experta, pero detalles así son a los que me refería. Ojalá no te ofendas por haber alterado tu escrito.
Con respecto a la última parte, quisiste acabar con la misma frase inicial. En lo personal, estoy de acuerdo con esa idea. Yo misma lo utilizo en ocasiones. Pero por algún motivo, no acaba de convencerme...
Bueno. Creo que eso era todo lo que tenía que decir.
Me gustan esta clase de historias...
PD: No soy buena con los guiones largos. Apenas y me pasee por esta página y me entero que es uno de mis errores. Espero se entienda lo que escribí ^^U
NaonBlake- Aprendiz de Víbora
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Re: Me va el sado, dadme duro.
Muchas gracias, hermosas =) Aprecio muchísimo vuestros comentarios. Aunque, la verdad, después de subir aquí la historia, llegué a la conclusión de que era un sinsentido absurdo y poco elaborado. La escribí hace un montón y al releerla me entró nostalgia, pero como bien habéis comentado, todavía le queda mucho por delante. Si es que vuelvo a retomar la idea, que nunca se sabe.
Por lo pronto, seguiré centrándome en mis fics, que en vez de estar faltos de descripciones parece que se les fueran a salir por los costados. XD.
Ya volveré a molestaros con mis psicópatas
Por lo pronto, seguiré centrándome en mis fics, que en vez de estar faltos de descripciones parece que se les fueran a salir por los costados. XD.
Ya volveré a molestaros con mis psicópatas
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