Un Amor Fuera De Epoca, por fframbuezzita potter

Yo me encargo del exorcismo, voy a hacer hincapié en cómo han evolucionado los personajes en los últimos capítulos.

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He estado cotilleando los capítulos anteriores para situarme un poco y he de constatar que ha mejorado muchísimo. Si bien la idea sigue estando traída por los pelos y el Voldemort inicial no tiene ni pies ni cabeza, se nota que la chica le ha puesto esfuerzo.

Es complicado hacer un análisis tiquismiquis de la época de los Merodeadores, así que hablaré en general.

Si bien me rechina que James se lleve bien con una Slytherin (recordemos que, por lo que vimos, es bastante similar a su hijo en cuanto a la intransigencia para con los cachondos ofidios) y, para colmo, relacionada con Lucius (al que detesta), al que veo más afectado es a Sirius. Sabemos que es orgulloso, cabezota y temerario. Sabemos que odia a su familia y que, por tanto, no aguanta demasiado bien a los miembros de la casa de Salazar. Sin embargo, en el capítulo 21 nos encontramos con esto:

—Te extrañe tanto —Las lágrimas, esta vez de felicidad, resbalaban por mi rostro, mientras volvía a sentir su tibio aliento sobre mi cuello.

Nos alejamos y me miró fijamente.

—Promete que nunca te volverás a ir —Exigió, limpiando mis lágrimas.

—Jamás —Susurré con una sonrisa—. Te amo —Confesé al fin.

Soltó una risa risueña y me abrazó de nuevo, pego sus labios a mi oído para murmurar:

—Y yo a ti.

Es un poco melodramático. Nunca pareció saber expresar bien sus sentimientos aunque es probable que se debiera a su estancia en Azkabán. Pasar unos años allí destroza la humanidad de cualquiera. Tras el encierro se nos mostró a un Sirius taciturno, anclado en su pasado y tratando de vivirlo a través de Harry.

Otra cosa que me ha llamado la atención, y no para bien, ha sido el trato que tiene Ingrid con Dumbledore. Yo de Sues no tengo ni idea, pero me parece que si ni Harry se dirigía al director de tú, cuando tenían una relación muy estrecha, la chica desconocida esta debería seguir su ejemplo. Pero no, ella no es que solo lo llame por su nombre de pila y lo trate sin formalidad alguna (recordemos que estamos en Shakespearelandia, gracias), sino que va con exigencias. Le pide luchar en la Guerra que está por llevarse a cabo (esta vez del bando de los buenos) y vuelve a recordar que a los siete años fue adiestrada por el mismísimo Lord. No tocaré ese asunto porque fue tratado en el primer capítulo, que no es lo que me ocupa, pero dejo caer que es ridículo.

— ¿Y tú sabes lo peligroso que es estar luchando en una guerra? —Espetó de pronto—. Esto no es cosa de niños Ingrid.

—Lo se, y yo tengo la suficiente experiencia en este ámbito —Le recordé, suplicante.

—El amor es una buena arma en la guerra, con que tú logres ser feliz con el joven Black, bastará para que nos hayas ayudado —Rodé los ojos, exasperada.

Es que Ingrid es especial y su misión en la vida parece consistir en que se quiera cuatroever con Sirius. Porque bien que lucharon en la Segunda Guerra mágica otros niños, con muuucha menos experiencia con ella. Eso sin contar a Harry, que desde los once años estuvo a vueltas con Voldemort y al que el propio Dumbledore encomendó la difícil tarea de destruír horrocruxes y matar al Lord y tal y cual. La excusa de Dumbledore es que la chica antes estaba en El Lado Oscuro de la Fuerza. Hombre, tiene sus motivos para sospechar, pero él siempre se ha caracterizado por su transigencia y por darles segundas oportunidades a personas con un expediente complicado (véase Severus Snape).

En fin, retomemos: con franqueza, no veo mal a James, Lily, Peter o Remus. Tienen sus cosas raras de cuando en cuando, pero nada para tirarse de los pelos. Por lo que he entendido, la chica medio propició que James y Lily empezaran a llevarse bien o algo así, cosa que deja un ligero aroma a suísmo. El caso es que a partir del capítulo veinte los personajes son relativamente coherentes, siguen manteniendo su qué aún apegados a la caracterización de la autora, lo cual es de agradecer. El problema, como ya he dicho al principio, es Sirius. Es... empalagoso. Se pasa el día que si quiere mucho a Ingrid, que si amorcito, que si no te vayas nunca, que si... Un comportamiento de niño ñoño prendado, sí, pero que no termina de encajar con la idea que se nos mostró de él. Aunque, como he dicho, nunca lo hemos visto en una situación similar así que no podemos hablar de que atente contra nada en particular. El problema es que parte de lo que sí vimos —sus bromas pesadas, su ego, su odio acérrimo a su familia o a los Slytherins— ha sido opacado (y en alguna ocasiones borrado) por Ingrid.

Sin embargo, siendo éste el único problema, aplaudo desde mi gatera la clara mejoría de la autora. La historia, si bien en lo personal no me atrae, tiene algún que otro fallo con respecto a la puntuación o a las tildes, pero no es mala.