Té para tres [Harry Potter]
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Té para tres [Harry Potter]
Bueno, vengo a traerles este intento de fic. En realidad no me convence nada. Nadita de nada. Ese tema de la pérdida de memoria mezclado con limbo esta tan gastado como el embarazo accidental pero es lo que se me ocurre con este paring (es un Sirimione) sin caer en la excusa de "el viaje en el tiempo". Así que leed y criticad, por favor.
Prólogo.
El dolor. Fue la primera sensación de la que fuiste plenamente conciente y nunca la olvidaste.
Tus músculos argarrotados ardían con cada movimiento que hacías y tu garganta se cerraba, como si el aire fuese algo sólido, espeso. Pasaste los primeros quince minutos retorciendote en el suelo, con el rostro enrojecido por el esfuerzo, deseando gritar para aliviar la opresión pero sin poder hacerlo.
Cuando por fin te recuperaste, cuando la sensación de incomodidad abandono tu garganta, te quedaste tirado en el suelo, con los miembros de tu cuerpo colgando laxos, sin energía. No pensabas en nada, en nadie, pero lentamente y, casi como si no te perteneciese, una pregunta se empezo a formar en tu cabeza.
¿Quién soy?
Qué asustado estabas cuando te diste que no podías responderla.
Empezaste a buscar. Dentro de tu mente, buscaste recuerdos, imagenes. Algo a lo que aferrarte. Trataste duro, te sentaste y forzaste hasta el límite tu propia paciencia, explorando cada rincón en tu cabeza. Al final sólo obtuviste un leve destello, un fogonazo de un recuerdo. Tu propio cuerpo flotando en el aire, congelado en el tiempo, cayendo interminablemente...
Eso fue todo lo que obtuviste, después de horas de meditación, horas poniendo tu mente en blanco y dejándo aflorar las. Una sensación. Sólo eso. Bien podía ser un sueño o algo real pero fuese lo que fuese no significaba nada para ti. Absolutamente nada.
Frustrado como estabas, decidiste buscar nuevamente pero esta vez en la habitación. Tal vez allí se encontraban las respuestas a tus preguntas, escondidas entre.
Era de tamaño mediano y por el empapelado gastado de sus paredes, un verde que apenas se distinguía entre tantos carteles y pancartas que, se notaba que hace mucho tiempo nadie entraba en ella. Una cama se ubicaba en el centro, con una ligera capa de polvo sobre sus sábanas. También había algunas cajas tiradas por el suelo y papeles desparramadas que se acumulaban en las esquina y encima de el escritorio que había. Y tú, las revisaste todas.
Cada una de las cajas, cada uno de los papeles, tú los leiste, los analizaste, con la esperanza de que significasen algo para ti. Pero sólo encontraste cartas que no te sonaban a nada y fotografías de extraños (cuatro jóvenes envueltos en bufandas escarlatas y doradas, que se abrazaban con complicidad).
Te acostumbraste al final, al sentimiento de furia, de no saber nada. No te rendiste, no oficialmente, pero las cosas te empezaron a dar igual. Y poco a poco empezaste a construir tu propia rutina.
Paseabas por la habitación una y otra vez, sin rumbo o motivo, solo para estirar las piernas o te tumbabas en la cama, esperando al sueño que nunca llegaba.
También te gustaba repasar cada una de las paredes de la habitación. Comenzabas con la pared de la izquierda esa que , con sus fotos de chicas semidesnudas y los modelos de motocicletas, que se empezaban a extinguir en . Luego seguía aquella donde la cama se apoyaba, te divertía contemplarla proque en la esquina de la misma las manchas de humedad hacían formas curiosas y tú dabas rienda suelta a tu imaginación. En la tercera pared había muy pocas cosas, el empapelado verde era lo que más resaltaba y los escasos estandartes dorados que colgaban de él; también había un escritorio, sucio y corroído por el pasar de los años, pero nada más. Y, finalmente, la cuarta pared.
Una gran puerta de roble se situaba justo en medio de ella, y te provocaba cierta repulsa sin saber por qué.
Tal vez por todas las opciones que representaba. Una salida o una condena. Algo mejor que aquello o un infierno terrenal, especialmente creado para él.
Decidiste ignorarla, por entonces, sintiendo que ese presentimiento no era sólo una sensación vacia.
Pero la puerta estaba ahí, tentandote, llamandote a que descubrieses sus misterios. Tu voluntad duró muy poco; te levantaste y, sin poder soportar que pasase un segundo más, caminaste con pasos seguros en dirreción a la salida. El picaporte cedió bajo tus dedos fácilmente, al contrario de lo que esperabas, revelando lo que había más allá de esa habitación.
Lo que viste te dejó sin aliento.
Nada. Eso es lo que había. Un abismo negro que se tragaba el piso y te dejaba flotando en la inmensidad del vacio.
La puerta suavemente se volvió a cerrar sin mano que la empujase ni viento. Sola. Como si hubiera decidido que había visto suficiente.
Retrocediste lentamente hacía adentro de la habitación, temblando de la conmoción.
Atrapado.
Estabas atrapado en aquella habitación. Por siempre. Seguiste dando pasos hacia atrás y sin querer, tropezaste con una de las cajas. No te levantaste. Te quedaste en suelo, hecho un ovillo, temblando.
¿Donde estabas? ¿Qué era ese abismo? ¿Cómo habías llegado allí? Eran las preguntas que te atormentaban, en ese momento. Pero no había nadie que pudiese contestarlas. Eras tú y el abismo, esa habitación flotando en medio de la nada. Tú y la soledad. Las cuatro paredes, de repente, te parecieron muy estrechas, que estaban demasiado juntas. Inspiraste, intentando recobrar la calma pero fue inútil. La sensación de claustrofobía crecía y crecía, sin darte la oportunidad para que te recuperases. La falta de aire lentamente te comenzo a afectar y la habitación se te hizo borrosa, se fue difuminando en la oscuridad.
Lo último que recuerdas es haber cerrado los ojos, demasiado cansado.
El tiempo pasó. ¿Cuánto? No lo sabes. Cómo podrías saberlo, sin tener ningún indicio que marcase la noche o el día, las horas, los minutos. El tiempo se había transformado en una sola cosa que transcurría lentamente, para tu tormento.
Poco a poco te recuperaste, te levantaste de ese extraño sopor en el que te habías sumergido, usando como apoyo principal tu furia contra el mundo. Contra él que te hubiese puesto allí, contra ti mismo, contra la soledad. La rutina en esos momentos, fue tu peor enemigo. Si te dejabas ganar por ella volvías a caer en la desesperación, en el sentimiento de desasosiego que te invadió al contemplar el vacio que se extendia más allá de la puerta.
Habías tirado cajas contra las paredes, habías gritado de rabia con la esperanza de que esas acciones cambiarán algo pero nada funcionó. Todo continuo exactamente igual. Y cuando te habías resignado a ese hecho, a esa existencia sin propósito ni emoción atrapado en allí, la puerta se abrió y ella apareció.
Prólogo.
El dolor. Fue la primera sensación de la que fuiste plenamente conciente y nunca la olvidaste.
Tus músculos argarrotados ardían con cada movimiento que hacías y tu garganta se cerraba, como si el aire fuese algo sólido, espeso. Pasaste los primeros quince minutos retorciendote en el suelo, con el rostro enrojecido por el esfuerzo, deseando gritar para aliviar la opresión pero sin poder hacerlo.
Cuando por fin te recuperaste, cuando la sensación de incomodidad abandono tu garganta, te quedaste tirado en el suelo, con los miembros de tu cuerpo colgando laxos, sin energía. No pensabas en nada, en nadie, pero lentamente y, casi como si no te perteneciese, una pregunta se empezo a formar en tu cabeza.
¿Quién soy?
Qué asustado estabas cuando te diste que no podías responderla.
Empezaste a buscar. Dentro de tu mente, buscaste recuerdos, imagenes. Algo a lo que aferrarte. Trataste duro, te sentaste y forzaste hasta el límite tu propia paciencia, explorando cada rincón en tu cabeza. Al final sólo obtuviste un leve destello, un fogonazo de un recuerdo. Tu propio cuerpo flotando en el aire, congelado en el tiempo, cayendo interminablemente...
Eso fue todo lo que obtuviste, después de horas de meditación, horas poniendo tu mente en blanco y dejándo aflorar las. Una sensación. Sólo eso. Bien podía ser un sueño o algo real pero fuese lo que fuese no significaba nada para ti. Absolutamente nada.
Frustrado como estabas, decidiste buscar nuevamente pero esta vez en la habitación. Tal vez allí se encontraban las respuestas a tus preguntas, escondidas entre.
Era de tamaño mediano y por el empapelado gastado de sus paredes, un verde que apenas se distinguía entre tantos carteles y pancartas que, se notaba que hace mucho tiempo nadie entraba en ella. Una cama se ubicaba en el centro, con una ligera capa de polvo sobre sus sábanas. También había algunas cajas tiradas por el suelo y papeles desparramadas que se acumulaban en las esquina y encima de el escritorio que había. Y tú, las revisaste todas.
Cada una de las cajas, cada uno de los papeles, tú los leiste, los analizaste, con la esperanza de que significasen algo para ti. Pero sólo encontraste cartas que no te sonaban a nada y fotografías de extraños (cuatro jóvenes envueltos en bufandas escarlatas y doradas, que se abrazaban con complicidad).
Te acostumbraste al final, al sentimiento de furia, de no saber nada. No te rendiste, no oficialmente, pero las cosas te empezaron a dar igual. Y poco a poco empezaste a construir tu propia rutina.
Paseabas por la habitación una y otra vez, sin rumbo o motivo, solo para estirar las piernas o te tumbabas en la cama, esperando al sueño que nunca llegaba.
También te gustaba repasar cada una de las paredes de la habitación. Comenzabas con la pared de la izquierda esa que , con sus fotos de chicas semidesnudas y los modelos de motocicletas, que se empezaban a extinguir en . Luego seguía aquella donde la cama se apoyaba, te divertía contemplarla proque en la esquina de la misma las manchas de humedad hacían formas curiosas y tú dabas rienda suelta a tu imaginación. En la tercera pared había muy pocas cosas, el empapelado verde era lo que más resaltaba y los escasos estandartes dorados que colgaban de él; también había un escritorio, sucio y corroído por el pasar de los años, pero nada más. Y, finalmente, la cuarta pared.
Una gran puerta de roble se situaba justo en medio de ella, y te provocaba cierta repulsa sin saber por qué.
Tal vez por todas las opciones que representaba. Una salida o una condena. Algo mejor que aquello o un infierno terrenal, especialmente creado para él.
Decidiste ignorarla, por entonces, sintiendo que ese presentimiento no era sólo una sensación vacia.
Pero la puerta estaba ahí, tentandote, llamandote a que descubrieses sus misterios. Tu voluntad duró muy poco; te levantaste y, sin poder soportar que pasase un segundo más, caminaste con pasos seguros en dirreción a la salida. El picaporte cedió bajo tus dedos fácilmente, al contrario de lo que esperabas, revelando lo que había más allá de esa habitación.
Lo que viste te dejó sin aliento.
Nada. Eso es lo que había. Un abismo negro que se tragaba el piso y te dejaba flotando en la inmensidad del vacio.
La puerta suavemente se volvió a cerrar sin mano que la empujase ni viento. Sola. Como si hubiera decidido que había visto suficiente.
Retrocediste lentamente hacía adentro de la habitación, temblando de la conmoción.
Atrapado.
Estabas atrapado en aquella habitación. Por siempre. Seguiste dando pasos hacia atrás y sin querer, tropezaste con una de las cajas. No te levantaste. Te quedaste en suelo, hecho un ovillo, temblando.
¿Donde estabas? ¿Qué era ese abismo? ¿Cómo habías llegado allí? Eran las preguntas que te atormentaban, en ese momento. Pero no había nadie que pudiese contestarlas. Eras tú y el abismo, esa habitación flotando en medio de la nada. Tú y la soledad. Las cuatro paredes, de repente, te parecieron muy estrechas, que estaban demasiado juntas. Inspiraste, intentando recobrar la calma pero fue inútil. La sensación de claustrofobía crecía y crecía, sin darte la oportunidad para que te recuperases. La falta de aire lentamente te comenzo a afectar y la habitación se te hizo borrosa, se fue difuminando en la oscuridad.
Lo último que recuerdas es haber cerrado los ojos, demasiado cansado.
El tiempo pasó. ¿Cuánto? No lo sabes. Cómo podrías saberlo, sin tener ningún indicio que marcase la noche o el día, las horas, los minutos. El tiempo se había transformado en una sola cosa que transcurría lentamente, para tu tormento.
Poco a poco te recuperaste, te levantaste de ese extraño sopor en el que te habías sumergido, usando como apoyo principal tu furia contra el mundo. Contra él que te hubiese puesto allí, contra ti mismo, contra la soledad. La rutina en esos momentos, fue tu peor enemigo. Si te dejabas ganar por ella volvías a caer en la desesperación, en el sentimiento de desasosiego que te invadió al contemplar el vacio que se extendia más allá de la puerta.
Habías tirado cajas contra las paredes, habías gritado de rabia con la esperanza de que esas acciones cambiarán algo pero nada funcionó. Todo continuo exactamente igual. Y cuando te habías resignado a ese hecho, a esa existencia sin propósito ni emoción atrapado en allí, la puerta se abrió y ella apareció.
Última edición por Luromar el Lun 27 Jun 2011, 03:56, editado 1 vez
Luromar- Aprendiz de Víbora
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Edad : 27
Localización : Flotando en un río metafísico
Fecha de inscripción : 07/03/2011
Re: Té para tres [Harry Potter]
"Par de críticas sin tacto", señorita .
Empezamos por una puntuación exagerada:
El punto puede parecer muy dramático pero corta la idea principal de manera demasiado cruda para sentirse real. Lo que puedes hacer es utilizar sinónimos para crear la siguiente oración: [color=yellow]"El dolor. Ésa fue la primera [...]"
Según la RAE:
Lo correcto es conSciente.
Los verbos pronominales (aquellos que se conjugan con "se", "te", "me" como retorcerse, ducharse) son por lo general palabras esdrújulas: Re-tor-CIEN-do-te, por lo que llevan tilde.
Los verbos en pretérito, por regla general, llevan tilde. Abandonó*, Empezó*
Aquí hace falta emoción. Usar los signos de exclamación no sirve sólamente cuando se refiere a algo bueno, también se refiere a sorpresa o incertidumbre.
¿Eh?
En primer lugar, "dejando" no lleva tilde. En segundo lugar "aflorar las" ¿qué?. Creo que sobra un espacio o falta un sustantivo.
Una vez más sucede que no terminas la oración. Hay que leer antes de publicar, así te das cuenta de lo que hace falta.
El quote lo pongo como ejemplo, pero en general, la puntuación es espantosa. Cortas las frases porque colocas pausas que suenan dramáticas pero en realidad cortan el flujo de la lectura al no crear oraciones bien hechas.
Vacía* Con tilde.
Una vez más, tildes: tentándote*, llamándote*
Me muero... La soledad y tú por cortesía.
En general me pareció algo sosa. Repites demasiado algunas cosas; para generar drama y expectativa no es necesario utilizar una puntuación tan marcada. Eso es expresión de una carencia de vocabulario que se sustituye por pausas. Te lo pongo así:
"Miraste. La sensación de pérdida aumentaba. El gato, había muerto. Comenzaste a llorar, el dolor crecía. Lágrimas. Corrían por tu rostro sin control."
Ahora escribamos lo mismo, con un poco más de narración.
"Miraste el cuerpo inerte del pequeño animal mientras tu dolor aumentaba. Las lágrimas corrían por tu rostro, pues no pudiste controlar tu llanto. El gato había muerto por tu culpa y no podías dejar de culparte"
Como ves, emplear más narración es mejor que exagerar el uso de los puntos. Ligas ideas más profundas y puedes trabajar mejor la trama.
Por último sólo decir que este prólogo no me parece muy atrayente. De Harry Potter no tiene ni los nombres y resulta pesado de leer. Por el lado amable, tienes una ortografía decente aunque puede mejorar.
Empezamos por una puntuación exagerada:
El dolor. Fue la primera sensación de la que fuiste plenamente conciente y nunca la olvidaste.
El punto puede parecer muy dramático pero corta la idea principal de manera demasiado cruda para sentirse real. Lo que puedes hacer es utilizar sinónimos para crear la siguiente oración: [color=yellow]"El dolor. Ésa fue la primera [...]"
Según la RAE:
Aviso
La palabra Conciente no está en el Diccionario.
Lo correcto es conSciente.
retorciendote en el suelo,
Los verbos pronominales (aquellos que se conjugan con "se", "te", "me" como retorcerse, ducharse) son por lo general palabras esdrújulas: Re-tor-CIEN-do-te, por lo que llevan tilde.
abandono tu garganta,
[...]
una pregunta se empezo a formar en tu cabeza.
Los verbos en pretérito, por regla general, llevan tilde. Abandonó*, Empezó*
Qué asustado estabas cuando te diste que no podías responderla.
Aquí hace falta emoción. Usar los signos de exclamación no sirve sólamente cuando se refiere a algo bueno, también se refiere a sorpresa o incertidumbre.
y dejándo aflorar las.
¿Eh?
En primer lugar, "dejando" no lleva tilde. En segundo lugar "aflorar las" ¿qué?. Creo que sobra un espacio o falta un sustantivo.
Tal vez allí se encontraban las respuestas a tus preguntas, escondidas entre.
Una vez más sucede que no terminas la oración. Hay que leer antes de publicar, así te das cuenta de lo que hace falta.
Y tú, las revisaste todas.
El quote lo pongo como ejemplo, pero en general, la puntuación es espantosa. Cortas las frases porque colocas pausas que suenan dramáticas pero en realidad cortan el flujo de la lectura al no crear oraciones bien hechas.
una sensación vacia.
Vacía* Con tilde.
tentandote, llamandote
Una vez más, tildes: tentándote*, llamándote*
Tú y la soledad.
Me muero... La soledad y tú por cortesía.
En general me pareció algo sosa. Repites demasiado algunas cosas; para generar drama y expectativa no es necesario utilizar una puntuación tan marcada. Eso es expresión de una carencia de vocabulario que se sustituye por pausas. Te lo pongo así:
"Miraste. La sensación de pérdida aumentaba. El gato, había muerto. Comenzaste a llorar, el dolor crecía. Lágrimas. Corrían por tu rostro sin control."
Ahora escribamos lo mismo, con un poco más de narración.
"Miraste el cuerpo inerte del pequeño animal mientras tu dolor aumentaba. Las lágrimas corrían por tu rostro, pues no pudiste controlar tu llanto. El gato había muerto por tu culpa y no podías dejar de culparte"
Como ves, emplear más narración es mejor que exagerar el uso de los puntos. Ligas ideas más profundas y puedes trabajar mejor la trama.
Por último sólo decir que este prólogo no me parece muy atrayente. De Harry Potter no tiene ni los nombres y resulta pesado de leer. Por el lado amable, tienes una ortografía decente aunque puede mejorar.
Última edición por Good_luck! el Jue 19 Mayo 2011, 02:08, editado 2 veces
Correción.
Good Luck, esto va dirigido para ti (tranquilo, no son reclamos ni lloriqueos sobre cómo tú, ofidio de colmillos afilados, destruiste mi delicado corazón de cristal )
Realizaré las corecciones necesarias y volveré con un proyecto mejor. Palabra de...Em, persona común que no posee habilidades mágicas.
- Spoiler:
- Vale, se supone que no debería sentirme emocionada pues no me tiraste rosas precisamente pero lo cierto es que lo hago.
Me explico mejor: hace tanto tiempo que ando buscando una crítica sincera y después de varias decepciones encontrar esto es como...¡Eureka!, hemos descubierto América o algo del estilo. Lo que intento decir es...
Gracias. Mierda, gracias por decirme que era soso porque también yo lo sentía así.
Realizaré las corecciones necesarias y volveré con un proyecto mejor. Palabra de...Em, persona común que no posee habilidades mágicas.
Última edición por Luromar el Mar 24 Mayo 2011, 19:48, editado 3 veces (Razón : sacar nueva versión...después de descubrir sin la ayuda de alguien que era un ASCO.)
Luromar- Aprendiz de Víbora
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Fecha de inscripción : 07/03/2011
Re: Té para tres [Harry Potter]
. Goood Luuuck, (u otra víborilla de buena voluuuntaaad) tengo un regalito para ti, un regalito que te hará sacarte los pelos de la histeria pero bueno, un regalito al final cabo:
Té para tres
Prólogo.
¿Por qué recuerdo?
Es la primera pregunta al pensar en lo que viví, la primera incógnita que se dibuja en mi mente mientras escribo estas líneas bajo la luz mortecina de la cocina. La pluma se desliza suavemente entre mis dedos, con una facilidad impresionante, sobre el pergamino casi pareciendome que la mano que la sostiene es de otro, uno con más facilidad en la palabra escrita y menos tibuteos que yo.
¿Por qué estoy recordando?, me vuelvo a preguntar aún sabiendo que nadie, excepto yo misma, responderá mi duda.
Es inevitable para el ser humano recordar, pienso yo, porque está hecho de memorias. Hace tan sólo un olor, una palabra para hacer que se remonte al hecho más doloroso, feliz u insignificante de de su existencia. ¿Máquinas del tiempo?, pienso con esceptismo, al venir a mi mente interminables péliculas y libros que hablaban del anhelo existencial de las personas por volver al pasado. ¿Quienes las necesita, cuando esta en nuestra mente todo el poder que necesitamos para volver a probar aquella golosina que ya no se encuentra en venta o revivir esa fiesta tan divertida donde conociste a ese chico que jamás volviste a ver? Recordar es todo lo que falta, yo soy testigo ferviente de ello.
Pero, ¿por qué recuerdo precisamente esto? Se me hace imposible a mi, identificar el detonante de esta sucesión de remenbranzas. Parece ser simplemente un capricho de mi mente que ha elegido al azar para toturarme. ¿Por qué justo ahora, después de tantos años? No es bueno ni es sano. No quiero, no deseo rememorar una vez más esto.
Mi padre me enseño que de todo, absolutamente todo, se aprende en la vida. Hasta de las cosas más vanales y cotidianas. Y yo, tras reflexionar interminablemente sobre ello, ya aprendí la lección de esta experiencia, si es que guardaba alguna.
Así que…. ¿de qué sirve este pensamiento, esta regresión de mi vida, mis pasos y, por qué no decirlo, mis errores y pecados?
¿Aliviar culpas? ¿Limpiar mi conciencia? ¿Revelar un secreto que lleva mucho tiempo enterrado? He vivido durante largos años sin necesitar nada de esto.
No le veo sentido. No veo una causa, un por qué definido para explicar la razón por la que me desperté a mitad de la noche con el sabor de sus labios en la punta de mi lengua y los recuerdos más nítidos que nunca en mi mente . No sé lo que estoy haciendo y , sin embargo, no puedo parar, tanto la tinta como los recuerdos fluyen libremente tomando forma por si solos.
Y esta crónica, se me hace imposible de evitar que se escriba. Así como el religioso se confiesa con vehemencia al cura yo, Hermione Granger, he de relatar mi secreto mejor guardado. Uno que tiene nombre y apellido, y una sonrisa que esconde más de lo que aparenta.
Sirius Black.
Bueno, cambié de argumento y título. Aunque sigue siengo cliché, sosillo y potencialemente patetico, bueno...al menos tiene un poco más de narración. Sólo un poco. Poquitito.
Té para tres
Prólogo.
¿Por qué recuerdo?
Es la primera pregunta al pensar en lo que viví, la primera incógnita que se dibuja en mi mente mientras escribo estas líneas bajo la luz mortecina de la cocina. La pluma se desliza suavemente entre mis dedos, con una facilidad impresionante, sobre el pergamino casi pareciendome que la mano que la sostiene es de otro, uno con más facilidad en la palabra escrita y menos tibuteos que yo.
¿Por qué estoy recordando?, me vuelvo a preguntar aún sabiendo que nadie, excepto yo misma, responderá mi duda.
Es inevitable para el ser humano recordar, pienso yo, porque está hecho de memorias. Hace tan sólo un olor, una palabra para hacer que se remonte al hecho más doloroso, feliz u insignificante de de su existencia. ¿Máquinas del tiempo?, pienso con esceptismo, al venir a mi mente interminables péliculas y libros que hablaban del anhelo existencial de las personas por volver al pasado. ¿Quienes las necesita, cuando esta en nuestra mente todo el poder que necesitamos para volver a probar aquella golosina que ya no se encuentra en venta o revivir esa fiesta tan divertida donde conociste a ese chico que jamás volviste a ver? Recordar es todo lo que falta, yo soy testigo ferviente de ello.
Pero, ¿por qué recuerdo precisamente esto? Se me hace imposible a mi, identificar el detonante de esta sucesión de remenbranzas. Parece ser simplemente un capricho de mi mente que ha elegido al azar para toturarme. ¿Por qué justo ahora, después de tantos años? No es bueno ni es sano. No quiero, no deseo rememorar una vez más esto.
Mi padre me enseño que de todo, absolutamente todo, se aprende en la vida. Hasta de las cosas más vanales y cotidianas. Y yo, tras reflexionar interminablemente sobre ello, ya aprendí la lección de esta experiencia, si es que guardaba alguna.
Así que…. ¿de qué sirve este pensamiento, esta regresión de mi vida, mis pasos y, por qué no decirlo, mis errores y pecados?
¿Aliviar culpas? ¿Limpiar mi conciencia? ¿Revelar un secreto que lleva mucho tiempo enterrado? He vivido durante largos años sin necesitar nada de esto.
No le veo sentido. No veo una causa, un por qué definido para explicar la razón por la que me desperté a mitad de la noche con el sabor de sus labios en la punta de mi lengua y los recuerdos más nítidos que nunca en mi mente . No sé lo que estoy haciendo y , sin embargo, no puedo parar, tanto la tinta como los recuerdos fluyen libremente tomando forma por si solos.
Y esta crónica, se me hace imposible de evitar que se escriba. Así como el religioso se confiesa con vehemencia al cura yo, Hermione Granger, he de relatar mi secreto mejor guardado. Uno que tiene nombre y apellido, y una sonrisa que esconde más de lo que aparenta.
Sirius Black.
Bueno, cambié de argumento y título. Aunque sigue siengo cliché, sosillo y potencialemente patetico, bueno...al menos tiene un poco más de narración. Sólo un poco. Poquitito.
Luromar- Aprendiz de Víbora
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Re: Té para tres [Harry Potter]
¡Hola Luromar! Soy nueva, como tú, en esto. Veo que este relato lleva subido desde el 27 de junio. Quizá no debería comentar nada, pues hace ya dos meses.
Sin embargo, creo que sí está mejorado. Yo no voy a adentrarme en el estilo o si es más soso o menos; creo que expresa lo que quisiste escribir. No entiendo muy bien la pareja de Sirius y Hermione, pero lo respeto. Yo tengo también mis gustos.
Respecto a la ortografía, hay pequeñas cosas que se te escaparon, y por eso te quiero comentar:
“…sobre el pergamino casi pareciendome…” Es pareciéndome.
“…al venir a mi mente interminables péliculas…” Películas, es esdrújula.
“¿Quienes las necesita, cuando esta en nuestra mente todo el poder…” Quiénes lleva tilde porque está en una interrogación; y está lleva tilde porque es del verbo ESTAR.
“Se me hace imposible a mi…” Mí ahí lleva tilde porque es un pronombre personal, no un adjetivo posesivo.
“Mi padre me enseño que…” Enseñó, es un pretérito perfecto simple. Si dices enseño, es presente.
“…tomando forma por si solos.” Creo recordar que es por sí solos.
No sé si se me pasa algo más. Apenas tiene faltas, seguro son descuidos, pues nos pasa a todos. Así que ahí te dejo esta última revisión.
Por otra parte, me gusta cómo enlazas las reflexiones, creo que está bien escrito. Saludos.
Sin embargo, creo que sí está mejorado. Yo no voy a adentrarme en el estilo o si es más soso o menos; creo que expresa lo que quisiste escribir. No entiendo muy bien la pareja de Sirius y Hermione, pero lo respeto. Yo tengo también mis gustos.
Respecto a la ortografía, hay pequeñas cosas que se te escaparon, y por eso te quiero comentar:
“…sobre el pergamino casi pareciendome…” Es pareciéndome.
“…al venir a mi mente interminables péliculas…” Películas, es esdrújula.
“¿Quienes las necesita, cuando esta en nuestra mente todo el poder…” Quiénes lleva tilde porque está en una interrogación; y está lleva tilde porque es del verbo ESTAR.
“Se me hace imposible a mi…” Mí ahí lleva tilde porque es un pronombre personal, no un adjetivo posesivo.
“Mi padre me enseño que…” Enseñó, es un pretérito perfecto simple. Si dices enseño, es presente.
“…tomando forma por si solos.” Creo recordar que es por sí solos.
No sé si se me pasa algo más. Apenas tiene faltas, seguro son descuidos, pues nos pasa a todos. Así que ahí te dejo esta última revisión.
Por otra parte, me gusta cómo enlazas las reflexiones, creo que está bien escrito. Saludos.
Re: Té para tres [Harry Potter]
Gracias por tu crítica Venetrix. Estaba esperando que alguien comentara sobre mi pequeño, ejem, "escrito". La ortografía nunca ha sido lo mío así que era de esperar que tuviese errores en esa área pero me extrañó de que no le encontrases un gravísimo y fatal error. Yo que estaba segura de que había cometido cientos de esos.
Si alguien más quiere hacer una crítica...mi pequeño monstruo estará aquí, dispuesto y listo para ser despedazado.
Si alguien más quiere hacer una crítica...mi pequeño monstruo estará aquí, dispuesto y listo para ser despedazado.
Luromar- Aprendiz de Víbora
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