Necesito Beta para un One-Shot Original

EL OPORTUNISTA



Era un sábado de invierno, me dirigí como casi todos los fines de semana, a un pub en el que era habitual mi presencia ya que era de “un amigo,” con el que hacia poco tiempo había tenido una relación, más que amistosa y con el que aun mantenía un trato de simple dialogo.
Abrí la puerta, baje las pocas escaleras que había, me acerque a la barra, me extraño no ver a Antonio por allí, pregunte por él al camarero que siempre estaba, y me dijo que vendría mas tarde, pedí un cubata , me senté en un taburete mientras echaba un vistazo para ver quien había, algunos eran clientes que no había visto nunca, otros venían como yo todos los fines de semana, era un lugar tranquilo, con rincones en los que la luz era casi un recuerdo, en los que te podías meter mano sin problemas, rincones de los que yo procuraba estar lo más distanciada posible, donde te podías echar unas copas hablando relajadamente o escuchar música .
Me dije que estaría hasta las 8 y si venia Antonio para poder hablar con el me quedaría, hasta mas tarde y si no me iría.
Pasado un rato llego Pedro, su hermano, estuvimos hablando y bebiendo, el disjokey puso música lenta y estuvimos bailando un buen rato que se me hizo agradable.
Serian algo menos de las 8 de tarde, Antonio no venia, yo ya iba un poco alegre, así que, mirándolo a la cara le dije que me marchaba, a lo que me respondió que el también, y que me llevaba a donde yo quisiera, pero antes, tenia que coger, no se cosa en la oficina, a mi no me importo puesto que aun era pronto para ir a casa.
Nos encaminamos hacia la salida, nos despedimos con la mano del camero, y nos fuimos, subimos a su coche, dentro del coche me dijo que tenia que coger unos papeles necesarios de su despacho y que no tardaríamos mucho, lo cual no me termine de creer del todo.
Yo no era tonta, imaginé lo que quería, había salido con su hermano algún tiempo atrás y entre hermanos, alguno de nuestros escarceos le contaría, y yo algo conocía a Armando y para lo asuntos de mujeres eran idénticos, pero este estaba de mejor ver. Era de los que cuando te acostabas con el, se acabó, tenía que estar muy colado por alguien para continuar. Además me pareció adivinar en su mirada una buena dosis de deseo y excitación lujuriosa, que tuvo sus efectos en mi libido haciendo que me mojara ligeramente, ya que hacia cierto tiempo que lo tenía en el dique seco y que además una no es de piedra.
Ya en la oficina vuelta por aquí vuelta por allá, haciéndose el remolón y diciendo que no lo encontraba. Se acercó con dos vasos pidiéndome y pidiéndome que me quitara el abrigo, mientras observé el sitio y si no recuerdo mal, había una mesa, unas sillas, y un sofá pequeño, que parecía bastante acogedor (aunque si pudiera hablar…..), me senté en el. Se aproximó con los dos vasos, llenos de “no sé qué”, me dio uno y, bebí un sorbo, y aún saboreándolo me lo cogió, de la mano con suavidad pero con firmeza, como el que sabe lo que quiere. De de pronto se acercó para besarme, me imagine, que en el bar no lo hizo para que la gente, que nos conocía no se lo dijeran a su hermano, aunque el que nos vieran salir juntos, y se lo comentaran no era problema mío, que le que le contaran lo que quisiera. Yo, ya no salía con él y por lo tanto era libre.
Nos besamos, sentía como su lengua recorría mi boca, sus manos recorrían mi cuerpo, que deseoso de caricias y sexo, empezaba a dar gritos de excitación. Esto eran tan evidente que comenzó a desabrochar los botones de mi blusa, lo que hizo que mi deseo aumentara, yo tampoco estuve quieta, comencé a desabrocharle la camisa, note que su mano, me tocaba el pecho por encima de sujetador, y me lo acariciaba sin dejar de besarme, lo cual, empezaba a excitarme , más de lo que para el sentido común era el punto de no retorno, sus manos me fueron quitando la blusa, cuando terminó con ella, fueron bajando hasta meterse, por debajo de la falda, me separó suavemente las piernas buscando alcanzar mi entrepierna, posando su mano, en mi pubis, acariciándolo por encima de la braguita, sacó la mano para a continuación deslizarme la cremallera de la falda, y despojarme de la falda, y quedándome en ropa interior ante su mirada, excitada y lujuriosa contemplando mi cuerpo terso, joven, caliente, tan deseado que se ofrecía ante él, a continuación me situé enfrente, terminando de quitarle la camisa, comencé a desabrocharle, el pantalón buscando eso, que tenia allí debajo que tanto empezaba a desear y que estaba luchando por salir, buscando, donde esconderse, y yo sabia donde se iba a esconder, (para que negar la evidencia del momento). Le pase la mano por encima del slip, comprobando lo que la vista me decía era real, estaba excitado y bien, a tenor de lo que allí se palpaba, le cogí de las manos tire de ellas, haciendo que se pusiera de pie, ahora frente a mi, volví a pasar las manos por encima de su abultado paquete, sujete el pantalón por la cintura y se lo fui bajando, cuando lo tenia por los tobillos, volví a por su slip, que también, fui bajando con premeditada lentitud, haciendo que su excitación se incrementara aún mas si cabe, me incliné para descubrir, aquel falo, y le fui dando besos, lo tenia, tan cerca de mi cara, palpitando de ganas, que me dio la tentación de comérmelo todo. Ahora fue él fue quien se separó, un poco de mi para quitarse los pantalones y la ropa interior, cuando se pudo deshacer, de todas las prendas rodeándome con sus brazos me besó y me lamió boca, cuello, hombros mientras desabrochaba el sujetador y dejándolo caer, lo que hizo que yo me pusiera a cien, sentí que sus manos se colaban bajo mi braga y acariciaba mi pubis y presionaba mi clítoris estimulándolo. Descendió la braguita por mis piernas, y me sentó en el sofá, y me la terminó de quitar, mis manos buscaron su pene, lo rodearon, mientras le frotaba y presionaba dándole un buen masaje, me tumbó sobre el sofá, mientras sacó de su cartera un profiláctico y se lo puso sobre su erecto pene.
Separo mis piernas suavemente para tumbarse sobre mí, comenzó a comerme la boca, el pecho, ombligo, y cuando volvió otra vez a la boca, metió dentro de mi sexo húmedo y caliente, es pene que había estado entre mis manos y que se había puesto como piedra, me penetró hasta lo más profundo de mi ser, entrando y saliendo con vigorosos empujones una y otra vez.
Irremediablemente, entre gemidos y movimientos de pelvis en unos minutos alcance un orgasmo, y él en unas cuantas arremetidas más tarde, con mayor intensidad descargó, todo su semen, dejando escapar un gemido de placer, apoyo su cabeza, en mi hombro respirando agitadamente, cuando su respiración, se hizo mas acompasada, se sentó en el sofá ayudándome a incorporarme, estiro la mano cogiendo el paquete de cigarrillos, me ofreció uno que yo acepte, él cogió otro, nos lo encendimos, estuvimos allí fumando, y contemplando nuestros cuerpos, todavía temblorosos, callados durante unos minutos. Mire el reloj, y le comente que era hora de irnos, él fue al baño, para quitarse el profiláctico mientras yo me fui vistiendo, cuando salió, se vistió, apagamos luces, y salimos a la calle, y nos dirigimos al coche. Por el camino no comentamos nada, pero los dos sabíamos que aquello, no se volvería a repetir así que simplemente, nos despedimos me dejó en casa, y hasta la fecha no he vuelto a saber nada de él.

Luego reflexioné, y no se si hice bien, en acostarme con él, pero cuando el cuerpo pide, hay que dárselo, y a mi que me quiten lo bailao.